La Policía conoce la identidad de los ‘okupas’ e intentará ejecutar un desalojo de urgencia
DANIEL MARTÍN. EL MUNDO.- El distrito de Tetuán vive un clima de máxima tensión desde que un grupo de neonazis okupara el pasado 18 de agosto un edificio en la calle Juan de Olías, junto a la parada de Metro Estrecho. Esta zona tiene un alto índice de población inmigrante y además cuenta con el centro social, La Enredadera, de tendencias políticas opuestas y situada a tan sólo cinco calles del bautizado como Hogar Social Ramiro Ledesma, donde se da cobijo y alimento sólo a españoles.
La Delegación de Gobierno ha decidido tomar cartas en el asunto y la Policía Nacional presentará hoy mismo un informe ante el juez para intentar acelerar un desalojo «de urgencia» en el edificio. En el documento quedarán reflejadas todas las denuncias que se han emitido desde numerosos colectivos, tanto asociaciones vecinales, como partidos políticos, que evidencian el clima de conflicto que se vive en el distrito.
El desalojo sólo se producirá si el juez lo ordena, aunque ya se han abierto los cauces necesarios, ya que la propiedad del inmueble, una asociación de empresarios chinos entre los que se encuentra Gao Ping, imputado en el Caso Emperador, denunció la okupación ante la justicia hace unos días.
La Policía no quiere que la presencia de este colectivo de ultraderecha, compuesto por unos treinta miembros, algunos de ellos ligados al partido político Movimiento Social Republicano, se prolongue más en el tiempo. Por trámite ordinario un desalojo de estas características tardaría en producirse entre 15 y 17 meses después de que el juez diera la orden.
La Brigada de Información de la Policía Nacional está trabajando en la seguridad del barrio y, según informan fuentes policiales, conoce perfectamente la identidad de los okupas de la extrema derecha.
Los incidentes se han venido produciendo en el barrio desde el primer momento, tanto por radicales de izquierdas como de derechas. El último de ellos, cometido ayer contra un varón dominicano de 41 años, que relató cómo un grupo de cinco skinheads ataviados con máscaras le habían asestado una puñalada, fue desmentido ayer a EL MUNDO por fuentes policiales, que explicaron que se había caído al suelo debido a su estado de embriaguez y se podría haber cortado con un cristal u otro objeto que hubiera en el suelo.
Algunos colectivos denunciaron otras dos agresiones neonazis la semana pasada, sin que ninguna de ellas fuese denunciada a la Policía, al menos en los días inmediatamente posteriores. Una contra un chileno de 22 años al que le habrían propinado una paliza entre «cuatro o cinco neonazis», la otra habría sido casi idéntica, aunque esta vez cometida contra un antifascista que repartía octavillas sobre un acto en el centro social okupa La Enredadera en el que se presentó un nuevo colectivo llamado Tetuán Obrero y Antifascista.
Los ataques sufridos por los neonazis se han producido sólo contra el edificio okupado, sin que ninguno de ellos resultara herido. Se utilizaron objetos como piedras o cócteles molotov, que no llegaron a incendiarse, así como un líquido inflamable que provocó un pequeño incendio que afectó a una de las puertas del inmueble.
La Policía Nacional ha desplegado un dispositivo preventivo para intentar evitar que se sigan produciendo episodios de este tipo. Han establecido patrullas de vigilancia en torno a la casa okupa neonazi, tanto estáticas como dinámicas, llevadas a cabo por agentes de la Unidad de Intervención Policial, la Brigada de Seguridad Ciudadana y la Brigada de Información.
La escalada de violencia ha desatado la indignación de los principales partidos de la oposición. IU pidió la comparecencia del consejero de Asunto Sociales,Jesús Fermosel, e indicó que la convivencia y la seguridad ciudadana, en este caso, «pueden convertirse en un polvorín de imprevisibles consecuencias».
El PSOE lamentó la pasividad del Ayuntamiento y la Delegación del Gobierno. Además, el Movimiento contra la Intolerancia y SOS Racismo pidieron la intervención de la Fiscalía y medidas inmediatas. Diversos colectivos vecinales también han manifestado reiteradamente su repulsa ante esta okupación y sus consecuencias.
