El menor habría tratado de elaborar una bomba durante el confinamiento
JUAN FRANCISCO ALONSO. LA VOZ DE GALICIA.– Internet ha vuelto a probar que es una herramienta útil para el terrorismo islamista, pues le permite captar seguidores y entrenarlos. Así ha quedado en claro en el Reino Unido, donde la Justicia británica está procesando a un adolescente, de apenas 14 años, que está acusado de preparar una bomba durante el confinamiento impuesto por la pandemia del covid-19.
El muchacho, cuya identidad no ha sido revelada, fue aprehendido hace unas semanas por la policía en la localidad de Eastleigh (a unos 100 kilómetros al suroeste de Londres). La aprehensión se produjo después de que varios trabajadores sociales expresaran su alarma por sus intereses y algunos comentarios machistas, homofóbicos y discriminatorios.
Al revisar la habitación del joven, las autoridades hallaron en su armario un cuchillo, una copia del Corán, papel de aluminio, lejía, pesticida, tornillos y recipientes, según reveló este martes la fiscala Anne Whyte en el inicio del juicio contra el adolescente.
La representante del Ministerio Fiscal no dudó en calificar este caso de «inusual», pues a la corta edad del acusado este desarrolló «puntos de vista extremistas y radicales, asociados con la organización terrorista Estado Islámico».
Durante la vista celebrada ayer, Whyte aseguró contar con evidencias para probar que el adolescente utilizó el confinamiento para investigar en Internet cómo hacer explosivos y utilizó la cuenta que su madre tiene en Amazon para adquirir algunos de los componentes para hacer una bomba.
Abundantes pruebas
Si lo anterior no fuera suficiente, la fiscala informó que al revisar tanto el móvil como el ordenador del chico hallaron más evidencias que lo incriminan. Entre ellas un vídeo que grabó y en el que afirma que quiere ser «un mártir» y llama a los musulmanes a aplicar la Sharia (ley islámica). Tras revelar que no tiene pruebas para acusar a alguien de guiar al joven hacia el «Islam radical», Whyte dejó en claro al tribunal que el acusado se habría expuesto a esa visión extremista de su fe.
El caso ha vuelto a poner sobre la mesa el riesgo de que los jóvenes musulmanes británicos se radicalicen y terminen abrazando el terrorismo, como ocurrió con los perpetradores de los ataques ocurridos en el puente de Londres el pasado mes de noviembre o el de Streatham en febrero.