El organismo internacional asegura sentir “indignación” y anuncia una investigación para identificar y castigar a los culpables
JOSÉ NARANJO. EL PAÍS.- Más de 50 mujeres han denunciado haber sido objeto de explotación sexual por parte de trabajadores de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y otras organizaciones humanitarias durante la respuesta a la epidemia de ébola que afectó al noreste de la República Democrática del Congo (RDC) entre 2018 y junio pasado. El escándalo lo ha destapado la agencia de noticias The New Humanitarian. La OMS ha anunciado la apertura de una investigación y recuerda su política de “tolerancia cero” contra toda forma de abuso o explotación sexual.
La mayor parte de las 51 mujeres citadas por The New Humanitarian, una agencia de noticias independiente y sin ánimo de lucro especializada en investigar la ayuda humanitaria, aseguraron que hombres que trabajaban para diferentes organizaciones internacionales, entre ellas la OMS, les propusieron mantener relaciones sexuales a cambio de trabajo y les rescindieron el contrato si se negaban. Algunas de ellas, que trabajaban como cocineras, limpiadoras y agentes comunitarias de salud, fueron agredidas en oficinas y hospitales e incluso encerradas en habitaciones para forzarlas.
El informe explica que no se atrevieron a denunciar por miedo a ser despedidas o por vergüenza y que dos de ellas quedaron embarazadas a consecuencia de estos hechos. La mayoría de las mujeres entrevistadas, que reportaron haber sufrido estos abusos en repetidas ocasiones, ganaban entre 40 y 80 euros al mes por su trabajo en la respuesta al ébola, lo que supone aproximadamente el doble de lo que ingresaban normalmente al mes. La mayor parte de los casos se produjeron en la ciudad de Beni, uno de los epicentros de la citada epidemia de ébola.
La OMS ha reaccionado a través de un comunicado en el que asegura que tanto sus dirigentes como trabajadores están “indignados” por unos hechos que considera “inaceptables” y que fueron cometidos, según asegura, por “personas que se identificaron como trabajadores de la OMS”. En este sentido, la agencia de NNUU ha anunciado la apertura de una investigación exhaustiva para determinar la identidad de los agresores en cada denuncia y hacerles rendir cuentas. “Se enfrentarán a graves consecuencias, incluido su despido inmediato”, añade la nota. “La traición a personas de las comunidades a las que servimos es reprobable. No toleramos este tipo de comportamientos ni en nuestro personal ni en nuestros contratistas o socios”, explica este organismo.
Un informe del pasado mes de enero elaborado por la ONG Care International ya alertaba de la existencia de este tipo de abusos. “Mujeres entrevistadas aseguran haber sufrido explotación sexual, especialmente sexo a cambio de trabajo”, recoge este documento. “Existen numerosos indicios de que hombres en puestos de decisión se han aprovechado de su posición de poder para someter a mujeres a abusos sexuales como un requisito previo para conseguir un empleo o recibir su salario”, continúa el informe de Care International.
La respuesta a la epidemia de ébola que afectó al noreste de la RDC entre agosto de 2018 y junio de 2020, la peor que ha sufrido este país y la segunda más grave de la historia con 2.287 muertos, ha estado envuelta en la polémica. El ministro de Salud congolés encargado de liderar la respuesta durante los primeros meses, Oly Ilunga, fue destituido y encarcelado hace un año por malversación de fondos destinados a combatir el brote. El total de la inversión para hacer frente al ébola se elevó a unos 600 millones de euros en una zona golpeada por el conflicto y la pobreza. Ello generó la emergencia del llamado Ébola business, toda una serie de negocios y corruptelas que afectaron de manera intensa a la propia respuesta.
Alquiler de edificios y automóviles, compra de materiales y suministros, contratación de personal, negociación de contratos millonarios, pago a grupos armados o al Ejército por permitir el acceso a determinadas zonas, sobornos a líderes locales. El Ébola business, que ha sido denunciado por varias organizaciones en los últimos años, ha estado detrás incluso de las agresiones sufridas por trabajadores humanitarios. Según aseguró el experto de la OMS Gary Kobinger a The New Humanitarian, “no es algo exclusivo de esta epidemia, pero nunca había visto tanta malversación ni dinero mal asignado como en esta ocasión”.