“A los estadounidenses se les debe enseñar a estar orgullosos de su país”, argumentó el mandatario al firmar el decreto contra los conceptos “que causen división”
INFOBAE.- El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, emitió una orden ejecutiva el martes con la que prohibió al ejército, a los contratistas que dan servicio al gobierno y a los beneficiarios de subvenciones federales recibir cierta formación sobre diversidad.
La orden pone frento a todos los “conceptos que causen división”, prohibiendo las afirmaciones de que Estados Unidos es “fundamentalmente racista o sexista” o que cualquier individuo tiene “responsabilidad por acciones cometidas en el pasado por otros miembros de la misma raza o sexo”.
La resolución indica que los militares no se enfrentarán a ninguna pena por negarse a apoyar o creer en esos conceptos o ideas.
“A los estadounidenses se les debe enseñar a estar orgullosos de su país”, escribió Trump en Twitter después de que se emitiera la orden.
Psyche Williams-Forson, presidenta del departamento de Estudios Americanos de la Universidad de Maryland, dijo que la orden estaba claramente dirigida a complacer a un segmento de la base electoral de Trump, justo semanas antes de las elecciones presidenciales. “Es una manera de tranquilizar las mentes de las personas que no quieren enfrentarse al horror de sus antepasados”, apuntó Williams-Forson, añadiendo que la orden daría como resultado una reducción de la formación en diversidad en toda la Administración federal.
La medida llega en medio de la polémica de los últimos meses sobre el racismo en EEUU tras las muertes de varios ciudadanos afroamericanos a manos de la policía, incluida la de George Floyd, que murió el 25 de mayo en Minneapolis.
Desde entonces, muchas compañías estadounidenses han mostrado su solidaridad con la comunidad negra, prometiendo aumentar la diversidad entre los empleados y casi 2.000 millones de dólares en total para promover la justicia y la igualdad raciales.
Sin embargo, Trump y los políticos conservadores están molestos ya que consideran que se trata de una reescritura de la historia estadounidense, y han criticado el derribo de monumentos históricos del país por parte de los manifestantes.
El senador republicano Tom Cotton desató la polémica el pasado julio cuando atacó el Proyecto 1619 del New York Times, que busca hacer de la esclavitud un punto central de la historia estadounidense. Cotton se refirió a ese episodio de la historia como un “mal necesario sobre el que se crearon los sindicatos”.
La orden ejecutiva del martes se suma a la Comisión de 1776, creada por Trump para promover lo que él llama la “educación patriótica”.
“Al ver cada tema a través de la lente de la raza, quieren imponer una nueva segregación, y no debemos permitir que eso suceda”, dijo el presidente en un evento en Washington la semana pasada. “La cruzada contra la historia americana es una propaganda tóxica”. Según comentó este martes en Twitter, su intención es evitar el “adoctrinamiento” de empleados del gobierno con “ideologías sexuales y basadas en la raza”.
El 4 de septiembre, la Oficina de Administración y Presupuesto de la Casa Blanca emitió una nota que precedió a la orden del martes, en la que se indicaba que las agencias federales ya no podían usar el dinero de los contribuyentes para financiar “sesiones de propaganda antiestadounidense” que instruyeran sobre teorías raciales y el privilegio de los blancos o que “enseñaran que Estados Unidos es un país inherentemente racista o malvado”.