EURONEWS.- «Nunca pagaremos la indemnización». Con estas palabras Viktor Orbán, primer ministro de Hungría, se pronunciaba, sobre el escándalo relacionado con la segregación de los niños gitanos en las escuelas del país. Más concretamente en la localidad de Gyöngyöspata, a unos 70 kilómetros al este de Budapest.
El tribunal húngaro había aprobado indemnizaciones, por un total de 285.000 euros para los 60 exalumnos de este municipio. A pesar de la negativa, las autoridades húngaras ya han pagado la primera mitad.
Tras las declaraciones de Orbán negando esa indemnización, el caso se ha convertido en un debate nacional.
En 2004, el director de una escuela primaria, que luego fue despedido por abuso infantil, comenzó a separar a los estudiantes romaníes de los estudiantes locales. Justificó esta decisión asegurando que era debido a su mal comportamiento.
A partir de entonces, la segregación fue cada vez más estricta. Tenían prohibido el uso de la piscina y el gimnasio. Tampoco podían asistir a las excursiones de clase.
El sueño de Beatrix era ser peluquera, al final se ha convertido en funcionaria. Asegura que esto se debe a su pobre educación.
«Cuando el baño se atascó intentamos ir al del piso de los niños húngaros, pero los maestros nos lo prohibieron, decían que teníamos el nuestro», asegura la antigua alumna.
A pesar de que la escuela ha sido renovada y de que en teoría la discriminación ha terminado, las familias locales han sacado a sus hijos de la escuela, dejando solo 60 de los 120 estudiantes, todos ellos de ellos de etnia gitana.