La Fiscalía de Menores pide siete años de internamiento para un tercero, al que apenas le quedaban cinco días para cumplir los 18 años cuando tuvo lugar la agresión, en junio de 2018
ROBERTO R. BALLESTEROS. EL CONFIDENCIAL.- Hace ahora dos años, el joven Miguel Ángel F. G. se personó una madrugada en casa de una ‘amiga’ que vivía a pocos metros de su domicilio, en el municipio madrileño de San Lorenzo de El Escorial. El chico, entonces de 19 años, se había ganado durante los últimos días la confianza de su vecina, que sufría un grado de discapacidad intelectual del 65%, lo que la convertía a nivel mental en una niña de 12 años, y apenas tenía amigos. Ella le abrió la puerta, sorprendida de que el chaval se presentara a esas horas. Ambos hablaron unos minutos y en seguida aparecieron dos colegas del joven, Mohamemd B. L. y Sohaeb E. F., que había saltado la valla de la casa antes de llamar.
Así describió la propia víctima en su declaración judicial el comienzo de aquella noche para olvidar. «Se habían tomado algo y se les notaba», explicó antes de detallar que los dos últimos visitantes —«los dos moritos», como les llamó— empezaron a revolver todos los cajones, la agarraron con fuerza cuando ella trató de impedírselo, la manosearon por todo el cuerpo y la violaron durante media hora. «Yo les dije que no quería, estaba temblando y les decía que no todo el rato«, insistió la chica una y otra vez durante la mencionada declaración, que prestó ante los agentes de la Policía Judicial de la Guardia Civil el 12 de enero de 2019, un testimonio que ha marcado una instrucción de dos años que acaba de terminar.
El Juzgado de Primera Instancia 1 de San Lorenzo de El Escorial ha procesado ahora a dos de los supuestos agresores, los que habían cumplido la mayoría de edad cuando tuvieron lugar los hechos, Miguel Ángel F. G. y Sohaeb E. F. El tercero, Mohamed, al que le quedaban apenas cinco días para cumplir los 18 años cuando se produjo la violación, está siendo investigado por la Fiscalía de Menores, que ha pedido una condena de siete años de internamiento para él. En su auto de procesamiento, el juzgado considera indiciariamente probado que aquella madrugada de junio de 2018 los dos primeros «agarraron cada uno de un brazo» a la víctima «para que el tercer participante, menor de edad, la penetrara contra su voluntad exteriorizada».
Durante su estancia en la casa, continúa el escrito judicial, «los encausados se apropiaron de varios efectos». En concreto, sustrajeron dos cámaras de fotos, un reloj, un terminal de telefonía móvil, dos altavoces inalámbricos y dinero en efectivo. «Los hechos revisten los caracteres de un delito de agresión sexual, en su modalidad de violación, y otro de hurto», describe el Juzgado de Primera Instancia. Durante varios meses, de hecho, el robo pareció ser lo único que había ocurrido.
En concreto, en los seis meses posteriores a la violación, el único hecho delictivo que figuraba en el Juzgado 1 de El Escorial fue el hurto. El padre de la víctima se percató de que faltaban cosas en casa y su hija le confesó que habían sido Miguel Ángel, Mohamed y Sohaeb, que habían estado en casa unos días antes y que se habían llevado cosas. Según el testimonio de la propia joven meses después, esta no comunicó a su padre en un primer momento que había sido agredida porque sentía vergüenza. De hecho, también escondió los moratones y el dolor que sufrió durante días en sus partes íntimas, como ella misma relató a su madre una vez pasaron siete meses de la noche de los hechos.
La joven ha permanecido en estado de ‘shock’, ha sufrido un incremento de su discapacidad de un 5% y ya no sale de casa ni para tirar la basura
Fue tras la confesión ante su madre cuando esta última se trasladó hasta el juzgado para ampliar la denuncia más allá del robo. La inclusión del delito de agresión provocó entonces que el juzgado ordenara la detención de los tres jóvenes, que sin embargo pronto serían puestos en libertad sin fianza. Mohamed, el menor, también fue puesto en libertad provisional por la Fiscalía de Menores, que instruye su caso en paralelo al del Juzgado 1 de El Escorial, que se centra en los dos mayores de 18 años.
Los autos de puesta en libertad fueron acompañados de sendas órdenes de alejamiento que prohibían a los acusados acercarse a menos de un kilómetro de la víctima o de su domicilio, extremo que al menos dos de ellos han incumplido sistemáticamente durante estos dos años de instrucción, ya que ambos residen a algo más de 100 y 300 metros de la casa de la familia de la chica. Fuentes de esta última, de hecho, explicaron a El Confidencial el pasado septiembre que la joven ha permanecido en estado de ‘shock’ durante mucho tiempo, que en estos dos años ha sufrido un incremento de su discapacidad de un 5% y que ya no sale de casa ni para tirar la basura. Mientras tanto, se quejan desde el entorno familiar, «los tres acusados campan a sus anchas por el barrio», se van de fiesta y no tienen reparo alguno en pasar por delante del domicilio.
Vídeos en redes sociales
Los jóvenes acusados y el que era menor cuando tuvo lugar la agresión incluso han grabado varios vídeos durante los últimos días y los han distribuido a través de las redes sociales, como ha podido comprobar El Confidencial. En las imágenes, aparecen ellos mismos defendiéndose de unos supuestos ataques verbales que dicen estar recibiendo procedentes de algunos vecinos de El Escorial, extremo que no ha podido confirmar este periódico. Los jóvenes también se bajan los pantalones en los mencionados vídeos y no paran de decir tacos al tiempo que llaman la atención sobre la necesidad de esperar a que haya sentencia para que les condenen también públicamente.
El procesamiento de los dos jóvenes viene a confirmar la credibilidad que los especialistas de la Guardia Civil dieron al testimonio de la agredida
El procesamiento de los dos jóvenes viene a confirmar la credibilidad que los especialistas de la Guardia Civil dieron al testimonio de la agredida, cuyo relato está amparado también por el Equipo Técnico Psicosocial del Tribunal Superior de Justicia de Madrid, que elaboró un informe forense a petición del Juzgado 1 de El Escorial. El mencionado informe establece que la declaración prestada por la víctima ante los investigadores de la Unidad de Policía Judicial es válida y creíble. Añade además que no conviene interrogar de nuevo a la chica por dos motivos: para evitar volver a victimizarla, por un lado, y porque «es previsible que no solo no se recabe más información, sino que la que se pudiese dar no fuera de calidad o estuviera contaminada», por otro. El Confidencial ha accedido al sumario del procedimiento judicial, que narra con todo detalle la violación. Por respeto a la víctima y a su familia, sin embargo, todos estos pormenores han sido obviados en esta información.