Carlos Martínez Gorriarán denuncia que la Universidad del País Vasco trata de «desacreditarle» por puro «odio ideológico».
MARCOS ONDARRA. EL ESPAÑOL.- La Universidad del País Vasco (UPV) ha creado un comité abertzale, integrado por un antropólogo que fue miembro de ETA, para aprobar a una alumna que había sido suspendida por un profesor constitucionalista.
El caso ha sido denunciado por el profesor afectado, Carlos Martínez Gorriarán, que asegura que la universidad creó una Comisión de Reclamaciones ad hoc para «aprobar con un 6,5 a la única alumna que había suspendido mi asignatura Filosofía y Literatura, de entre 55 alumnos y alumnas».
En conversación con EL ESPAÑOL, el profesor denuncia que la universidad ha incurrido en «un fraude de ley«. Y lo explica pormenorizadamente: «La normativa dice, en el artículo 22, que para las Comisiones de Reclamación se debe nombrar a docentes del Área. Por tanto, esta comisión debería ser aprobada por el Área de Estética, no el de Antropología».
Para más inri, el antropólogo que ha formado parte de la Comisión de Reclamaciones es Pío Pérez Aldasoro, antiguo miembro de la banda terrorista ETA.
«La excusa es que la alumna ha reclamado en euskera, aunque la asignatura es en castellano«, sostiene Gorriarán, que asegura que supendió a la alumna «por el contenido de su trabajo»: «No pretendí que cambiara su forma de pensar, si no que pensara bien».
Cuando se creó la Comisión de Reclamaciones, el maestro elaboró el informe pertinente y adjuntó los correos intercambiados con la alumna, en la que ésta acusaba a su profesor de «no ser nadie para discutir sus ideas». Este informe demostraba que la reclamante no había aprobado el teletrabajo que se le pedía ni se había presentado al examen ordinario.
– ¿Por qué cree que han puesto todos los medios para aprobar a la alumna?
– Tratan de desacreditarme. Es evidente lo que hay de fondo: un odio ideológico hacia mí y hacia lo que represento.
Ahora, el profesor de Filosofía de la UPV ha registrado un recurso contra lo que él llama un «Aprobado Ideológico Regalado», aunque no es excesivamente optimista con que prospere: «Las vías internas de reclamación no sirven para nada, pero la judicial no es mucho mejor en estos casos». Por eso cree conveniente denunciar públicamente lo sucedido.
El profesor
Carlos Martínez Gorriarán (San Sebastián, 1959) es profesor de Filosofía en la Universidad Pública del País Vasco desde 1992. En esa época, defender la libertad de Cátedra y ejercerla suponía, literalmente, jugarse la vida. No en vano, en el año 2000 hubo de abandonar la universidad a petición de ésta, por miedo a un posible atentado cuando Gorriarán vivía amenazado por la banda terrorista ETA.
En 2002, Gorriarán fue uno de los 42 profesores de la UPV que firmaron un manifiesto denunciando que ésta estaba sometida por una «red mafiosa que apoya, justifica y explota el terrorismo en su propio beneficio, sin que su colaboración con ETA haya sido perseguida como se debe».
Tras una incursión en la política que le llevó a ser diputado por UpyD entre 2011 y 2015, el profesor de Filosofía volvió a la universidad vasca en 2016. En la actualidad, denuncia que la UPV está controlada por pequeños grupos organizados en los que confluyen «el mundo de ETA, Podemos y, en mi departamento más concretamente, afines a la ideología de género».
– ¿Es fácil ser profesor constitucionalista en la UPV?
– Somos una especie en peligro de extinción. Ya vimos cómo este año le negaron la condición de profesor emérito a un grande como Francisco Llera.
«Odio ideológico»
El «odio ideológico» que denuncia Gorriarán extiende sus raíces por toda la educación pública vasca, aunque se concentra de un modo preocupante en la Universidad del País Vasco (UPV). No en vano, el campus de Álava aparece desde hace años en los radares de distintos cuerpos de seguridad como epicentro de actividad violenta relacionada con la izquierda abertzale.
El pasado mes de diciembre, fue muy criticada por organizar una charla en la que intervino el etarra José Ramón López de Abetxuko y el abogado de la banda terrorista Txema Matanzas.
En febrero de 2019, el auditorio del campus de Leioa (Vizcaya) amparó otra charla polémica, esta vez en favor de Stalin. «En defensa de Stalin» fueorganizada por la Juventud Marxista-Leninista (Reconstrucción Comunista) y dirigida a los jóvenes, tanto estudiantes de la universidad como público en general.
En noviembre de 2018, David Chamorro -joven estudiante de Historia- fue apaleado en el campus de Álava por una quincena de abertzales encapuchados que le propinaron una brutal paliza al grito de «español de mierda». Hace menos de un mes, la causa fue archivada.
Txema Portillo, profesor de Historia Contemporánea en la Universidad del País Vasco, criticó en su día la actitud de «contemplación» del campus de Álava tras el ataque al alumno constitucionalista: «Ven lo que pasa, lo sienten mucho y no hacen nada. No me sorprende que hayan dado una paliza a un estudiante porque el rectorado no ha tomado ninguna medida proactiva para acabar con la escalada de violencia que sufre el campus de Álava».
«A la larga quien pagará más cara esta degeneración imparable es la sociedad, que financia con sus impuestos instituciones refugio del odio ideológico, y los buenos estudiantes, cuyos títulos se devalúan inevitablemente por el enchufismo y el aprobado regalado a los malos», reflexiona Martínez Gorriarán.