La pandemia por COVID-19 en Latinoamérica ha dejado a miles de migrantes de Venezuela sin trabajo, exentos de ayudas sociales, desalojados, varados en las fronteras y víctimas de racismo
KIARA HURTADO. LA RAZÓN.– Después de huir de la crisis socioeconómica que acecha a Venezuela desde hace más de cinco años, hoy solo piden regresar. La pandemia por COVID-19 ha dejado a esos “valientes emigrantes” sin trabajo, exentos de ayudas sociales, desalojados, varados en las fronteras, y lo más preocupante, como víctimas de xenofobia.
Las ganas de superación llevó a una gran mayoría de emigrantes a trabajar en las calles y en la informalidad, esto les era suficiente no solo para sobrevivir sino también para enviar remesas a sus familias en Venezuela, hasta que la imposición de las cuarentenas acabaron con todo.
Los países latinoamericanos, hoy hacen un gran esfuerzo económico para sobreponerse a la crisis por el paso del coronavirus; muchos han presupuestado otorgar bonos o ayudas a sus ciudadanos de bajos recursos, en los cuales, los migrantes de Venezuela no tienen prioridad.
Bajo este parámetro, muchos venezolanos ya no ven más oportunidades y han decidido regresar a su país; sin embargo, la situación nuevamente no les juegan a favor. Por un lado, las restricciones fronterizas les impiden una salida digna y por otro, muchos se enfrentan una realidad tan extrema de pobreza en la que no pueden pagar un transporte ni solventar un día más.
No hay suficiente presupuesto para todos
En Chile, el canto de su himno nacional es su única fuente de esperanza, cerca de 300 venezolanos llevan semanas haciendo largas colas afuera de su embajada. Esto se repite en varios países e incluso en las fronteras de Bolivia o Colombia.
Por ahora, ellos continúan pidiendo ayuda a las autoridades a través de diferentes medios, con el objetivo de obtener una forma de regreso; sin embargo, en medio de la crisis, los países sudamericanos se ven superados por tantos puntos de quiebre y no han podido hacer frente.
Hace solo un mes en Colombia, la alcaldesa de Bogota, Claudia Lopez, fue acusada de fomentar la xenofobia por replicarle al presidente la imposibilidad de seguir ayudando económicamente a los extranjeros. “Pagamos parto, nacimiento, salud, jardín, colegio. Qué pena que lo único que no podemos pagar es el arriendo (a los inmigrantes) y para eso pedimos un poquito de ayuda”, manifestó la alcaldesa en una comparecencia pública.
Por su parte, una vendedora chilena en las calles de Santiago manifestaba su indignación argumentando que es “inaceptable que los gobiernos les otorguen ayudas a ellos mientras ni siquiera nos llegan las ayudas a nosotros”, dijo. Esta es una realidad que se replica en casi todo Latinoamérica y amplia el sentimiento xenófobo, pues muchos ciudadanos consideran que los gobiernos deben responder primero con los nacionales.
Por uno pagan todos
Otro de los problemas que incrementa la brecha social entre los migrantes venezolanos y los ciudadanos de los países vecinos, es en respuesta a la delincuencia. La imagen del inmigrante de Venezuela ha visto dañada gracias a algunos malos elementos que han generado miedo tras cometer actos delictivos.
En Ecuador, Daniel Regalado, dirigente de la Asociación de Venezuela en el país, reportó que desde 2019 se producía la cuarta ola de xenofobia ecuatoriana. Este acto se dejaba notar en sectores como los extremos norte y sur de Quito, además de los valles de Cumbayá, Tumbaco y Los Chillos. “Son acusados de cualquier delito, los insultan y amenazan. Además, hay fiscales y policías que actúan con prejuicio al momento de investigar a venezolanos”, manifestó Regalado ante -Primicia- un diario local.
En Perú, ocurre una situación similar, la cual se ha agravado progresivamente a niveles alarmantes. En el país se ha reportado casos de agresión por parte de peruanos a venezolanos, después de que el Gobierno identificara a bandas organizadas y deportara a miles de ellos por actos criminales.
Los índices de delincuencia que acumularon los migrantes llevó al Gobierno a implementar, a inicios de este año, un área específica en la policía especial, la cual se dedica específicamente al combate de infractores extranjeros (particularmente a los venezolanos).
En total fueron cerca de cinco millones de venezolanos quienes salieron en busca de mejores oportunidades. La pandemia ha detenido los sueños de superación de muchos inocentes, y hoy, solo ruegan por ayudas (comida, un techo o dinero) para sobrevivir, mientras logran volver a su país.
Ante el grito de auxilio, la directora de Relaciones Consulares de Venezuela, Eulalia Tabares, explicó este fin de semana al diario digital -RT- que el país está centrándose principalmente en Chile, Ecuador y Perú, «pues son los países con mayor flujo de venezolanos y con situaciones más difíciles. Posteriormente, la funcionaria aseguró que se ampliará la ayuda a Panamá, Argentina, República Dominicana y México, donde también hay gente que pide regresar.
Hasta el momento, Maduró afirmó que se han enviado 24 vuelos humanitarios, con los que se han repatriado a 1.148 venezolanos. Asimismo, aseguró que la cifra irá en incremento en las próximas semanas.