NACIONES UNIDAS.- Muchos son incapaces de cubrir sus necesidades básicas, están sufriendo falta de vivienda y comida mientras son sometidos cada vez más a la xenofobia en sus países de acogida. La situación les ha obligado a algunos a regresar a Venezuela, potencialmente de forma irregular y peligrosa debido al cierre de fronteras como medida de prevención del coronavirus.
La pandemia de coronavirus está haciendo que muchos refugiados y migrantes venezolanos “tengan dificultades para sobrevivir”, alertó el representante de la ONU, Eduardo Stein.
Un informe de la plataforma regional para atender a los venezolanos señala que muchos ahora “son incapaces de cubrir necesidades básicas” y de “cumplir con las medidas de cuarentena y distanciamiento social”. Aquellos que se encuentran en situación irregular y sin documentación quedan fuera de los programas de salud y los beneficios sociales.
Y es que desde el brote de COVID-19, los refugiados y migrantes de Venezuela se enfrentan ahora a numerosos desafíos, incluida la pérdida de medios de vida, los desalojos y el aumento de la estigmatización.
“El coronavirus está presionando a nuestras sociedades de formas que nunca hubiéramos imaginado. A los refugiados y migrantes venezolanos, la pandemia los expone a dificultades aún mayores, ya que muchos ahora luchan por sobrevivir, lejos de casa. Los venezolanos en toda la región ahora se enfrentan al hambre, la falta de acceso a la atención médica, las perspectivas de la falta de vivienda y la xenofobia», aseguró Stein en un comunicado.
Cada vez más vulnerables, muchos también corren el riesgo de quedar expuestos a la violencia de género, la estigmatización, la explotación y el abuso, explicó el representante.
“Un número creciente de venezolanos no tiene más alternativa que considerar la vuelta a Venezuela de una forma irregular y potencialmente peligrosa que conlleva riesgos de salud significativos” para toda la región, asegura el informe.
Colombia y Perú informaron su primer caso confirmado de coronavirus el 6 de marzo. Ambos países adoptaron medidas preventivas poco después. El 15 de marzo, el gobierno de Perú declaró el estado de emergencia, cerró sus fronteras e impuso obligatoriamente autoaislamiento para toda la población a partir del día siguiente.
Colombia selló su frontera con Venezuela el 14 de marzo, mientras que otros cruces fronterizos hicieron lo mismo y declararon cuarentena obligatoria en todo el país a partir del 25 de marzo. Los actores humanitarios en la región han estado trabajando para adaptar sus actividades a la situación actual.