Ni la alarma por el virus detiene del todo la inmigración: las entradas irregulares han descendido solo un 32%

| 20 abril, 2020

Aunque las llegadas de pateras a las costas andaluzas caen durante el estado de alarma, las entradas por Canarias han crecido más del doble

GABRIELA SÁNCHEZ. ELDIARIO.ES.- Una noche más de abril durante el confinamiento, mientras las calles lucen desiertas y el 90% de la población permanece en casa, cuarenta y tres personas piden auxilio desde el mar al país con más casos detectados de COVID-19 en Europa.

Aunque la cifra total ha descendido, el coronavirus no ha paralizado las llegadas irregulares a las costas españolas, especialmente la ruta de Canarias, donde el flujo de hecho se ha intensificado. Según los datos de Interior, 829 personas han accedido al país a través de la vía terrestre y marítima desde el inicio del estado de alarma, entre el 15 de marzo y el 15 de abril. Esta cifra supone un descenso de alrededor de un 32% con respecto a las cuatro semanas anteriores a la cuarentena obligatoria (entre el 15 de febrero y el 15 de marzo).

La mayor parte de quienes han llegado al país durante el estado de alarma, 551 migrantes, lo han hecho a través de las Islas, el camino más activo en lo que va de año, que no ha visto reducido su flujo desde el comienzo de las restricciones del movimiento ligadas a la pandemia. Durante el mes de confinamiento, el flujo por esta ruta se ha incrementado en un 148% con respecto a las cuatro semanas anteriores.

«La ruta de Canarias continúa», confirman desde el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur). «Aunque, aumenta poco a poco, la tendencia al alza se mantiene. La llegada es constante y las razones de las variaciones de cifras entre una semana y otra van más allá del coronavirus, la meteorología también es fundamental», explica su portavoz en España, María Jesús Vega.

Acnur sí identifica un descenso en las llegadas a España registradas en las costas andaluzas, donde el flujo se concentra ahora especialmente en la zona del Mar de Alborán. Según las cifras de Interior, 194 migrantes han entrado por vía marítima a la Península y Baleares durante el último mes, lo que supone una bajada de alrededor del 60% con respecto a los números registrados entre el 15 de febrero y el 15 de marzo, casi 30 días antes de la aprobación del estado de alarma.

Para entender la disminución de tránsito migratorio por este punto es importante mirar hacia Marruecos. El país magrebí se encuentra en estado de emergencia desde el 20 de marzo. Con las calles vacías, el movimiento clandestino de personas se complica aún más. «El traslado entre regiones o ciudades está totalmente restringido, pues el movimiento de determinados grupos de entre 60 o 70 personas es bastante visible cuando hay no hay gente en la calle. Algunos migrantes se están desplazando en camiones frigorífico a la zona de Canarias para esquivar los controles», explica la activista desde Tánger.

Desde la Agencia de la ONU advierten de que, entre los recién llegados a España, continúa habiendo potenciales solicitantes de protección internacional. «A Canarias llegan muchas personas malienses, donde el conflicto continúa», alerta Vega. No obstante, se ha detectado un un descenso del número de ciudadanos de nacionalidad magrebí arribados a las costas andaluzas durante el estado de alarma, apuntan desde Acnur.

Los naufragios no cesan

La activista Helena Maleno continúa pendiente de las llamadas de auxilio enviadas desde alta mar. «La ruta Canaria a pesar de la pandemia ha estado muy activa en este tiempo», describe la fundadora de la ONG Caminando Fronteras. A principios de abril, su teléfono sonó. Eran 58 adultos y cuatro niños a bordo de una embarcación neumática, detalla.

«El naufragio pasó muy cerca de la costa, cuando intentaban volver hacia atrás. Las mujeres que llamaban me decían: hay muchos muertos, hay muchos muertos», describe Maleno. 21 personas sobrevivieron y se localizaron dos cadáveres, según sus datos. La ONG asegura que otra patera continúa desaparecida desde la semana del 6 de abril y los familiares de sus ocupantes siguen a la espera de noticias. En lo que va de año, 43 personas han fallecido en su intento de alcanzar las costas españolas, según los datos de la Organización Internacional de las Migraciones.

Empeoramiento de las condiciones de vida

La situación de la población migrante en los países de tránsito, como Marruecos, es otra de las principales preocupaciones de las organizaciones sociales. El estado de emergencia en el país magrebí incluye la limitación de las salidas del domicilio a la obtención de un documento de las autoridades, que permite salir a trabajar en aquellos oficios permitidos o acudir a hacer la compra de productos básicos. Las personas en situación irregular no pueden acceder a dicho documento, lo que está empeorando las condiciones de vida de los subsaharianos en el país marroquí.

«Suelen vivir del día a día. Viven de la mendicidad, tienen pequeños trabajos, etc. Pero ahora no pueden salir a ganarse la vida cada día. Las organizaciones piden al Reino de Marruecos que aporte a la población la misma ayuda que está entregando a hogares empobrecidos», sostiene la activista.

Durante este periodo de tiempo, solo han entrado por la vía terrestre de manera irregular 84 personas, entre las que se encuentra alrededor de medio centenar de migrantes que saltaron la valla de Melilla el pasado seis de abril. «Por tierra está prácticamente todo cerrado», valoran desde Acnur.

«Buscan salir de situaciones más difíciles que la COVID»

«El miedo al coronavirus no frena a la gente. La gente sigue intentando salir porque vive situaciones mucho más complicadas que el COVID-19. Son poblaciones que están acostumbradas a vivir en medio de guerras y de epidemias. Para ellos el brote no es lo mismo», argumenta Maleno.

Desde la Agencia de la ONU para los refugiados ratifican sus palabras. «Para muchísima gente, el coronavirus es el menos problemático de sus virus. El virus de la guerra, la persecución, el del hambre y muchos otros son problemas mayores», alerta María Jesús Vega. «La gente lo sigue intentando porque está en una situación muy desesperada. El brote no los frena y no va a frenarlos, igual que no se están frenando los confictos ni las bombas», continúa. Por esta razón, desde Acnur piden a los gobiernos europeos que permitan la llegada de personas que necesitan protección internacional. «Los Estados pueden tomar todas las medidas necesaria para los recién llegados, cuarentena y protocolos, pero deben permitir el acceso para pedir protección», zanja Acnur.

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