Los gitanos en Europa del Este, especialmente vulnerables ante la Covid-19

| 18 abril, 2020

EFE. LA VANGUARDIA.- Discriminación, segregación social, hacinamiento, precariedad económica y falta de servicios básicos. Son condiciones ya crónicas que desde hace siglos sufre la comunidad gitana en Europa del Este. Y que ahora la convierten en una de las más vulnerables al coronavirus en esta parte de Europa.

Además de obligar a adoptar nuevas costumbres de higiene y distanciamiento social, la pandemia de la Covid-19 ha llevado a una paralización inédita de la vida económica que golpea a millones de personas en el planeta.

Estas circunstancias son especialmente dramáticas para los romaníes de gran parte de los países poscomunistas en Europa, advierte la Agencia de los Derechos Fundamentales (FRA) en un informe publicado recientemente.

CONDICIONES DEFICIENTES

Las comunidades gitanas suelen vivir en «condiciones deficientes» que multiplican los riesgos de contagio y los efectos de la crisis económica que ha desatado la pandemia, añade.

Cerca del 80 % de los gitanos europeos viven en barrios superpoblados y comparte su hogar con familiares de tres generaciones.

Muchos no tienen agua corriente en casa, lo que convierte en un lujo el lavado de manos frecuente, la recomendación más esencial contra el contagio por coronavirus.

Según el Defensor del Pueblo de Serbia, Zoran Pasalic, solo en ese país balcánico hay cerca de 600 poblados chabolistas sin agua o electricidad, una carencia que coloca a los residentes entre los grupos de más riesgo de contraer el virus.

Por otro lado, la pobreza ha obligado a muchos gitanos a emigrar para buscarse la vida en sociedades más prósperas de Occidente.

ALTA INCIDENCIA ENTRE LOS MIGRANTES

El retorno de miles de estos emigrantes a sus tierras parece ser el origen de algunos brotes en países como Rumanía y Eslovaquia.

Por ejemplo, las autoridades rumanas aislaron el pasado 4 de abril la localidad de Tandarei tras detectar allí niveles excepcionalmente altos de contagios.

Algo similar ha ocurrido en Eslovaquia, donde el Gobierno ha puesto en cuarentena a tres localidades de mayoría gitana en la región de Kosice (este) tras detectarse decenas de infecciones.

MÁS DISCRIMINACIÓN QUE ANTES

Por otro lado, la discriminación que sufre esta comunidad se ha visto exacerbada por el temor general de la población al contagio.

«El peligro del racismo es hoy mucho mayor hace dos meses», dice a Efe el sociólogo rumano Gelu Duminica, que denuncia la eclosión de manifestaciones racistas en las redes de Internet y los medios desde que se aislara a Tandarei.

El informe de la FRA revela varios incidentes en los que se culpó a los gitanos de traer el coronavirus a Eslovaquia, y denuncia que las autoridades de Bulgaria han llegado a establecer controles en los accesos a barrios y municipios habitados por romaníes.

LOS MÁS VULNERABLES A LA CRISIS

Según el informe de la FRA, un 80 % de la población gitana en Europa vive en el umbral de la pobreza, un porcentaje muy superior al 17 % que se registra en el total de la población europea.

En consecuencia, los romaníes del continente son especialmente vulnerables a los efectos de la crisis económica provocada por la interrupción de la actividad con la que los Gobiernos buscan limitar la expansión del coronavirus.

En Serbia, la ONG «Praxis» destaca que muchos gitanos se ganan la vida con trabajos esporádicos no reconocidos legalmente y no pueden permitirse el confinamiento casero que imponen las autoridades.

En estas situaciones irregulares, sin documentos de identidad o empadronamientos, suelen quedar excluidos de las ayudas estatales.

La situación no es mejor en la vecina Bosnia, donde el Centro de Información Romaní «Kali Sara» ha advertido de los estragos que pueden causar la crisis en comunidades que carecen de alimentos, agua potable, electricidad y productos de higiene, y donde hasta el momento no ha llegado asistencia alguna del Gobierno.

LA AMENAZA DE UNA EXPLOSIÓN SOCIAL

El activista gitano húngaro Aladár Horváth ha enviado una carta a la Unión Europea pidiendo que se impliquen en asistir a la minoría gitana en ese país.

En la misiva recuerda que un tercio de los casi 10 millones de húngaros no contaba con ahorros cuando estalló la pandemia, y que ese porcentaje es mucho más alto entre los gitanos.

Según el activista, un 75 % de la población que vive en extrema pobreza en Hungría es de etnia romaní.

Horváth recuerda que los proyectos de apoyo económico elaborados por el Gobierno húngaro condicionan toda ayuda a un puesto de trabajo regularizado, lo que deja a muchos gitanos sin apoyos.

Las restricciones de movimiento y el hambre «amenazan con una explosión social», tanto en Hungría como «en todos los países europeos donde vive alguna comunidad étnica oprimida y que sufre la exclusión», advierte Horváth. 

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