EFE.- La crisis del Covid-19 es una cuestión de derechos humanos, en medio de una de las tormentas más globales y urgentes que hemos conocido nunca. Es un combate de la humanidad entera por el derecho a la vida y por el derecho a la salud de cada individuo, asegura Eamon Gilmore, el Representante Especial de la Unión Europea (UE) para los Derechos Humanos.
“La inherente dignidad y los derechos iguales e inalienables de todos los miembros de la familia humana” figuran entre las primeras palabras del comienzo de la Declaración Universal de los Derechos Humanos de Naciones Unidas, aprobada hace apenas 70 años. Estos son ahora los principios que impulsan los esfuerzos de los gobiernos, los organismos internacionales, las comunidades, las familias y los individuos en todo el mundo. Por encima de todo, motivan el trabajo de los trabajadores sanitarios y del personal en primera línea, quienes se ponen a sí mismos en peligro, cada día, para salvarnos a nosotros.
Nunca como hasta ahora la población mundial al completo había compartido tal necesidad de trabajar juntos en interés común de todos. Nuestra interdependencia como familia humana nunca había estado tan clara. Nunca como hasta ahora la cooperación y la solidaridad internacional habían sido tan importantes. La cooperación internacional ya no es lo que gobiernos y organismos oficiales deben hacer; ahora es algo que pertenece a la gente. Estamos unidos en una tarea común, más allá de fronteras y en todos los continentes, porque ese virus mortal no respeta fronteras ni hace distinciones. Nuestra mejor oportunidad para sobrevivir y recuperarnos es combatir juntos contra el coronavirus.
Los derechos humanos están en el centro de la batalla contra el Covid-19
Proteger y preservar la vida es el propósito principal de este combate. Sin el derecho a la vida es imposible ejercer otros derechos. Para proteger la vida, tenemos que reivindicar el derecho a la salud. El derecho a la salud, por su parte, no depende sólo del acceso a los servicios sanitarios, sino de los derechos a (contar con) agua potable segura y saneamiento, una adecuada nutrición y un medio ambiente seguro y saludable.
También se necesita acceso a la información, para que las personas tengan capacidad de proteger su propia salud y la de los demás. Y en esta crisis sanitaria, que requiere una respuesta colectiva y la cooperación de personas de todas partes, el respeto a la sociedad civil es más importante que nunca. Todos los derechos humanos son interdependientes e indivisibles, y deben formar parte de nuestra respuesta a la crisis. Los derechos humanos están en el centro de la batalla contra el Covid-19.
Es por ello que la Unión Europea trabaja estrechamente con Naciones Unidas, con otras organizaciones internacionales y con países de todo el mundo en el ingente esfuerzo global para derrotar al virus y sus secuelas. El pasado 7 de abril, el vicepresidente de la Comisión Europea y Alto Representante, Josep Borrell, anunció la puesta en marcha de una respuesta contundente y focalizada de la UE con más de 15.600 millones de euros a partir de los recursos actuales de la Acción Exterior para apoyar los esfuerzos de los países asociados para afrontar la pandemia. Este paquete “Team Europe” combina recursos de la UE, de sus Estados miembros, y de instituciones financieras, en especial el Banco Europeo de Inversiones (BEI), y el Banco Europeo para la Reconstrucción y el Desarrollo (BERD).
La actual pandemia supone una enorme y grave amenaza para la salud y la vida de la humanidad. La salud global es tan fuerte como el sistema sanitario más débil.
Nadie debe quedar atrás
Admitimos que hay mucha gente a la cual esta crisis, y a veces las medidas tomadas para afrontarla, les añadirá incluso mayores riesgos a su ya de por sí frágil existencia: refugiados; desplazados; los sin techo; minorías que ya son víctimas de discriminación; niños víctimas de abuso o malos tratos; mujeres víctimas de violencia sexual o de género; pueblos indígenas discriminados; personas con discapacidad, personas mayores y los pobres que están expuestos a un mayor riesgo derivado de las consecuencias económicas (de las crisis). Nadie debe quedar relegado, ningún derecho humano debe olvidarse.
La UE ha brindado su apoyo y se ha comprometido con el llamamiento de la Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos (Michelle) Bachelet para que se tomen medidas especiales en relación con los prisioneros y otras personas en lugares de detención y en instalaciones cerradas. Apoyamos firmemente el llamamiento del Secretario General de la ONU para un alto el fuego por parte de todos los agentes armados en el mundo y para una respuesta humanitaria coordinada. Seguiremos aportando nuestro granito de arena al esfuerzo global.
Amenazas al Estado de derecho y la democracia
Admitimos que muchos gobiernos ya han dado pasos en ese sentido, aplicando medidas de urgencia en respuesta a esta crisis. Creemos que estas medidas deberían aplicarse en exclusiva para esta crisis, estar acotadas temporalmente y ser proporcionadas a lo que es absolutamente necesario. Esta crisis no debería convertirse en excusa para que los sedientos de poder redoblaran sus medidas represoras, para debilitar los controles y equilibrios democráticos o para disolver el Estado de derecho. Tampoco se deberían explotar los temores al Covid-19 para diseminar informaciones falsas o racistas y reacciones xenófobas.
Son tiempos para que la solidaridad y los derechos humanos figuren en el centro de nuestros esfuerzos. Desde que estalló esta crisis hemos sido testigos de millones de pequeños gestos de humanidad, y de una conmovedora solidaridad en todo el mundo. El indómito espíritu de humanidad está desplegando su enorme generosidad. Nuestra familia humana global superará estos días aciagos.
El mundo distinto que veremos emerger será mucho mejor, gracias al cuidado y compasión que nos demostramos ahora los unos a los otros. No dilapidemos ese futuro cediendo a nuestros temores o cayendo en nuestras tentaciones más bajas. No olvidemos que los derechos humanos definen la esencia misma de nuestra humanidad”.