Maltrato policial y humillaciones a la comunidad trans de Perú y Panamá durante la polémica cuarentena por sexo biológico

| 10 abril, 2020

Los gobiernos de ambos países aplicaron restricciones de circulación distinguiendo los días para hombres y mujeres

RUSSIA TODAY.– Recién pasadas las ocho de la noche del martes 6 de abril, la abogada Miluska Luzquiños pudo llegar a su casa para descansar y resguardarse de un posible contagio de coronavirus. Desde temprano, estuvo en la calle coordinando el reparto de alimentos, medicinas y ayuda económica para mujeres transexuales como ella, en la ciudad de Lambayeque, Perú. Es que, desde que se decretó el estado de emergencia por la pandemia, la gran mayoría está viviendo gracias a donaciones de organizaciones «aliadas» y feministas, o mediante la entrega de alimentos de algunos municipios. 

Si la situación de la sociedad en general es complicada en todo el mundo debido a las medidas de aislamiento, la de la comunidad trans de Perú es aún más desafiante. No solo porque buena parte de las chicas generan sus recursos mediante el trabajo sexual en la calle, sino además por las dificultades que enfrentan a la hora de salir a buscar víveres.

El pasado 2 de abril, el presidente Martín Vizcarra dispuso una restricción de circulación por género biológico. «Lunes, miércoles y viernes solo saldrán los varones. Mientras que martes, jueves y sábados, solo mujeres. El domingo será restringido para todos», explicó el mandatario durante el anuncio. Y aclaró que su gobierno es «inclusivo», por lo que «se harán cumplir las nuevas restricciones considerando la identidad de género para evitar acciones homofóbicas». No especificó lo que ocurre con quienes se identifican no binarios, es decir, ni hombres ni mujeres. 

Si bien el mensaje fue destacado en Perú, por ser la primera vez que un presidente ofrece un discurso a la población considerando a este colectivo, la falta de una ley de identidad de género en esa nación, y la alta discriminación que existe a todo nivel, exponen a ese sector de la ciudadanía a situaciones humillantes, maltrato policial y detenciones arbitrarias. El gobierno sancionó a algunos de los efectivos implicados, pero no ajustó los alcances de la medida para evitar que estas actitudes continúen.  

Este viernes, no obstante, el Ejecutivo publicó un decreto que anula la segregación por sexos en las calles. Así a partir del próximo lunes, 13 de abril, solo una persona por familia podrá salir a comprar alimentos y medicinas, o realizar trámites bancarios, de lunes a sábado. Los domingo continuará la inmovilización obligatoria. 

«Quiero ser un hombre»

En uno de los videos difundidos por redes sociales, tomado en la comisaría de Bellavista, en la ciudad de Callao, se observa cómo efectivos de la Policía Nacional de Perú obligan a mujeres trans a dar saltos de rana y repetir hasta el cansancio: «Quiero ser un hombre».

Esto sucedió en la Comisaría de Bellavista en el Callao. La @PoliciaPeru demostrando una vez más la transfobia institucional obligando a mujeres trans a gritar “Quiero ser un hombre” ¿hasta cuándo?

Otro de los materiales que pudieron tomarse en la calle durante los últimos días, deja al descubierto cómo los efectivos de seguridad exigen documentación y se amparan en la condición de género biológico para retener a las chicas. «¿Qué dice acá?», pregunta un policía, desafiante, señalando la cédula de identidad de una mujer trans. 

Ante la cantidad de hechos denunciados y documentados en un solo día, las organizaciones iniciaron una campaña en redes sociales en la que llaman a la comunidad transexual a «grabarlo todo». Sin embargo, reconoce Miluska, esta iniciativa tiene sus limitaciones, ya que no en todas las localidades de Perú las personas trans tienen acceso a un aparato tecnológico que les permita grabar situaciones incómodas o de violencia.  

Según Luzquiños, más allá de las buenas intenciones discursivas de Vizcarra, está claro que el covid-19 «no solamente evidencia la precariedad y exclusión social» de la que estos colectivos vienen hablando desde hace años en toda Latinoamérica. También deja traslucir la fuerte discriminación y violencia institucional que existe en la región andina, donde hay —describe Miluska— «un machismo internalizado dentro de la misma función policial».  

Por eso, sostiene la abogada, no se puede hablar de un gobierno «inclusivo» mientras no haya una ley ni una política pública de identidad y expresión de género. «No contar con un marco legal de protección, desvirtúa todo el discurso del presidente», dice la autora del proyecto que busca resolver esa problemática, y que está cerca de debatirse en el Congreso peruano con el impulso de los legisladores Alberto De Belaunde y Daniel Olivares, del Partido Morado.

Luzquiños también señala con preocupación «la fuerza de poder social que ejercen los grupos fundamentalistas cristianos, detrás de organizaciones que negocian con la fe y que son muy populares en Perú». «Hay una promoción de odio infinita hacia la población trans», remarca. 

«Sigamos o no las reglas, tenemos problemas»

El pasado 1 de abril, en Panamá, el gobierno de Laurentino Cortizo aplicó la misma política que Perú, pero no hizo ningún tipo de aclaración respecto a las personas que se autoperciben de un sexo distinto al que se les adjudica en el documento. 

Así, los lunes, miércoles y viernes pueden salir a hacer sus compras las mujeres, y los días martes, jueves y sábados, pueden hacerlo los hombres, mientras que los domingos nadie debe salir. A su vez, rige un horario determinado por la terminación numérica de la cédula.

Como era de esperarse, la restricción generó problemas para la comunidad transexual panameña. Ya en el primer día de vigencia, Bárbara Delgado, promotora de salud y activista por los derechos humanos, fue acusada por la Policía de andar por la calle «el día equivocado». Es decir, quedó detenida porque en sus documentos está identificada como masculino. 

Delgado se dirigía a un centro de salud cercano a su domicilio, donde trabaja como voluntaria, según detalla una nota de Human Rights Watch (HRW). Aún así, fue multada en 50 dólares, y permaneció tres horas bajo arresto. 

«También hubo el caso de un chico que salió a hacer compras el día que le correspondía por sexo biológico, pero un policía lo detuvo y le preguntó: ‘Señor, ¿para dónde va?’. Él le explicó que era un hombre trans, pero el agente igual le pidió que no entrara al supermercado ‘para no alterar a las mujeres’. Sigamos o no las reglas, tenemos problemas«, relata a este medio Pau González, presidente de la organización Hombres Trans Panamá (HTP).

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