Millones de refugiados y migrantes venezolanos han quedado en una situación todavía más vulnerable con la llegada de la pandemia de COVID-19 y necesitan ayuda para sobrevivir. Las agencias de la ONU están apoyando a las autoridades nacionales para atender a los venezolanos y sus comunidades de acogida
NACIONES UNIDAS.– Para los más cuatro millones de venezolanos que han tenido que dejar su país y ahora viven por toda América Latina, el coronavirus ha venido a complicar todavía más sus vidas y necesitan apoyo para no enfermar y lograr sobrevivir durante la emergencia. Cuando uno no tiene un lugar fijo donde vivir, algo tan básico como lavarse las manos, no es sencillo. Para los que se ganan la vida vendiendo en la calle, el confinamiento les deja sin forma de ganar dinero.
“Indígenas, mujeres, niños no acompañados”, son habitualmente los grupos más vulnerables, pero este contexto “nos hace repensar estas categorías y ahora muchos de los refugiados y migrantes están en una situación muy vulnerable”, explica Daniela Rovina, de la Organización Internacional de las Migraciones, una de las agencias que integran la plataforma regional de respuesta.
La ONU ha incluido a los migrantes y refugiados venezolanos en el plan internacional de respuesta al coronavirus. La respuesta humanitaria se lleva a cabo a través de la Plataforma Regional de Coordinación Interagencial , compuesta por más de 200 organizaciones de Naciones Unidas y otros socios y ONG. La plataforma lanzó en noviembre un plan valorado en 1300 millones de dólares que ahora se está revisando para responder a la pandemia. Sin embargo, solo han recibido un 3% de los fondos necesarios.
“Las capacidades nacionales se están viendo saturadas hasta un punto crítico, el bienestar y la seguridad de los venezolanos y sus comunidades de acogida están cada vez más en riesgo”, señalaron la OIM y la agencia para los refugiados, ACNUR, en un comunicado conjunto.
En su última actualización la plataforma asegura que “en su gran mayoría, los venezolanos “no pueden cubrir necesidades básicas como refugio, comida y atención médica”.
Para aquellos que están en tránsito o en áreas densamente pobladas como los albergues, “el distanciamiento social y limitar las actividades fuera es prácticamente imposible de implementar”.
Cierre de fronteras
Las fronteras de Colombia, Ecuador, Perú y muchos países en Sudamérica y el Caribe se han cerrado por la pandemia. “Varios socios de la plataforma Respuesta para Venezuela han informado de un aumento en los movimientos irregulares”, dice en el informe sobre la situación regional, lo que preocupa porque los venezolanos quedan más vulnerables ante todo tipo de abusos y porque “tiene serias consideraciones de salud”.
En Norte de Santander, un departamento en Colombia ubicado en la frontera con Venezuela, hay una gran cantidad de venezolanos, retornados colombianos y personas vulnerables en las comunidades que los acogen. El 14 de marzo se cerró la frontera con Venezuela, dejando un corredor humanitario únicamente para el cruce de personas con enfermedades crónicas y críticas
Atención médica
El informe de la plataforma señala que hay una creciente propagación de COVID-19 entre refugiados y migrantes en la región”, aunque “la falta de datos es un reto en la respuesta”
Los socios de la ONU “han informado de interrupciones en la provisión de servicios sanitarios a los refugiados y migrantes”, lo que subraya la necesidad de “apoyar para que se les incluya en los planes nacionales de respuesta al COVID-19”.
“La capacidad que tienen los refugiados y migrantes de cumplir con las medidas de distanciamiento es difícil. En los centros de atención, se están haciendo ajustes para poder cumplir con las recomendaciones de los Gobiernos y la Organización Panamericana de la Salud”, explica Daniela Rovina. “Se están haciendo campañas de información, instalando estaciones de aseo para garantizar el lavado de manos, incrementando el suministro de jabón, se provee de alcohol en gel”, detalla.
El confinamiento impide trabajar
Muchos venezolanos han estado trabajando en el sector informal a menudo sin protección social. Ahora, están entre los más afectados por las limitaciones de movimiento impuestas en muchos países. Estas personas están perdiendo sus fuentes de ingresos, quedándose sin forma de pagar la renta, comida o medicinas.
Además, señala la plataforma regional, ha aumentado “el número de venezolanos que se han quedado sin hogar por los desahucios y cierre de albergues”, lo que “impacta negativamente en la percepción pública de los migrantes y refugiados”.
“Muchos dependen de ingresos que son muy mínimos, del sector informal o tienen trabajos precarios y temporales y hace que carezcan de protección social, licencia por enfermedad remunerada, no tienen cobertura social”, añade Rovina. La plataforma está desarrollando mensajes sobre los derechos de los trabajadores y analizando de que otras maneras se puede fortalecer lo que hacen los Gobiernos.
Niños sin comedor escolar
FAO/Ubirajara MachadoNiños comiendo en su colegio dentro de un programa escolar en América Latina.
En América Latina, 85 millones de niños acudían a los comedores escolares antes de los cierres por la pandemia. Para los más vulnerables, entre ellos muchos niños venezolanos, estas comidas son su principal fuente de alimentación.
“Las alternativas incluyen el suministro de raciones para llevar a casa en lugar de comidas en las escuelas, entrega a domicilio de alimentos y el suministro de cupones”, dice Rovina. Por ejemplo, en Perú, la ONU y las autoridades nacionales están coordinando la distribución de 5000 paquetes de alimentación a refugiados y migrantes de Venezuela.
Rechazo y discriminación
Los venezolanos también se enfrentan a más estigma en las comunidades de acogida, incluyendo “el miedo a la propagación del virus”, señalan las organizaciones.
“El contexto puede promover expresiones de rechazo y discriminación. Intentamos desarrollar mensajes de integración, de empatía, de tolerancia para evitar y contrarrestar estas manifestaciones”, dice la representante de la OIM.
En redes sociales se ha puesto en marcha la campaña #Viralizalaempatía
«Mis hijos ven lo que yo hago y sé que alguno de ellos va a ser generoso. Y eso es lo único que importa en la vida».
En Imbabura, Ecuador, Carmen alberga en su hostal a refugiados y migrantes de Venezuela. Lo hace sin recibir ningún pago a cambio.#ViralizaLaEmpatía
“El coronavirus no discrimina a nadie, nos puede pasar a todos, no conoce nacionalidades ni países de origen, nos atraviesa a todos no solo en la salud, sino también económico”, concluye Rovina.