ROSALINA MORENO. CONFILEGAL.- “El separatismo catalán está utilizando la crisis del coronavirus para reforzar su estrategia de desinformación contra la democracia española, que es uno de sus objetivos desde hace décadas”. Así lo advierte el investigador Nicolás de Pedro, de ‘The Institute for Statecraft’ de Londres, en un reciente informe publicado por el Instituto de Seguridad y Cultura, del que es colaborador.
Este investigador explica que el separatismo catalán está utilizando las redes sociales, especialmente Twitter, para “promover un discurso de odio a España” que difunde mensajes como que el coronavirus “viene y es culpa de Madrid”; que al Estado no le importan la “muerte de catalanes” o que con la “independencia, habría menos muertos”.
Además, pone de ejemplo de cómo “la Generalitat está tratando de fijar en el imaginario nacionalista una narrativa insidiosa de tono conspirativo” el envío de cartas por parte de “una institución paraestatal como la Asamblea Nacional Catalana (ANC)” a los cónsules destinados en Barcelona culpando “a los madrileños de la propagación del coronavirus” y acusando a la Guardia Civil de “retener y requisar” material sanitario con destino a Igualada, uno de los principales focos de la pandemia en Cataluña”.
Advierte que esta actitud “puede envenenar la convivencia cívica”.
El autor del informe hace hincapié en que “la desinformación representa un desafío estratégico para España”.
Señala que “la información y la comunicación quizás no salven vidas directamente pero, con absoluta certeza, se puede afirmar que la desinformación provoca víctimas y hará mucho más costosa y difícil la superación de la crisis que afrontamos”.
Añade que “el coronavirus amenaza con segar la vida de miles de ciudadanos y va a testar de forma igualmente implacable nuestra resiliencia económica, política y social”.
De Pedro indica que “desinformar es difundir deliberadamente información falsa, manipulada o sesgada con propósitos hostiles”, y dice que no es casual, por consiguiente, que sea en momentos como el actual “cuando se multiplican la difusión de bulos, las campañas de desinformación o las grandes operaciones de influencia y propaganda”.
En este sentido, Nicolás de Pedro manifiesta que “China y Rusia están ofreciendo buenos ejemplos de todas ellas estos días”.
Dice que “mientras que la desinformación rusa es fundamentalmente disruptiva y trata de socavar, desorientar, agitar, polarizar o neutralizar estratégicamente a quienes percibe como adversarios o rivales, China parece apostar por la búsqueda de la supremacía narrativa y el control del relato en un planteamiento más ambicioso y de largo alcance”.
“Durante estos días estamos viendo cómo el Gobierno de China está tratando de aprovechar la epidemia del COVID-19 para generar confusión sobre el origen de la crisis en Wuhan, así como para restaurar su imagen a nivel internacional”, explica Nicolás de Pedro.
Afirma que “guiándose por la misma lógica y empleando métodos similares -sin que eso presuponga convergencia operativa o de agendas- parte del nacionalismo catalán ha mostrado su intención de aprovechar la crisis del coronavirus para avanzar en su proyecto independentista”.
Apunta que la entrevista concedida por el presidente de la Generalitat, Quim Torra, al servicio mundial de la BBC el pasado 19 de marzo “es un buen ejemplo”.
“Pero solo uno más dentro de este planteamiento que, como es sabido, además de tratar de deslegitimar la democracia española, anhela la “internacionalización del proceso” separatista”, agrega.
Este investigador manifiesta que “no es un asunto coyuntural o algo que tenga que ver solo con Torra o algún otro líder nacionalista, sino una cuestión estructural y estratégica”.
Indica que una vez superada la fase crítica de la pandemia del coronavirus, “el asunto debería ser abordado sin estridencias, pero en profundidad”. Avisa que “de lo contrario, la quiebra territorial y del orden constitucional de España a medio y largo plazo no es, en absoluto, un escenario que resulte inconcebible”.
En el informe se incluyen numerosos tuits de conocidos independentistas y de entidades que les apoyan, como uno de Omnium Cultural en el que se afirma: “parece un chiste pero no lo es: el Estado español ha decidido que la mejor manera de combatir el virus es con el Ejército”.
También pone como ejemplo un tuit de Torra en el que asegura que los expertos que les aconsejan dicen que la mejor manera de combatir el virus es el confinamiento, pero el Gobierno español dice que no.
Asimismo, alude a que Laura Borras, la portavoz de JxCat en el Congreso, incluye una foto de los DAO de policía y Guardia Civil en la ya habitual rueda de prensa de las mañanas en Moncloa para afirmar: “Los tipos de uniformes que necesitamos son blancos, no verdes ni de camuflaje. Ya sabemos la receta mágica para todo: unidad de España, anticuerpos muy españoles y Ejército o policía”. Y lo atribuye a la Marca España.
También recoge un tuit del Consejero de Políticas Digitales, Jordi Puigneró, en el que apunta a un 155 encubierto para hacer frente al coronavirus, algo que atribuye a la España real: “155, 155 digital, 155 coronavirus. MarcaEspaña, Thisistherealspain”. Se suma a otros que se han difundido por la red en los que se afirma: “España, antes infectada que rota”.
Según Nicolás de Pedro, ahora, con todo el mundo confinado en su casa, “pueden parecer meros excesos tuiteros”. Pero advierte de que habrá que ver su impacto en la convivencia a medio y largo plazo en Cataluña.
Este investigador subraya que el ‘procés’ “no puede entenderse sin su dimensión informativa”.
Señala que “en Cataluña se asiste a un fenómeno inédito de desobediencia institucional desde dentro y desde fuera del mismo Estado democrático al que se pertenece y se combate”.
Añade que el ‘procés’ “ha tenido mucho de simulación, impostura y ambigüedad”, y dice que “si algo ha quedado constatado en el último lustro es que las noticias falsas generan efectos reales”.
Destaca que “el nacionalismo catalán ha impulsado desde la transición democrática un proceso de construcción nacional con vocación omnicomprensiva” y que 40 años después, “como resultado, existe una hegemonía política y cultural arrolladora del nacionalismo en el conjunto del tejido institucional, mediático, educativo y cultural catalán”.
“De ahí que la división -al menos con respecto a la cuestión de la independencia- y fragmentación política que reflejan los sucesivos resultados electorales en Cataluña quede invisibilizada en el espacio público y comunicativo”, apostilla.
De Pedro manifiesta que “esa hegemonía se alimenta a sí misma promocionando y subvencionando a los afines y expulsando, progresivamente, al disidente”.
Expone que “paso a paso, se articula un discurso hegemónico y un ecosistema informativo y comunicacional paralelo o alternativo con respecto al del resto de España” y que “los medios de comunicación públicos como TV3 o Catalunya Ràdio juegan un papel central en la articulación de esa narrativa nacionalista incontestada y trufada de agravio y victimismo permanente con relación a una España caracterizada siempre como autoritaria, zafia, agresiva y hostil”.
Apunta que no se trata solo de los espacios informativos o de análisis, sino que “es un relato que permea los espacios de producción propia y resulta evidente en exitosos programas de humor como Polònia o APM“.
De Pedro señala que la entrevista de Torra con la BBC “continúa con el empeño de apelar a la intervención exterior”.
Subraya que “se busca pasar así de un conflicto interno entre catalanes a una cuestión entre Cataluña y España concebidas como dos entidades ajenas y que precisan demediación internacional por unos supuestos déficits democráticos del Estado español”.
Dice que en plena pandemia, el impacto práctico que cabe esperar de esta entrevista o de las cartas enviadas por Torra a los miembros del Consejo Europeo “es, sencillamente, ninguno” y que “incluso, puede que resulte contraproducente para él y los suyos y que, en línea con lo que apuntan algunos, una mayor exposición internacional es positiva por cuanto les hará retratarse frente a esas audiencias”, pero que “no debe de perderse de vista el efecto acumulativo de esta comunicación y se debe tratar de anticipar su impacto a varios años vista”.
“La eficacia de la diplomacia española hasta la fecha no debe invitar ni a bajar la guardia ni tampoco a infravalorar la relevancia de la opinión pública internacional, donde el relato independentista ha penetrado con fuerza”, afirma De Pedro.
El Instituto de Seguridad y Cultura es una asociación sin ánimo de lucro que promueve la prevención del extremismo violento y la investigación sobre Seguridad y Defensa.
Tiene por objetivo promover una narrativa en defensa de la democracia y del Estado de Derecho; generar conciencia sobre las actuales amenazas a la seguridad; difundir contenidos, información y análisis que ayuden a reforzar la implicación de la sociedad civil en la defensa de los valores democráticos; y contribuir a promover una cultura de seguridad en la opinión pública.
Su consejo académico está integrado por expertos de reputado prestigio, como Manuel R. Torres Soriano, Carlos Echeverría Jesús, Florentino Portero Rodríguez y Rogelio Alonso Pascual.
Nicolás de Pedro, que es colaborador de este instituto, es coautor del libro ‘#Desinformación. Poder y manipulación en la era digital’ coordinado por Manuel R. Torres Soriano y editado por el Instituto de Seguridad y Cultura y la editorial Comares.