El Inadi registró que una de cada diez denuncias se vinculan con la nacionalidad, como los supermercadistas chinos. También hay consultas por prohibir el ingreso de personas con discapacidad o “escraches” a vecinos
JUAN PISCETTA. INFOBAE.- Las crisis ponen a prueba los niveles de integración y las desigualdades existentes en una sociedad. Con el estallido del coronavirus en todo el mundo, distintos países empezaron a registrar denuncias de violencia física y de discriminación a personas que contrajeron Covid-19 o por contar con una nacionalidad asiática. La Organización Mundial de la Salud (OMS) alertó, de manera temprana, de que este tipo de estigmas no solo son un foco de conflicto, sino que agravan la emergencia sanitaria porque pueden influir para que “las personas oculten la enfermedad para evitar la discriminación”.
Argentina no está exenta de los “chivos expiatorios”. Según el Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (Inadi), más de la mitad de la denuncias (53,5%) que se presentaron desde el 20 de marzo fue por alguna situación vinculada a este tipo de comportamientos discriminatorios.
El relevamiento constata que el 11% de los casos están vinculados a situaciones de xenofobia y a la nacionalidad de los afectados. Por ejemplo, se detectó que hubo impedimentos en cadenas mayoristas para que ingresen sus clientes que son dueños de supermercados chinos. También hubo “denuncias entre vecinos tanto de personas chinas como brasileñas, italianas y españolas o los migrantes más frecuentemente discriminados como los que provienen de Paraguay, Bolivia y Venezuela”, indicaron desde la Dirección de Asistencia a la Víctima, a cargo de Demian Zayat.
«La crisis sanitaria que se está viviendo en el mundo a partir de la pandemia del coronavirus ha reavivado la difusión de expresiones cargadas de estereotipos discriminatorios que en muchos casos devienen en situaciones de violencia hacia personas de otros países en tanto migrantes o extranjeras”, dice uno de los últimos reportes del Inadi realizado junto al Observatorio de Discriminación en Radio y Televisión.
En segundo lugar, el Inadi registró que el aislamiento obligatorio llevó a un aumento (7%) de los malos tratos y de discriminación hacia personas con discapacidad, a quienes no se les permite ingresar a supermercados o se les presta una atención deficiente en las obras sociales. De igual manera, hubo también denuncias en relación al aspecto físico (5%) e insultos discriminatorios (5%) en redes sociales.
Con la declaración de la cuarentena y la profundización de la crisis sanitaria, el organismo que encabeza Victoria Donda comenzó a notar en los últimos días un “incremento en los casos de discriminación por ser positivo en coronavirus, o aún por ser algún familiar positivo”. Se trata de hechos persecutorios y estigmatizantes que tienden a aparecer en carteles de consorcios y vecindarios, como el caso de Tomás Duarte, un joven de Rosario de 26 años que fue víctima de amenazas y llamados luego de que le hicieran una prueba de hisopado en su vereda.
«En algunos casos hay vecinos que escrachan y acusan a personas de estar infectadas, y en otros personas a quienes les dio positivo el test pero que obtuvieron el alta hospitalaria”, indicó Demian Zayat. Ante este tipo de denuncia, suelen repetirse los insultos a los contagiados y a sus allegados por parte de sus vecinos, o bien los carteles amenazantes en espacios comunes.
Desde ayer se viralizó un caso discriminatorio donde un consorcio ubicado sobre la calle Amenábar, en el barrio porteño de Belgrano, le dedica un mensaje intimidante a una inquilina que prestaría tareas en un centro de salud. “SE LA INTIMA A EVITAR EL TRÁNSITO Y PERMANENCIA EN ZONAS COMUNES, así como tocar elementos tales como picaportes, barandas de escalera, acceder a terraza”, reza el escrito pegado en el edificio en la que se le advierte que se le radicarían denuncias penales si desoía la advertencia. Por estas horas, el INADI intentaba comunicarse con la persona afectada.
Según el relevamiento, la mayoría de las consultas en el Inadi provienen de la Provincia de Buenos Aires (46,8%), la Ciudad de Buenos Aires (15,3%), Santa Fe (10,8%), Córdoba (5,4%), Salta (3,6%) y Mendoza (2,7%). El 46,4% de los llamados estuvieron relacionados con consultas puntuales sobre la pandemia y las medidas paliativas asociadas a la crisis económica, como el Ingreso familiar de Emergencia, los permisos para circular, situaciones de violencia, alquileres, entre otras.
Además, la pandemia aparece como un nuevo marco para que se produzcan actitudes hacia poblaciones habitualmente discriminadas, como la comunidad judía. El Centro de Estudios Sociales de la DAIA detectó situaciones de antisemitismo virtual desde el 18 de marzo. Uno de los disparadores de los comentarios estigmatizantes fue el 23 de marzo, cuando desembarcó un joven argentino que provenía desde Uruguay contagiado de coronavirus. “Judío tenía que ser”; “Lo hace un judío y todos tienen que callarse la boca», “¿Qué pasará si mueren una o varias de las 440 personas que contagió o puso en riesgo?; ¿Será condenado o vendrán el Mossad y la DAIA al rescate?”, fueron algunos de los mensajes registrados por la entidad.
Días atrás, el propio presidente Alberto Fernández se había pronunciado frente a los comportamientos discriminatorios que se podrían producir en el marco de la pandemia. Lo hizo en alusión a los desalojos de personas trans, y anticipó que él mismo radicaría denuncias en el Inadi cuando personas vinculadas a este tipo de grupos vulnerables quedasen en la calle.
“Estamos asesorando y realizando gestiones de buenos oficios para concientizar a las personas denunciadas sobre los efectos perniciosos de la discriminación en la sociedad”, sostuvo el director de Asistencia a la Víctima del Inadi. “Sumar discriminación a una situación de salud ya crítica de por sí resulta una actitud repudiable», concluyó.