El Gobierno actúa contra la ley neoyorquina que protege a los indocumentados
FRANCESC PEIRÓN. LA VANGUARDIA.- La Administración Trump se la tiene jurada a Nueva York, al estado y a la ciudad, de la que el presidente de Estados Unidos ha renegado de su residencia –se ha reconvertido en vecino de Florida–, pese a que en la Gran Manzana mantiene el núcleo de sus negocios y la torre de la Quinta Avenida que simboliza su identidad.
Después del rifirrafe por la condición neoyorquina de ciudad refugio para inmigrantes indocumentados, la confrontación ha escalado esta semana. El Departamento de Seguridad Nacional ha denegado a miles de ciudadanos del estado (se estima que más de 200.000) la capacidad de enrolarse en programas que facilitan a los viajeros pasar más rápido los controles en aeropuertos o en puestos fronterizos. Esto perjudica a los camioneros en sus viajes a Canadá.
La Gran Manzana es la ciudad más segura de EE.UU. pero el presidente la retrata como un horror
Las autoridades federales responden de ese modo a la iniciativa legal ( Green Light Law ) que permite a los sin papeles acceder al carnet de conducir. El comunicado oficial contenía un elemento más desalentador al remarcar que el estado “ha puesto en peligro la seguridad nacional” por ofrecer la licencia a los indocumentados. “Esto representa una arrogancia ilimitada, una total falta de respeto a la ley, la constatación de un Gobierno híper politizado y es otra forma de extorsión”, replicó el gobernador Andrew Cuomo.
“Es lo mismo que Trump hizo con Ucrania, este es el carácter distintivo del Gobierno federal”, añadió. Su alusión al país europeo hace referencia a la congelación de ayuda militar estadounidense a Kíev mientras no investigara a un rival político (Joe Biden). Es el caso del impeachment por el que Trump ha sido absuelto en un Senado controlado por los suyos.
Nueva York no es el primer lugar de EE.UU. donde a los inmigrantes que entraron ilegalmente se les autoriza a acceder un permiso de conducir. Está aprobado en quince estados y en el distrito de Columbia (Washington, la capital). Pero su regulación es exclusiva al incluir una disposición por la que las agencias federales de inmigración tienen restringida su capacidad para acceder a los datos del Departamento de Vehículos a Motor del estado sin una orden judicial. Según los responsables federales, esto no hace más que restringir la aplicación de las leyes y hace más difícil combatir el crimen, desde el tráfico de drogas al de personas. “Ataca a la esencia de los esfuerzos para que nuestra nación sea segura”, subrayaron en un comunicado.
El estado de Nueva York razonó la aprobación de esa medida repudiada por Trump en base a hacer las carreteras más seguras, ofrecer más oportunidades económicas a los indocumentados y reducir el temor a ser deportados en caso de cometer una infracción al mando del volante.
Ese miedo, en cambio, es el que alienta Trump para regocijo de sus bases. El recrudecimiento de las hostilidades se produjo el martes en el discurso sobre el estado de la nación, en el que Trump vilipendió su ex domicilio por su política de refugio. Aprovechó el terrible asesinato de una mujer de 92 años, como si en este país sólo matasen los sin papeles, para aplicar la brocha gorda y condenar a todos los indocumentados, sin distinción.
“Es una arrogancia ilimitada, una falta de respeto a la ley y otra extorsión”, replica el gobernador Cuomo
El pasado 6 de enero, el guyanés Reeaz Kahn, de 21 años, presuntamente atacó, violó y mató a la nonagenaria María Fuertes, en Queens. “Una llamada, una simple llamada habría permitido que la señora Fuertes estuviera hoy viva”, criticó Matthew Albence, director interino del servicio de Inmigración y Control de Aduanas, el ICE, la migra en la jerga.
Hacía escasos dos meses que Kahn fue detenido, por un altercado en el que le pegó a su padre. Lo dejaron en libertad sin fianza. Según el ICE, realizaron una petición a la policía de Nueva York para que lo retuvieran y analizar su condición de indocumentado. De haberse cumplido esta petición, a Kahn lo hubiesen deportado. La policía neoyorquina contestó que la solicitud se produjo cuando el indocumentado ya se hallaba en libertad.
“Culpó a la ciudad y a su política de inmigración”, remarcó Albence. El asunto resonó en el equipo de Trump, que incorporó este caso a su discurso para denunciar a Nueva York como incentivadora de fechorías. El presidente bendijo, sin embargo, la posesión de armas. La gran mayoría de matanzas que se registran en este país las cometen blancos.
A las pocas horas de esa intervención en el Capitolio, el jefe temporal de Seguridad Nacional, Kenneth Cuccinelli, anunció la nueva medida de castigo. “Aquí tenemos uno de los objetivos del 11-S, Nueva York, marchando intencionadamente en contra de la dirección de compartir información relevante con las fuerzas de la ley”, recalcó Cuccinelli.
La Gran Manzana sigue siendo, a partir de los datos de victimización y crímenes, la ciudad más segura de Estados Unidos.
Expulsado de la Casa Blanca por “decir la verdad”
La hora de pasar cuentas. Esa es la que marca el reloj del presidente Donald Trump una vez que el Senado, controlado por los republicanos, le ha exonerado en el impeachment. El teniente coronel Alexander Vindman fue “escoltado” este viernes fuera de la Casa Blanca. Vindman, testigo en el proceso político a Trump por pedir a Ucrania que investigara a Joe Biden, está adscrito al Departamento de Defensa y formaba parte del despliegue en el consejo de seguridad nacional de la residencia presidencial. Trump expresó su disgustó por su cooperación con el proceso abierto por los demócratas en el Congreso y despreció a este militar. David Pressman, abogado del militar, comunicó que a Vindman “lo han sacado escoltado de la Casa Blanca, donde ha servido a su país y a su presidente”, remarcó. “No hay dudas entre los estadounidenses de por qué le han echado”. Tras indicar que declaró por orden del Congreso, el abogado concluyó: “Le pidieron que se marchara por decir la verdad”.