El Consell de Mallorca admite 16 casos de explotación sexual infantil entre niños internos en sus centros
JAIME MORA. EL MUNDO.- La agresión sexual cometida presuntamente por al menos media docena de jóvenes en un piso del barrio de Corea, en Palma, durante la madrugada de Nochebuena podría ser solo la punta de un iceberg en el que se entremezclarían drogas, dinero y prostitución. Un turbio asunto que tendría a docenas de jóvenes – chicos y chicas- como víctimas de la depravación de adultos, y a los centros de menores de la isla, tanto el de Es Pinaret en Palma como otros gestionados por el Institut Mallorquí d’Afers Socials (IMAS), como negligentes responsables.
Según fuentes conocedoras de la investigación, hechos como el ocurrido en Palma y que se trata ahora de esclarecer no son aislados. Otros casos similares se habrían denunciado por parte de trabajadores de esos centros tras detectar fugas de los internos. Huidas que, en numerosas ocasiones, terminan en episodios como el descrito por la niña de tan solo 13 años a la que violaron en grupo en Palma en su denuncia ante la Policía Nacional.
Varios de los denunciados por la joven y la propia víctima residen en diversos centros de menores tutelados de la isla. De uno de ellos se fugó la chica el 24 de diciembre, y de ellos se escapan también, al igual que ella, otros chicos que entran, a partir de entonces, en una peligrosa espiral de sexo y drogas, sin control parental alguno y, lógicamente, sin la madurez necesaria para hacer frente a las tentaciones que se les sirven en bandeja.
Algunos letrados que trabajan habitualmente en este tipo de casos alertan de este fenómeno y ponen el acento en la «pésima gestión» que, a su parecer, existe en los centros de acogida. Errores de bulto, señalan, que acaban provocando situaciones como la que fue juzgada hace apenas un par de meses, cuando una transexual mantuvo relaciones con dos de estos menores en el cuarto de baño de un bar de la Plaza de las Columnas a cambio de 20 euros.
La «afición por los chicos menores» que tenía, en palabras de uno de las víctimas, la entonces acusada es el motor que alimenta casos que se reproducen con cierta frecuencia, y a los que ahora la Policía sigue la pista, especialmente a raíz de lo sucedido en el piso de Corea la pasada Nochebuena.
En este asunto, según señalan fuentes del caso, todo se inició en un bar de Son Gotleu, en Palma, en el que no resulta difícil poder acceder a jóvenes de este perfil a cambio de drogas o una escasa cantidad de dinero. En muchas otras ocasiones, sin embargo, los contactos se llevan a cabo en viviendas de diversos barrios de Palma, aprovechando casi siempre las horas en que los menores huyen de los centros de acogida.
Respecto a lo ocurrido en el piso de Corea, en el atestado se incluye la declaración de la denunciante en la cual aseguraba sentir temor, y solicitaba por ello la posibilidad de ser trasladada a un centro de menores de la península.
La niña violada en grupo en Palma, según ha podido saber este diario se crió en un entorno marginal, y de quien se hizo cargo la administración pública para evitar los ambientes que le obligaba a visitar su madre, habría sido tratada por especialistas psiquiátricos debido a su compleja situación. Ese informe lo quiere solicitar de hecho una de las defensas, que sigue manteniendo que, en el caso del único mayor de edad detenido, ni tan solo llegó a pisar la habitación en la que tuvieron lugar las relaciones sexuales.
Este último, internado en un centro por la comisión de varios delitos menores, ofreció desde el principio tanto su teléfono móvil como su ADN, subrayando que aquella noche sí estuvo en la vivienda, pero lo hizo acompañado de su novia y su hermana, y sin ser nunca consciente de lo que podía estar ocurriendo en una de las habitaciones, donde presuntamente se produjo la agresión sexual múltiple.
EL IMAS LO ADMITE
Este mismo lunes, el Institut Mallorquí d’Afers Socials ha admitido que actualmente se tiene constancia de 16 casos de explotación sexual infantil entre los menores que la entidad -dependiente del Consell de Mallorca- tiene alojados en alguno de sus 30 centros, ya sean propios o concertados. Las víctimas son 15 niñas y 1 niño, de los cuales dos residen ya en centros de acogida de la península.
En todos estos casos, según remarcan desde el MAS, se ha actuado siguiendo el protocolo existente, y se ha informado en todo momento a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. Ese protocolo establece que cuando cualquier profesional de un centro de protección tiene sospechas o indicios de que un menor pueda ser víctima de explotación sexual infantil, debe recabar toda la información posible y elaborar un informe de incidencias. Posteriormente se notifica el caso al RUMI (Registro Unificado de Maltrato Infantil), y paralelamente se deriva el menor a la UVASI (Unidad de Valoración del Abuso Sexual Infantil) para que ésta valore la credibilidad del testimonio del o de la menor. El posible caso se comunica a Fiscalía de Menores, Policía Nacional o Guardia Civil con el informe de incidencias y toda la documentación relacionada con el caso.
Diversos profesionales que trabajan en el ámbito de los menores aseguran que las fugas en centros del Consell o en Es Pinaret, en Palma, son relativamente frecuentes, y en no pocas ocasiones acaban en situaciones de explotación sexual o de consumo de drogas.