EFE. LA VANGUARDIA.- Tres partidos de la presente temporada de la Serie A italiana fueron interrumpidos durante algunos minutos a causa de cánticos discriminatorios contra un futbolista, aunque en ningún caso fueron completamente abandonados como ocurrió este domingo en el Rayo Vallecano-Albacete de LaLiga SmartBank española (Segunda División).
Un sector del estadio de Vallecas situado en el fondo cantó «Roman Zozulya puto nazi» durante la primera mitad, a un jugador que tras llegar cedido al Rayo en enero de 2017, tuvo que abandonar la entidad tras unos días por acusaciones de filiación nazi.
El Atalanta-Brescia del 22 de septiembre, el Roma-Nápoles del 2 de noviembre y el Hellas Verona-Brescia del 3 de noviembre registraron unos cánticos racistas o de discriminación territorial y fueron interrumpidos por los árbitros y sucesivamente reanudados tras calmarse la situación.
El primer caso registrado este año fue en el estadio Ennio Tardini de Parma, donde el Atalanta jugó sus primeros compromisos como local a la espera de que acabaran las obras de remodelación del Gewiss Stadium de Bérgamo.
En el encuentro contra el Fiorentina, parte de la hinchada del Atalanta dirigió cánticos racistas al lateral brasileño Dalbert Henrique, lo que provocó la interrupción del encuentro, acabado 2-2, durante cerca de tres minutos.
El Juez Deportivo de la Serie A castigó al Atalanta por responsabilidad objetiva con una multa de 10.000 euros, una cantidad reducida porque, según el comunicado oficial facilitado en ese momento, los cánticos «no han sido percibidos por los responsables federales responsables».
De hecho, la regulación de la Serie A italiana prevé que, en caso de racismo, son los responsables del Ministerio del Interior presentes en los estadios los encargados de señalar al colegiado eventuales cánticos discriminatorios para ordenar la interrupción o la suspensión definitiva del duelo.
El Roma-Nápoles fue interrumpido durante poco más de un minuto a causa de unos cánticos de discriminación territorial contra la afición napolitana («O Vesubio lávales con fuego»), antes de que la situación volviera a la normalidad gracias también a la intervención de los jugadores romanistas.
El Juez Deportivo castigó al Roma con una multa de 30.000 euros y no tomó medidas más duras porque, se lee en el comunicado, los futbolistas del club local tuvieron «un comportamiento eficaz» para calmar a la hinchada.
Más grave fue el caso registrado en el Hellas Verona-Brescia, cuando el delantero visitante Mario Balotelli interrumpió voluntariamente el juego para golpear el balón hacia un sector del estadio Bentegodi de Verona que le dirigía insultos racistas.
El partido fue parado durante unos cinco minutos, antes de que los compañeros y rivales de Balotelli le convencieran en seguir compitiendo. En ese encuentro, el número 45 del Brescia siguió jugando y marcó el tanto del honor para su equipo en el 90, doblegado 3-1.
En esa ocasión, el Juez Deportivo de la Liga de la Serie A cerró por una jornada el sector del estadio Bentegodi de Verona por los cánticos racistas. Además, el club decidió impedir a unos de los jefes de sus hinchas radicales el acceso al recinto de juego hasta 2030.
No es una novedad absoluta que se interrumpan en Italia partidos en casos de cánticos racistas. En 2013, un Milan-Roma fue parado durante unos tres minutos por insultos discriminatorios contra Balotelli, entonces delantero milanista.
En esa misma temporada, un amistoso Pro Patria-Milan fue abandonado definitivamente por cánticos racistas contra el milanista ghanés Kevin Prince Boateng. En ese caso, la plantilla del conjunto «rossonero» abandonó el campo voluntariamente como forma de protesta.