El Gobierno colombiano expulsa a 61 venezolanos que participaron en los saqueos de Bogotá de la semana pasada, acusándoles de alterar el orden y la seguridad del país
SALUD HERNÁNDEZ MORA. EL MUNDO.- «No queremos más basura». «Ustedes ya tienen su país». Con esos y otros mensajes, un grupo de ciudadanos ha impedido este lunes el aterrizaje del avión militar que transportaba a 61 venezolanos, deportados por Migración Colombia. Han invadido la pista del pequeño aeropuerto de Inírida, capital del departamento de Guanía, en la Orinoquía, hastiados de ladrones del país vecino, en una localidad de unos 25.000 habitantes que era un remanso de paz.
Han obligado al piloto de la aeronave a desviarse hacia Carreño, capital del Vichada y también fronteriza con Venezuela. En minutos ardían las redes sociales. «Ya no roban sólo ropa; también asesinan. No hay que dejarlos entrar», clamaba un señor por Facebook. Aunque no tuvieron tiempo de acceder a la pista, motoristas y viandantes han logrado bloquear las calles y cerrar el paso a los camiones que trasladaban a los expulsados.
«En Inírida, Migración Colombia no tiene personal para recibir a esos venezolanos y van a terminar en nuestras calles. Es muy difícil expulsarlos», ha dicho en una entrevista telefónica un comerciante, que ha pedido el anonimato. Ha agregado que San Fernando de Atabapo, la ciudad venezolana sobre el río del mismo nombre, donde planeaban entregarlos a las autoridades chavistas, «tampoco tiene capacidad de recibirlos y regresarán a Colombia cuando quieran. Ya tenemos bastantes problemas con los migrantes. En mi almacén, en una semana, me han robado dos veces. No aguantamos más».
La misión de depositarles en Venezuela por la vía de Inírida ya suponía un reto. Al estar rotas las relaciones diplomáticas entre ambas naciones, deben transportarles en lanchas privadas por río y dejarles en el puerto de San Fernando para que las autoridades venezolanas decidan qué hacer con ellos, si es que autorizan el desembarco. Hasta las 21.00 hora peninsular, siguían en Carreño.
Según Christian Krüger, director de Migración Colombia, han protagonizado actos vandálicos y han participado en saqueos, por lo que han sido detenidos por el Grupo de Operaciones Especiales (GOES) y la Seccional de Investigación (Sijín). Ha agregado que, a fin de evitar que generen desórdenes en otros países de la región, les facilitarán las identidades de todos ellos.
«No vamos a tolerar que extranjeros vengan a afectar nuestra seguridad ni permitiremos que unos pocos vándalos generen brotes de xenofobia. Están afectando el buen nombre de los venezolanos, la mayoría son personas de bien que sólo quieren un futuro», ha manifestado en rueda de prensa.
Aunque en los días pasados distintas voces del Gobierno de Iván Duque insinuaron que el equipo de Nicolás Maduro podría estar detrás de los desmanes en Colombia y Chile, no han establecido que los nacionales expulsados tengan nada que ver con esa supuesta trama.
En todo caso, EL MUNDO ha conocido por fuentes policiales que el caos que vivieron Bogotá y Cali, así como el rosario de manifestaciones que han seguido el paro del pasado 21, no son iniciativas «espontáneas de los ciudadanos, [sino que] alguien está azuzando todo desde fuera, igual que en Chile y Ecuador. Siguen tres etapas, empezando por la escalada de las acciones de protesta hasta asfixiar al aparato estatal».
Una vez generan desorden, «aparecen políticos clamando por una Constituyente y con el estado de crispación generalizada que lograron crear, llegan los mesías. Es una revolución que no tienen línea de mando visibles, son células atomizadas con gran capacidad de coordinación rápida a través de las redes sociales».
El analista de seguridad Jairo Libreros, coincide en que existen intereses extranjeros moviendo los hilos. «Es difícil pensar que una protesta pacífica derive en tantos actos vandálicos. Aquí hay una mano que no hemos podido identificar que coordina las actividades, sabe lo que hace, tiene capacidad para distraer a la policía», comenta a este diario. «Todo obedece a un plan. Y las miradas apuntan hacia Venezuela; no hay evidencias de que tenga motivación ideológica, pero en el mundo de la seguridad sabemos que los chavistas, con Cuba, pretenden ganar dividendos políticos generando incertidumbre en Colombia y otras naciones».
Considera que los saqueos que generaron pánico en la ciudadanía y obligaron a decretar toque de queda en Bogotá y Cali forman parte del plan. «Están interesados en conocer la capacidad de respuesta de la Policía Nacional en situaciones que son inéditas en Colombia, con el fin último de quitarle legitimidad. Buscan que saquen al ejército a las calles y cometa un error. Si golpean la legitimidad de la fuerza pública, la debilitan. Lo evidente es que esto no se detiene, van a continuar».