El aumento de la criminalidad castiga a los socialdemócratas del primer ministro Stefan Löfven un año después de las últimas elecciones
PEDRO G. POYATOS. LA RAZÓN.- Terremoto demoscópico en Suecia. Por primera vez, el partido ultraderechista Demócratas Suecos (DS), tercera fuerza en las elecciones celebradas hace un año, encabeza un sondeo y arrebata la primera posición a los socialdemócratas. Según la encuesta realizada por la empresa Demoskop para el diario “Aftonbladet”, la ultraderecha conseguiría un 24,2% de los votos, mientras que los socialdemócratas sumarían un 22,2%.
El segundo mandato del Gobierno rojiverde en minoría de Stefan Löfven ha sido blanco de las críticas durante los últimos meses por culpa del aumento de la violencia en un país acostumbrado a bajas cifras de delincuencia. Así al menos lo justifica la secretaria general de los socialdemócratas, Lena Rådström Baastad. “Es una situación muy difícil en este momento, así que no me sorprende cuando consideras lo que tenemos contra nosotros, con asesinatos de pandillas, tiroteos y explosiones”. “Somos nosotros, como el partido gobernante, los que tenemos que pagar el precio”, explica la dirigente del partido que ha dominado la política del país nórdicos desde los años treinta del siglo pasado.
Para el líder de DS, Jimmie Akesson, en cambio, este resultado demostraría, en su opinión, que su formación ha sustituido a los conservadores del Partido Moderado, que caen 1,7 puntos en el sondeo, como la principal fuerza de oposición al Gobierno de Löfven. “En los viejos tiempos, eran los moderados [del ex primer ministro Fredrik] Reinfeldt quienes les retaban. Ahora somos nosotros”, justifica Akesson, que se felicita de este “bienvenido cambio en la política sueca”.
La derecha populistas subió hasta el 17,5% de los votos en las elecciones de septiembre del pasado año gracias a un marcado discurso xenófobo tras la llegada de 600.000 refugiados en cinco años. Los socialdemócratas sumaron un 28,3%, seguidos de los Moderados (19,8%). Sin embargo, ni el bloque de izquierdas ni el de derechas, separados por un solo escaño, disponían de los apoyos suficiente para gobernar. Solo la abstención de centristas y liberales en la investidura de Löfven a cambio de una bajada de impuestos permitió en enero superar el bloque político y evitar la repetición de elecciones.
Precisamente, Akessón atribuyó a su mano dura contra la criminalidad su auge en los sondeos. “He argumentado durante mucho tiempo que seríamos el partido más grande tarde o temprano. Hemos estado hablando constructivamente sobre la criminalidad de las pandillas, la creciente inseguridad y una política de migración que no funciona desde hace muchos años”.
En opinión del periodista Daniel Poohl, editor de “Expo”, la revista antiracista fundada por el desaparecido Stieg Larsson, “los problemas políticos en los que los Demócratas Suecos son francos y tienen credibilidad, incluidos los relacionados con la criminalidad y la seguridad, ocupan actualmente un lugar destacado en la agenda política de Suecia”.
Como ha ocurrido en el resto de Europa, el discurso de la ultraderecha ha contaminado el de los viejos partidos, ansiosos por evitar perder más votos. “Cada vez más actores en el discurso político en Suecia, incluidos algunos de los otros partidos políticos importantes, se han suscrito al análisis de la sociedad sueca por parte de los Demócratas Suecos, de que todos los problemas sociales pueden, en principio, atribuirse a la inmigración. Como resultado, para un número cada vez mayor de votantes suecos, temas como la violencia de pandillas se han convertido en sinónimo de inmigración”, explica Poohl a “The Local”.
El sondeo publicado este viernes por “Aftonbladet” clasifica a los partidos políticos en nuevos bloques al sumar a los ultras con moderados y democristianos, los únicos dispuesto a llegar a algún tipo de acuerdo con DS para llegar al poder. Así, ese nuevo hipotético tripartito de derechas va en cabeza con un 49,4%. Por detrás queda el bloque de centro izquierda (socialdemócratas, verdes, centristras y liberales). Estos dos últimos prefirieron hace un año tolerar un Gobierno rojiverde en minoría antes de llegar al poder con la abstención si quiera de la ultraderecha.
La actual correlación de fuerzas, sin embargo, no garantiza que la extrema derecha llegue al poder tras las próximas elecciones de 2022, dado que Löfven puede recurrir a otro socio de investidura, los ex comunistas del Partido de la Izquierda, que apoyan su Gobierno en minoría a cambio de mayores políticas sociales. Los pactos simultáneos con liberales y centristas por un lado y con izquierdistas por otro obligan a un difícil equilibrio a Löfven, un ex antiguo sindicalista curtido en las negociaciones difíciles.