Merkel celebra el 30 aniversario de la caída del muro: «Los Derechos Humanos no se pueden dar por sentados»

| 9 noviembre, 2019

La canciller recuerda también este 9 de noviembre la tragedia de la Noche de los Cristales Rotos, la ola de asesinatos lanzada por Hitler en 1938, otro recordatorio de que «hay que levantar la voz contra el racismo y el antisemitismo». «Sin el coraje y el deseo de libertad de los polacos, húngaros, checos y eslovacos, las revoluciones pacíficas en Europa del Este y la unidad alemana no habrían sido posibles», subrayó el presidente Frank-Walter Steinmeier

INFOLIBRE.- Alemania ha celebrado este sábado el trigésimo aniversario de la caída del muro de Berlín con una serie de actos y festejos en todo el país que marcan uno de los momentos más decisivos de la reciente historia de Europa. La caída del muro, que dividió a la extinta República Democrática Alemana (RDA) y a República Federal de Alemania entre 1961 y 1989, fue la consecuencia de un levantamiento popular pacífico en distintos puntos de la Alemania Oriental comunista, en medio de movimientos en diversos países de Europa Central controlados por la antigua Unión Soviética. Estos países optaron por separarse de Moscú y encaminarse hacia democracias de estilo occidental.

La canciller de Alemania, Angela Merkel, ha recordado este sábado, en uno de los actos del trigésimo aniversario, que «los Derechos Humanos no se pueden dar por sentados» en la celebración de una fecha que recuerda «momentos felices e infelices», según informa Europa Press. Merkel ha enlazado este 9 de noviembre con otro aniversario, de la tragedia de la Noche de los Cristales Rotos, la ola de asesinatos lanzada por Adolf Hitler en 1938, otro recordatorio de que «hay que levantar la voz contra el racismo y el antisemitismo».

El director de la Fundación del Muro, Axel Klausmaier, recordó durante la ceremonia, a matacaballo entre la Puerta de Brandeburgo y la calle Bernauer, icono de la caída, que «la revolución pacífica significa ante todo asumir responsabilidad, vivir la tolerancia, respetar y defender la democracia y los derechos humanos y llenar de vida el sueño de una Europa unida«. Bernauer es considerada como un símbolo de la división de Alemania. Cuando se levantó el muro en 1961, las fachadas de las viviendas quedaron en el este y la acera en el sector oeste de la ciudad.

Posteriormente, Merkel asistió a un servicio religioso en la capilla de la reconciliación, mientras que el presidente del país, Frank-Walter Steinmeier se dirigió al monumento de los cuatro estados de Visegrado, organización gubernamental que reúne a Eslovaquia, la República Checa, Polonia y Hungría. Allí, agradeció a los mandatarios Zuzana Caputova (Eslovaquia), Milos Zeman (República Checa), Andrzej Duda (Polonia) y Janos Ader (Hungría) la importante contribución de sus respectivos países a la reunificación alemana. «Sin el coraje y el deseo de libertad de los polacos, húngaros, checos y eslovacos, las revoluciones pacíficas en Europa del Este y la unidad alemana no habrían sido posibles», subrayó Steinmeier.

200 actos

Desde comienzos de esta semana, tan solo en Berlín se han celebrado unos 200 festejos para conmemorar esta fecha. Un evento consistió en proyectar imágenes sobre un edificio que mostraban el muro de 155 kilómetros de longitud que surcaba la frontera entre las dos Alemanias y que fue cruzado por miles de alemanes orientales que se dirigieron hacia el oeste, con lo que pusieron fin a la división que separó a los alemanes desde la Guerra Fría.

Un programa configurado bajo el lema 7 días, 7 sitios incluyó instalaciones de arte, lecturas, charlas con testigos, películas y exposiciones que fueron presentados en los lugares originales donde tuvo lugar la revolución pacífica en Berlín.

La emblemática Puerta de Brandeburgo de la capital alemana fue el escenario de una instalación artística con alrededor de 30.000 cintas en las que los ciudadanos escribieron deseos, esperanzas y recuerdos, combinados en una «nube de la libertad» de 150 metros de largo. Este sábado, también ha sido protagonista ya que ha acogido a la orquesta Staatskapelle, dirigida por Daniel Barenboim, que ha interpretado la quinta sinfonía de Beethoven, también conocida como La Sinfonía del destino.

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