EFE. LA VANGUARDIA.- Las plataformas de internet retiran un 72 % de los contenidos que los usuarios europeos piden que se eliminen por considerarlos ofensivos, pero ni la Unión Europea ni empresas como Google o Facebook tienen constancia de que estas actuaciones desincentiven la difusión del discurso de odio.
Es una de las conclusiones que se han puesto de manifiesto en la jornada «Cómo combatimos el odio en internet», organizada por Mujeres en Igualdad en la sede de la Comisión Europea en Madrid.
El analista de la Comisión Europea Juan González Mellizo ha explicado que uno de los pilares para evitar la propagación de mensajes de odio en internet en la Unión Europea es el código de conducta firmado por empresas tecnológicas como Twitter, Facebook, Google o Microsoft, mediante el que se comprometen a revisar y eliminar en 24 horas contenido abusivo de sus plataformas.
En 2016, año en que arrancó ese Código, se retiró el 28 % de esas peticiones de los usuarios y ahora ese porcentaje es ya del 72 %, después de que las plataformas hayan aumentado «mucho sus recursos para la revisión de contenidos».
En Google hay 10.000 personas dedicadas a esta labor y en Facebook, alrededor de 30.000 en todo el mundo.
Ahora bien, González Mellizo ha reconocido que no hay evidencia de que los mensajes de odio en internet hayan disminuido aunque se hayan tomado estas medidas.
Un escenario que han confirmado la responsable de políticas públicas de Facebook en España y Portugal, Natalia Basterrechea, y el gerente de políticas y asuntos públicos de Google en España, Antonio Vargas.
También es necesario, ha dicho el analista europeo, analizar cómo se utilizan estas plataformas para conectar con ideologías extremistas o para planificar violencia, retos que tendrá que abordar la Comisión en los próximos años.
Otro asunto que tendrá que poner encima de la mesa es la inclusión de la lucha contra la violencia de género en línea en un instrumento legislativo específico, incluso su tipificación concreta como delito.
Desde Google, Vargas ha precisado que las plataformas van «más allá» de la legislación y retiran contenidos abusivos que no tienen por qué ser delito.
En la jornada organizada por Mujeres en igualdad se ha destacado que no existe una definición global de lo que es un delito de odio, tampoco de lo que constituye discurso de odio, y se ha incidido en la pertinencia de contrarrestar estos mensajes con «contranarrativas» que promuevan la tolerancia y desmonten esos discursos.
Asimismo, los participantes en la jornada han subrayado la dificultad de determinar dónde está el límite entre la libertad de expresión y lo permisible en una plataforma.
El jefe de la Oficina Nacional de Lucha contra delitos de odio del Ministerio del Interior, Carlos Morán, ha sostenido que hay que perseguir el discurso violento y de odio para evitar que se escale en la pirámide de la violencia.
Morán ha asegurado que el 80 % de los delitos de odio -que sobre todo son relativos a la ideología, el racismo y la orientación sexual- no se denuncian.
El catedrático de Derecho Penal Fernando Miró ha concluido que éste es un asunto muy complejo y diverso que no tiene una fácil solución.