La ultraderecha ha desplazado al yihadismo como principal amenaza, alertan los servicios secretos alemanes
PEDRO G. POYATOS. LA RAZÓN.- La violencia de ultraderecha se ha convertido en la principal preocupación del espionaje del interior alemán y desplaza a la amenaza islamista en el país, conmocionado aún por el asesinato a principios de junio del político local Walter Lübcke a manos de un neonazi. El último episodio ocurrió ayer con el ataque antisemita que dejó dos muertos en la localidad de Halle.
“Para mí la extrema derecha es en estos momentos extremadamente peligrosa, lo cual no quiere decir que perdamos de vista el islamismo, por ejemplo, o el antisemitismo”, declaró en junio el ministro alemán del Interior, Horst Seehofer, durante la presentación del informe anual de la Oficina Federal para la Protección de la Constitución (BfV, el servicio de inteligencia de Alemania).
El documento revela que la cifra de ultraderechistas se elevó en 2018 a 24.100 personas, cien más que el año anterior (“una nueva cifra récord”), y de los cuales, 12.700 están dispuestos a emplear la violencia, es decir, más de la mitad, advirtió. Estos datos, sumados a la “elevada afinidad con las armas” del espectro ultraderechista, son “preocupantes”, agregó.
Esta misma “afinidad por las armas” supone un “elevado potencial de amenaza” también de los llamados “Ciudadanos del Reich” («Reichsbürger»), que rechazan la legitimidad y soberanía de la República Federal de Alemania y de su ordenamiento jurídico. A este movimiento pertenecen unas 19.000 personas –lo que supone un 13% más respecto al año anterior– y de las cuales unas 950 son ultraderechistas.
El presidente del espionaje interior, Thomas Haldenwang, por su parte, recordó que el problema de la ultraderecha no es regional, como muchos quieren ver, sino que afecta a todo el territorio alemán y señaló que no hay que perder de vista tampoco a los grupúsculos y “lobos solitarios”.
El informe se refiere asimismo a los delitos ultraderechistas de trasfondo antisemita, que registraron con 48 casos el año pasado un aumento del 71,4% respecto a 2017. Al mismo tiempo, precisó que muchos de los inmigrantes que llegaron a Alemania entre 2014 y 2017 proceden de países “donde las posturas antisemitas forman parte del día a día”, resumía Haldenwang.