La Subdelegación del Gobierno aumenta la presencia de la Guardia Civil a petición del alcalde
ALBERTO FERRERAS. ABC.- El municipio de Morales de Toro, en el que residen varias familias de nacionalidad rumana que se dedican principalmente a tareas agrícolas como temporeros, ha visto como la tensión racional se ha incrementado en los últimos días a raíz de la agresión sufrida por un vecino del pueblo por parte de un grupo de hombres de nacionalidad rumana.
El suceso ha incrementado el malestar de muchos vecinos originarios del pueblo que se quejan de los problemas de convivencia con el colectivo rumano y consideran que esa agresión ha sido el último episodio de una serie de desprecios a las normas de convivencia y de riesgos de seguridad vial provocados por algunos de los rumanos residentes en el pueblo.
La agresión, que se produjo el pasado domingo, ha llevado incluso al alcalde del municipio, Luis Segovia, a pedir a la Subdelegación del Gobierno una mayor presencia de las fuerzas del orden. De hecho, el subdelegado del Gobierno, Ángel Blanco, ya ha atendido a esa petición y se ha reforzado la presencia de los agentes de la Guardia Civil en el pueblo, tal y como detalló a los periodistas en el acto de celebración de la festividad policial de los Ángeles Custodios.
La agresión se produjo después de que la víctima recriminara verbalmente a un ciudadano rumano que condujera su vehículo a velocidad excesiva por el casco urbano. La respuesta por parte del conductor y otros miembros de la comunidad rumana que le acompañaban fue la de agredir al hombre sin que mediara provocación alguna por parte del agredido tras afear la actitud del conductor, según señalaron vecinos del municipio. El subdelegado del Gobierno indicó que los agresores ya han sido puestos a disposición del Juzgado de Toro, que investiga el caso.
Ángel Blanco indicó asimismo que la convivencia ciudadana es algo que hay que solucionar entre todos, aunque hechos como el ocurrido el domingo no benefician ni contribuyen a ello.
Morales de Toro es un municipio de un millar de habitantes entre los que figuran 76 censados de nacionalidad rumana, que constituye la principal comunidad extranjera en la localidad y que en su mayoría se dedican a labores del campo. A raíz de este último episodio, algunos vecinos han criticado otras conductas de algunos de los miembros del colectivo rumano, como el alto volumen de la música, arrojar desperdicios a la calle desde sus viviendas o conducir a velocidad excesiva por las calles del pueblo.
