Habla la viuda de José Ignacio Ustarán, asesinado por ETA: «Intentan imponer la dictadura del olvido»

| 6 agosto, 2019

Charo Muela denuncia que las honras a los terroristas acrecientan el dolor de las víctimas «por la voluntad de pasar página».

C.S. MACÍAS. LA RAZÓN.– En 1980, ETA asesinó en Vitoria al político y candidato de UCD a las primeras elecciones al Parlamento Vasco José Ignacio Ustarán. Hasta hace poco era uno de los más de 300 crímenes sin resolver de la banda terrorista, pero el pasado mes de junio la familia respiró con cierto alivio al conocerse que la Audiencia Nacional reabría el caso. Una alegría que, sin embargo, se vio empañada de nuevo con los últimos homenajes a etarras del pasado mes, en los que las víctimas veían cómo los asesinos eran recibidos como héroes. Por este motivo, para que nadie reescriba la historia de ETA y sus asesinatos, la viuda de Ustarán carga duramente contra estos recibimientos y contra «la voluntad de pasar página» en lo que ella misma denomina «La dictadura del olvido».

Lo hace en una carta pública en la que deja claro que «¡Ni quiero, ni puedo, ni debo olvidar!». Charo Muela, su viuda, estaba en su domicilio ese negro 29 de septiembre de 1980 en el que tres terroristas entraron en su casa y se llevaron a su marido para poco después acabar con su vida de dos disparos. No olvida, como dice, porque ve «una sociedad que, mayoritariamente, antes no quería ver y ahora no quiere recordar».

Según explica en su breve pero dura misiva, esos homenajes a etarras excarcelados, «las bravatas del hombre de paz» o los resultados electorales cosechados por los «herederos de aquellas décadas de terror», son signos evidentes del «afán de algunos de enterrar por segunda vez a los que murieron a manos de los que hoy son recibidos en sus pueblos con honores». Unos honores, añade, «que aquella sociedad enferma, narcotizada, negaba a los asesinados».

No entiende cómo alguien puede aplaudir a un asesino y sólo lo explica en ese deseo de muchos de no recordar: «Practicaron o consintieron la dictadura del terror y ahora intentan imponer la dictadura del olvido», apunta mientras asegura tajante: «¡Pues no!». Porque tiene claro –y avisa a los etarras y a sus seguidores de que «no vamos a olvidar». «¿Cómo olvidar que muchos de los que mataban u ordenaban matar ocupan hoy escaños y cargos políticos? ¿Tenemos que olvidar a los autores de casi 300 asesinatos que no han sido juzgados ni, en algunos casos, identificados?», se pregunta la viuda del político asesinado.

Y lo hace en un momento en el que ve como, después de casi cuarenta años, la Audiencia Nacional reabre el caso de su marido. Reconoce que tanto ella como sus cuatro hijos intentaron que la muerte de Ustarán «no quede impune». Y ahora, su esperanza está en esa nueva investigación y en que «los actuales medios tecnológicos o los papeles de Francia permitan identificar a la mujer y a los dos hombres que se lo llevaron de nuestra casa para matarlo».

Su carta concluye con una pregunta que dice hacerse «a diario»: «Si alguno de ellos ha recibido el premio democrático de ser diputado, concejal o alcalde». Porque, reconoce, «lo cierto es que no han pagado por lo que hicieron».

Tiene claro que ni quiere olvidar ni puede hacerlo. Y los homenajes a etarras, en lugar de desanimarle, le dan fuerzas para seguir exigiendo justicia y que se recuerde a las víctimas con honores. Y no a los asesinos.

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