El gobernador de Nueva York sancionó la ley estatal que impide una paga desigual «en la base de una clase protegida para todos los trabajos sustancialmente similares» durante las celebraciones en Nueva York del mundial de la selección femenina de fútbol, que convirtieron las reivindicaciones salariales en una de sus señas de identidad
EFE. EL MUNDO.- El gobernador de Nueva York, Andrew Cuomo, firmó este miércoles la ley que prohíbe la brecha salarial por género para que las mujeres cobren lo mismo que los hombres, y que también veta a las compañías preguntar sobre el historial salarial durante las entrevistas de trabajo.
Cuomo sancionó la ley estatal que impide una paga desigual «en la base de una clase protegida para todos los trabajos sustancialmente similares» durante las celebraciones en Nueva York del mundial de la selección femenina de fútbol, que convirtieron las reivindicaciones salariales en una de sus señas de identidad.
«No hay una razón lógica por la que las mujeres no deban ganar lo mismo que los hombres. Estas jugadoras de fútbol juegan lo mismo que los hombres, y lo hacen mejor, por lo que si hubiera una razón económica, son los hombres quienes deberían ganar menos», dijo Cuomo antes del desfile en honor del combinado.
Las medidas que entran en vigor este jueves, una vez firmadas por el gobernador, forman parte de la Agenda de Justicia para las Mujeres 2019, un programa que incluye protección para las víctimas de tráfico sexual, leyes contra el acoso laboral y financiación para que madres solteras puedan estudiar en la universidad y salir de la pobreza.
«Nueva York va a continuar liderando el camino y poniéndose al lado de las mujeres y niñas en todas las partes del Estado. Al firmar esta legislación, no solo hacemos lo correcto, sino también lo moralmente acertado y la misma paga por el mismo trabajo es ahora mismo ley en el Estado de Nueva York», afirmó el gobernador.
Esta nueva legislación bebe de dos decretos firmados por Cuomo el pasado año, por los que se prohibía evaluar a candidatos en función de su historial de ingresos, así como requiriendo a las empresas que contrataran con el Estado que hicieran públicos sus datos de género, raza y etnia de sus empleados.
Las jugadoras de la selección estadounidense son un ejemplo claro ya que el pasado 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer, presentaron una demanda contra la Federación de Fútbol nacional por «discriminación institucionalizada de género».
Las acusaciones no se centraban solo en cuestiones salariales, sino también en los lugares donde jugaron y cada cuanto tiempo, las maneras como han sido entrenadas, los tratamientos médicos y el apoyo recibido e, incluso, el transporte para jugar los partidos.
Desde entonces, las jugadoras se han convertido en símbolos a favor de la igualdad salarial, con «equal pay!» como uno de los lemas más coreados por sus seguidores.