EFE. LA VANGUARDIA.- La brasileña Luana Genot trabajaba como modelo cuando su color de piel negro y su pelo rizado empezaron a ser un problema a la hora de conseguir empleo. Fue en ese momento que se dio de bruces con su realidad: los afrodescendientes sufren discriminación en el mercado laboral.
Tras conseguir trabajar en multinacionales, Genot sentía que la pigmentación de su piel era un impedimento a la hora de desarrollar su potencial profesional, por lo que empezó a investigar y acabó formando una ONG dedicada a promover la igualdad racial.
Se trata del Instituto de identidades de Brasil, conocido como ID-BR, fundado en 2016 para ayudar a promover la igualdad en el gigante sudamericano.
«El 54% de la población brasileña es negra, lo que se traduce en más de 110 millones de personas. Sin embargo, de ese porcentaje, solo el 5% tiene acceso a los puestos ejecutivos de las mayores empresas del país, es una desproporción absurda», explicó a Efe la activista, madre de una hija de un año.
Para Genot, de 30 años, los datos hablan solos y el racismo aún supone una barrera para las personas negras, que ven que «el color de su piel llega antes que su currículum y sus competencias».
La dirección del ID-BR tiene como pilares la inserción laboral y la educación. Entre sus actividades figura la puesta en marcha de medidas dirigidas a las empresas para promover la integración de las personas negras en el tejido económico.
También promueven acontecimientos para impulsar la igualdad racial, como el premio convocado en Río de Janeiro para el próximo 14 de mayo en el que se reconocen las principales iniciativas que se desarrollan en Brasil en este campo.
La ONG también se centra en la principal herramienta de empoderamiento: la educación. Brinda becas de estudio a jóvenes negros y procedentes de favelas, para potenciar la posibilidad de acceso al mercado académico y laboral.
Ezequias Jagge es uno de los que optó a una bolsa de estudio de la institución. Tiene 21 años, vive en la favela Esqueleto, en Río de Janeiro, y estudia ciencias sociales en la Pontificia Universidad Católica de la ciudad.
Cuando estaba en el instituto conoció el colectivo activista «Nube negra» y a partir de ahí al ID-BR, que le concedió una beca para poder hacer un curso oficial de inglés, que considera «fundamental» en su trayectoria.
«Todo el mundo que es negro vive la vida de negro. Lo importante es reconocer toda la problemática racial que está contigo, en tu forma de vestir, tus trazos, tu ambiente», subrayó el joven.
Hasta que no cumplió los 17 años no entendió que la discriminación que sufría en su día a día y la falta de oportunidades la desencadenaba su tono de piel. El activismo le abrió los ojos.
Eso mismo le pasó a la propia Genot, quien, poco a poco, se fue dando cuenta de que la discriminación había estado presente toda su vida.
Cuando una compañera suya de colegio la insultaba con pretextos racistas y la directora la justificaba alegando que eran bromas de niños. O cuando percibió que, ya dentro del mercado laboral, no podía acceder a ciertos puestos o no se sentía acogida.
Es el mismo caso que el de Taina Matos, diseñadora gráfica de 25 años que también recibió una de las becas de la ONG para estudiar inglés.
«Para nosotros, es esencial el trabajo porque muchas personas que llegamos a la universidad o al estudio de grado medio estamos por detrás a nivel de formación. El acceso es difícil y tener este tipo de ayudas marca la diferencia en la vida académica», cuenta Matos.
Id-BR se reivindica como una ONG apartidista e independiente de cualquier ideología política cuya meta es promocionar la igualdad en un contexto muy polarizado en Brasil.
El actual presidente de Brasil, el ultraderechista Jair Bolsonaro, ha sido criticado en varias ocasiones por sus comentarios racistas, homófobos y machistas.