El Consejo de Seguridad Nacional alerta del repunte de la xenofobia en España

| 26 marzo, 2019

El Gobierno llama a integrar a los inmigrantes y contrarrestar el discurso contra los extranjeros

MIGUEL GONZÁLEZ. EL PAÍS.- «La actitud de los españoles respecto a la inmigración continúa siendo más acogedora” que la media de los países europeos, pero se ha producido “un cierto estancamiento” en las posiciones de acogida hacia los extranjeros e incluso “un ligero empeoramiento de la tendencia positiva” de los últimos años. Así lo asegura el Consejo de Seguridad Nacional en su último informe anual, aprobado el pasado 15 de marzo. Aunque el texto no alude a la irrupción de Vox, partido abiertamente contrario a los inmigrantes, subraya la necesidad de “contrarrestar los discursos xenófobos”.

El informe asegura que “el tráfico ilícito de inmigrantes es una de las mayores amenazas a la seguridad nacional e internacional” y constata que, durante el año 2018, se ha reducido drásticamente el flujo de llegadas a las costas italianas, mientras que la ruta del Estrecho de Gibraltar se ha convertido en la principal puerta de entrada a Europa, con un aumento del 161,7% de las llegadas: el año pasado entraron 64.421 inmigrantes irregulares a España y, “aunque se está trabajando para revertir esta tendencia ascendente […] todo apunta a que en 2019 las cifras serán superiores”, admite el estudio.

Para frenar este aumento, el Consejo de Seguridad Nacional considera necesario contar con la colaboración de Marruecos y Argelia, además de “mantener cerrada la ruta atlántica [con] la cooperación de Mauritania y Senegal”. Y aboga por apoyar a las fuerzas de seguridad de esos países para que puedan controlar sus fronteras y facilitar la llegada de fondos de la UE.

El Consejo de Seguridad Nacional alerta del repunte de la xenofobia en España

Según datos del Ministerio del Interior recogidos en el informe, la mayoría de los inmigrantes irregulares llegados en 2018 eran marroquíes (13.041), seguidos de guineanos (6.113), malienses (5.762) y argelinos (4.693). El número de inmigrantes procedentes de Malí, único país del África subsahariana visitado por Pedro Sánchez como presidente, se multiplicó casi por nueve entre 2017 y 2018.

También ha crecido la llegada de menores no acompañados, con un aumento del 126% en 2018 y una cifra total de 13.796, concentrados especialmente en Andalucía, Cataluña y Melilla. En 2017, el 97% de esos menores llegados a España fueron varones; más de la mitad eran marroquíes. Las solicitudes de protección internacional (asilo y fórmulas similares) llegaron en 2018 a 55.668, con un aumento del 75%. Por nacionalidades, los más numerosos fueron los venezolanos, que pasaron de 10.629 a 20.015 en un año.

El informe subraya la necesidad de poner en marcha una estrategia de integración de los inmigrantes, con la implicación de instituciones públicas y privadas, así como la recuperación del fondo estatal con este fin. Además, aboga por revisar la estrategia integral de lucha contra el racismo, la discriminación racial, la xenofobia y otras formas de intolerancia, actualmente en vigor, y por actualizar la encuesta que mide la actitud de la población española ante los inmigrantes, que ha registrado un repunte de las posiciones de rechazo al extranjero.

“Habrá que poner en marcha programas y acciones estratégicas específicas para sensibilizar a la sociedad acerca de los efectos positivos de la inmigración y del valor positivo de la diversidad, así como para evitar y contrarrestar discursos xenófobos”, sostiene el Consejo de Seguridad Nacional. Estos programas deberían incluir acciones dirigidas a los profesionales de los medios de comunicación “para propiciar que adquieran un conocimiento de la inmigración y de sus aspectos positivos y desarrollen una actitud respetuosa y favorecedora de la sociedad diversa”.

El informe no menciona a Vox, el partido xenófobo surgido a la derecha del PP, pero menciona, entre los riesgos para la estabilidad de la UE, la aparición de “determinados movimientos populistas en varios países europeos”, que considera “manifestaciones de descontento social que reclaman unas políticas nativistas y rechazan visiones integradoras”.

El documento describe un panorama en el que la recuperación económica es compatible con el mantenimiento de tasas de desempleo por encima de las anteriores a la crisis y donde la revolución tecnológica convive con el ensanchamiento de la brecha de la desigualdad. Esta situación, unida a la creciente proliferación de “acciones ilegítimas” de desinformación a través de Internet, sirve de caldo de cultivo para la crisis de confianza en las instituciones y la “penetración de políticas identidad”, en aparente referencia al auge del nacionalismo.

La fórmula para garantizar la seguridad nacional pasa, según el informe, por la “la prevención la detección y la resilencia” de la sociedad ante estas amenazas.

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