La mayor plataforma de venta de videojuegos ha eliminado de su catálogo el polémico producto
MARTA TRIVI. VERNE / EL PAÍS.- Rape Day es un juego que va sobre violar. Su mecánica principal es tener relaciones sexuales no consentidas con mujeres y su meta es hacer exactamente lo mismo con cuantas caigan a nuestro alcance, para terminar matándolas después. Su propio creador lo dice claro: «Quería hacer un juego para sociópatas».
La existencia del título alcanzó repercusión en España gracias a la denuncia en Twitter de Marina Amores, una periodista especializada que, hace algo más de un mes, sufría una campaña de acoso y descrédito, precisamente, después de denunciar en una entrevista en La Sexta la existencia de este tipo de productos.
Los ataques a Amores tras su aparición en El Intermedio le recriminaban, entre otras cosas, que «los juegos así no existen». Pero un repaso a la historia de los videojuegos da la razón a la periodista. El ochentero Chillex consistía en torturar a personas de la manera más dolorosa posible, y Hatred nos invitaba a controlar a un psicópata y a matar de manera aleatoria. También había algunos que directamente gamificaban la violación, como RapeLay, que nos animaba a acosar, humillar y violar a una madre y sus dos hijas, Masters of the Harem Guild, en el que podemos usar la magia para forzar el consentimiento, y el «clásico» Cluster’s Revenge, en el que la violencia sexual no solo es el objetivo, sino que se ejerce contra una mujer racializada a modo de venganza.
La propia Amores explicaba que, aunque este tipo de juegos son pocos y de nicho, resultan peligrosos porque normalizan la violencia contra las mujeres. En la página web oficial de Rape Day su creador asegura que el título tiene precisamente ese objetivo: «Normalizar la violación de la misma forma que la cultura popular ha normalizado el asesinato».
Quienes defienden el juego argumentan, precisamente, que un juego que trata sobre violar (ejercer violencia sexual contra las mujeres) no es muy diferente de uno que nos obliga a disparar a soldados o a matar a diversos enemigos a sangre fría. Pero, como denuncia la escritora y periodista especializada Eva Cid en su artículo sobre el tema, esta defensa desconoce cómo funcionan los videojuegos y, específicamente, la implantación de las mecánicas de agresión.
Como dice Cid, el salto de Mario puede considerarse una agresión —pues se realiza para «aplastar» a los animales que se encuentra en su camino— de la misma manera que lo es el disparo de un soldado para tumbar a un combatiente. La clave, según ella, está en que estas agresiones se experimentan por parte del jugador como una acción que realizamos para superar un obstáculo.
La diferencia se encuentra, pues, en que «la inmensa mayoría de los juegos violentos no buscan reproducir la sensación de herir, torturar y asesinar a alguien, pero Rape Day sí busca reproducir la sensación de violar a una mujer», explica Cid. De hecho, Rape Day no tiene un meta más allá de la propia violación, y la violencia sexual se ejerce, no contra un villano o enemigo, sino contra una víctima que lo que desea es huir de nosotros.
Nadie está afirmando, como dicen muchos defensores de este videojuego, que «jugar a ser un violador» nos convierta en violadores, de la misma manera que echar horas al Mario Tennis no ayuda a que nos convirtamos en Serena Williams. No obstante, el ver repetidamente el sufrimiento de las mujeres y los diferentes mecanismos de una violación, aunque sea en un contexto lúdico, o precisamente por ello, puede insensibilizarnos.
No podemos olvidar que Rape Day no solo presenta violencia sino que se centra en una muy específica: la violencia sexual contra las mujeres, un tipo de violencia instrumental que necesita de mecanismos concretos (diferentes a otros tipos de violencia) para su erradicación.
Mientras que el jugador ha sido educado para reconocer la violencia gratuita y rechazarla, aún hay una parte importante de la población que desconoce qué es una violación o que ve el consentimiento como una serie de grises y no como una gruesa línea roja. Recordemos una encuesta del año pasado según la que la mitad de los españoles creía que el alcohol es el causante de las violaciones. Juegos como Rape Day pueden ayudar a que las personas tengan más problemas para identificar estas agresiones cuando se producen.
Han acusado a Marina Amores de que sus denuncias dañan la imagen de la industria, pero ella precisamente defiende que productos como Rape Day no la representan y que esa es una de las razones para señalarlos. Finalmente, las denuncias han logrado que Steam, la mayor tienda virtual del mundo, anuncie que no venderá el polémico videojuego, en contra de lo que estaba inicialmente previsto.