Protestas en Ámsterdam durante la cabalgata anual
El populista Wilders considera al paje negro un símbolo intocable de identidad nacional. Algunos ayuntamientos barajan adaptarlo a la situación actual
ISABEL FERRER. EL PAÍS.- San Nicolás, el venerable obispo de Mira (Anatolia, hoy Turquía) llegado todos los años a Holanda desde España para repartir regalos entre los niños, ha desfilado este domingo por Ámsterdam con más pajes que nunca. Esta vez han sido unos 600 ayudantes, que llevan tradicionalmente la cara pintada de negro, labios carmesí, peluca oscura rizada y atuendo morisco. Se llaman Zwarte Piet (Negro Pedro) y su condición de sirvientes estereotipados ha provocado un debate nacional capitalizado por el populista Geert Wilders.Él reclama que no se sacrifique un símbolo de identidad nacional en nombre de la corrección política, y lo hace con más fuerza que nadie. La defensa de la identidad nacional es precisamente uno de los mantras que repiten por toda Europa los grupos populistas.
Las críticas sobre el aparente inmovilismo de una sociedad que se llama tolerante, pero jalea una figura salida del colonialismo, han llegado hasta el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Derechos Humanos. Uno de sus equipos investiga ahora el supuesto racismo de la tradición.
En cuanto supo que la ONU analizaba una de las costumbres más arraigadas de Holanda, Wilders se lanzó a su cuenta de Twitter con el brío que le caracteriza: “Panda de locos. Quiero que se acaben las Naciones Unidas. ¿Usted también? Remita un mensaje a nuestra embajada allí”, escribió. Su Partido de la Libertad se encargó luego de subrayar que “Zwarte Piet y la fiesta de San Nicolás son nuestras”. “No pueden desaparecer por culpa de la estupidez multicultural”. Cuando el pasado miércoles presentó su pacto con el Frente Nacional francés, contra la UE y la inmigración, Wilders subrayó los peligros que corría la identidad nacional. “No puede estar en manos de instituciones que deciden por nosotros”, dijo.
Aunque nadie quiere estropear una fiesta infantil, el debate está en la calle, y Mark Rutte, primer ministro liberal, quiere que siga ahí. Lejos del Parlamento. “Zwarte Piet es negro. Así ha sido siempre, y no puedo hacer nada. Es un asunto que debe resolver la sociedad”, ha dicho. Los ayuntamientos, en especial el de Ámsterdam, han captado enseguida el mensaje y piensan en modernizar al sirviente de San Nicolás a partir del próximo año.
Entretanto, este domingo, al paso de la cabalgata, varias decenas de personas han mostrado en Ámsterdam su rechazo dando la espalda. Algunos manifestantes llevaban la boca tapada con cinta adhesiva. Otros vestían camisetas con el lema “Zwarte Piet es racismo”. Una persona ha sido detenida y Jerry Afriyie, portavoz de uno de los grupos contrarios al paje, ha aprovechado para pedir “que desaparezcan todos los toques raciales”. Hoy se habían quitado el pendiente de aro y se ha favorecido el uso de pintalabios multicolores y distintos peinados en la peluca. Poco antes del paseo por la capital, el propio San Nicolás había agradecido ante el alcalde, Eberhard van der Laan, la “ayuda que me han prestado los “Pieten” para llegar a tiempo”. El sábado, un grupo más numeroso se manifestó sin problemas en Ámsterdam contra Zwarte Piet.
A finales de octubre, cuando se supo que la ONU estudiaba la tradición, se abrió en Facebook una especie de página petitoria para conservarla. Titulada “Pietitie”, en un juego de palabras que mezcla el nombre del paje y la palabra petición, en holandés, suma ya 2,1 millones de firmas. Pero tal vez el intento más llamativo de despolitizar el debate provenga del Jefe mismo de los Zwarte Piet. Interpretado todos los años por el actor Eric van Muiswinkel, ha escrito lo siguiente en su página personal: “El paje es una simpática reliquia de los tiempos del racismo. Seguro. Pero siempre me ha gustado que algo tan políticamente incorrecto como un blanco pintado de negro, fuera posible en Holanda. Entiendo que algo así no pueda hacerse en Estados Unidos, o en Suráfrica. Allí la segregación racial está demasiado cerca. Sin embargo, debe conservarse. Para San Nicolás, Zwarte Piet es como Sancho Panza para Don Quijote. Puede ser menos negro, eso sí”.