El presidente Gauck encabeza los actos de aniversario. Una marcha silenciosa recorre Berlín
ENRIQUE MÜLLER. EL PAÍS.- La información que publicó el periódico New York Times el 11 de noviembre de 1938 está fechada en Berlín un día antes y resume en pocas palabras la ola de terror que vivió la comunidad judía durante la famosa noche que la historia recuerda como la noche de los cristales rotos: “Una ola de destrucción, saqueo y barbarie sin precedentes desde la guerra de los 30 años en Alemania, y desde la revolución bolchevique en Europa, arrasó sobre el territorio alemán hoy, cuando las cohortes nacionalsocialistas se cobraron venganza contra los negocios y las oficinas judías y las sinagogas, por el asesinato de Ernst von Rath, tercer secretario de la Embajada de Alemania en París a manos de un joven judío polaco”.
La canciller Angela Merkel no participó este sábado en ningún acto oficial para recordar el 75º aniversario de la tragedia y dejó en manos del presidente del país, Joachim Gauck, y de su ministro del Interior, Hans-Peter Friedrich, la difícil tarea de recordar al país que la historia puede repetirse si se olvida lo que sucedió en el pasado.
El nuevo aniversario de lo que Merkel calificó hace un lustro como la “noche más oscura de la historia alemana” fue recordado a lo largo y ancho del país. En Berlín, el alcalde de la ciudad, Klaus Wowereit, encabezó una marcha silenciosa que partió desde la sede del Gobierno capitalino y culminó ante la vieja sinagoga. El presidente Gauck, por su parte, viajó a la ciudad de Eberswalde, en Brandeburgo, para inaugurar, junto con el secretario general del Consejo Central de los judíos alemanes, Stephan Kramer, un monumento levantado en el lugar donde se alzaba la antigua sinagoga de la ciudad.
Cuando hace 75 años las sinagogas dejaron de arder, la dictadura culpó a los propios judíos de la violencia que azotó al país. El Reich confiscó los pagos que las compañías aseguradoras debían hacer a los propietarios judíos, cuyas casas y negocios habían sido destruidos, y comenzó a promulgar decenas de leyes para forzar la “arianización” de todas las empresas de propiedad judía.
El pogromo contra la comunidad judía del 9 de noviembre, y en esto están de acuerdo todos los historiadores, marcó un punto de inflexión en la política antisemita que nació inmediatamente después de la llegada de Hitler al poder en 1933, y preparó el terreno para lo que sería el Holocausto, el asesinato sistemático de los judíos que vivían en aquella época en los territorios controlados por los nazis.
Hace cinco años, la canciller Angela Merkel recordó, en el marco de una ceremonia solemne, el horror que vivió la población judía en la denominada Kristallnacht, y puso énfasis en un nuevo peligro que está naciendo en el país: la indiferencia de la población ante el racismo y el antisemitismo, que han vuelto a echar raíces en Alemania.
En un acto realizado en la sinagoga de la Rykestrasse, uno de los pocos templos que no fue destruido en Berlín, Merkel, junto con recordar que el pogromo del 9 de noviembre de 1938, abrió la puerta a lo que llamó “la catástrofe de todas las catástrofes” y envió un severo mensaje a sus compatriotas y al continente. “La xenofobia, el racismo y el antisemitismo no deben tener nunca más cabida en Europa”, dijo.
Merkel volvió a recordar, hace una semana, que en su país aún no se ha logrado erradicar el antisemitismo, que cobró su máxima expresión en lo que ella mismo califico como la “noche más oscura de la historia alemana. En su habitual vídeomensaje semanal, emitido el sábado pasado, la canciller puso énfasis en un hecho que avergüenza a la poderosa nación que es hoy Alemania : “Es inexplicable, pero al mismo tiempo una realidad, que no pueda haber ninguna institución judía sin protección de la policía”, dijo.
Pero en las conmemoraciones de este sábado nadie hizo mención a un aspecto que tiene una profunda connotación en la memoria colectiva de la nación. El 9 de noviembre es una fecha que está incrustada en la agitada historia del país del siglo XX. ¿Quién recuerda por ejemplo que un 9 de noviembre de 1918 Alemania se convirtió en una república parlamentaria, cuando Phillip Scheidemann, un político socialdemócrata, anunció desde una ventana del Reichstag la abdicación del kaiser?
Cinco años después, nuevamente en un 9 de noviembre, un exsargento del Ejército imperial alemán logró convencer a miles de simpatizantes del Partido Nazi (NSDAP) para derrocar desde Múnich al Gobierno alemán y pedir la creación de una «republica nacional”. Hitler fracasó en su intento. Fue enviado a la cárcel donde escribió el libro Mi Lucha, que le ayudaría a conquistar el poder en 1933. El 9 de noviembre de 1938, el führer ordenó el primer gran pogromo contra la población judía que vivía en el Reich.
La fecha más emblemática de la historia alemana del sigo XX tuvo un giro dramático otro 9 de noviembre cuando el portavoz del Comité Central del Partido Comunista de la ahora desaparecida RDA, Günther Schabowski, convocó a una rueda de prensa para anunciar al mundo una medida excepcional con la cual el régimen pretendía impedir el colapso del país de la hoz y el martillo..
El 9 de noviembre de 1989, Schabowski, preguntado por los periodistas que deseaban saber cuándo entraría en vigor una medida que permitía a los ciudadanos de la RDA viajar a Occidente, pronunció dos palabras que cambiaron el curso de la historia. “Ab sofort” (a partir de ya) respondió el portavoz acuciado por las preguntas que le hacía Peter Brinkmann, un periodista del Bild, que estaba sentado en la primera fila del centro de prensa.