El mérito del cambio de «hombres» por «seres humanos» en el texto de la declaración se atribuye a la activista feminista Hansa Mehta. Además de Eleanor Roosevelt, con una reconocida impronta en el histórico texto, varias mujeres fueron esenciales a la hora de dar forma a la declaración que esta semana cumple 70 años. Tres delegadas de países no occidentales hicieron aportaciones decisivas: Mehta, de India, Minerva Bernardino, de República Dominicana, y Shaista Ikramullah, de Pakistán
DESALAMBRE. EL DIARIO.ES.- La fotografía pasó a la historia. Casi un año después de su aprobación, Eleanor Roosevelt posaba con un cartel de la Declaración Universal de Derechos Humanos en la sede de Naciones Unidas. La imagen ha vinculado estrechamente a la representante y política estadounidense con la declaración que impulsó, rodeada de hombres, como presidenta del comité que se encargó de redactarla.
Su destacado papel en lograr que el texto viera la luz el 10 de diciembre de 1948, hace 70 años, ha sido documentado y su figura, reconocida como una firme defensora de derechos humanos. Sin embargo, según recuerda la ONU con motivo del aniversario, hubo otras representantes que trabajaron junto a Roosevelt cuya labor «fue esencial a la hora de dar forma» al documento y garantizar que se incluyeran en él los derechos de las mujeres.
Entre ellas hay mujeres que no procedían de países occidentales a cuyas contribuciones se ha prestado «poca atención», a pesar de que «fueron pioneras en el ámbito internacional y en sus países», recalcó el pasado marzo Rebecca Adami, catedrática de la Universidad de Estocolmo y autora de Las mujeres y la Declaración Universal de Derechos Humanos, según recoge el sitio web del alto comisionado de la ONU para los derechos humanos. Eran representantes en diferentes comités de Naciones Unidas y, aunque se encontraban en minoría, participaron activamente en las sesiones en un momento, además, en el que los imperios coloniales empezaban a descomponerse, relata la investigadora.
Hubo tres delegadas procedentes de países no occidentales que dejaron una huella decisiva en el texto, de acuerdo con Adami: Hansa Mehta, de India, Minerva Bernardino, de República Dominicana, y Shaista Ikramullah, de Pakistán. A ellas se unieron la danesa Bodil Begtrup, la francesa Marie-Hélène Lefaucheux, la bielorrusa Evdokia Uralova y la también india Lakshmi Menon, según ha recordado Naciones Unidas en la conmemoración del histórico texto.
Hansa Mehta
La activista feminista y política Hansa Mehta se sentaba junto a Roosevelt en la Comisión de Derechos Humanos de Naciones Unidas en 1948 sobre la que recayó la tarea de redactar el texto. Eran las dos únicas mujeres delegadas de los 18 miembros que componían el órgano. Mehta, trabajadora social, educadora e incansable defensora de los derechos de las mujeres en India, defendió que el texto incorporara en su redacción el lenguaje inclusivo. A ella se le atribuye el mérito de lograr que se cambiara, en el primer artículo, la frase «Todos los hombres nacen libres e iguales» a «Todos los seres humanos nacen libres e iguales».
«Diría que su legado permanente fue su dedicación a la idea de que la igualdad de los sexos no era un asunto negociable», asegura Priya Ravichandran, analista de políticas de Bangalore, en declaraciones recogidas en el portal de noticias de la ONU. «Cada uno de sus actos procedía de esa convicción. Su trabajo en Naciones Unidas, dentro de India en el sector de la educación, como miembro del consejo legislativo, en la Asamblea Constituyente o como primera dama de Gujarat, se originaron todos en la misma inquietud», agrega.
Minerva Bernardino
En 1948, la diplomática y líder feminista dominicana Minerva Bernardino llevaba años implicada en la defensa de los derechos de las mujeres en América Latina y el Caribe. Su huella principal en la declaración fue promover que se incluyera la fórmula «igualdad de hombres y mujeres» en el preámbulo del documento. Pero en su legado también está haber sido una de las responsables de la creación de la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer de las Naciones Unidas e incluir, junto a otras compañeras latinoamericanas, la no discriminación por razón de sexo en la carta de la fundación de las Naciones Unidas de 1945.
Begum Shaista Ikramullah
La política y diplomática Begum Shaista Ikramullah, de Pakistán, estuvo examinando el proyecto de declaración en más de 80 reuniones. Era delegada de la Comisión de Asuntos Sociales, Humanitarios y Culturales de la Asamblea General, que también influyó en el contenido de la declaración, y una de las dos mujeres que formaron parte del primer parlamento tras la independencia de su país.
Ikramullah, de férreas convicciones políticas y sociales, defendió que se incorporaran artículos y expresiones para hacer hincapié en la libertad, la igualdad y el derecho a elegir en la declaración universal. Además, defendió que se incluyera el artículo 16 sobre la igualdad de derechos en el matrimonio, ya que lo consideraba una forma de combatir el matrimonio infantil y forzado.
Lakshmi Menon
La política Lakshmi Menon, de India, también era representante ante la denominada Tercera Comisión de la Asamblea General en 1948. Defendió con contundencia la mención de ‘la igualdad de derechos de hombres y mujeres’ en el preámbulo así como la «universalidad» de los derechos humanos.
«Sostenía que, si las mujeres y las personas sometidas a dominación colonial no se mencionaban de manera expresa en la Declaración Universal, no se considerarían representadas en la expresión ‘toda persona», recoge el sitio web de Naciones Unidas dedicado al 70º aniversario de la declaración.
Bodil Begtrup
La activista feminista y diplomática Bodil Begtrup, de Dinamarca, también hizo hincapié en el lenguaje para no olvidar a la mitad de la población del planeta. Fue una de las defensoras de la idea de que la declaración universal se refiriese a los titulares de los derechos como «todos» o «toda persona», en lugar de usar la fórmula «todos los hombres». También propuso que se incluyeran los derechos de las minorías.
Marie-Hélène Lefaucheux
«Toda persona tiene todos los derechos y libertades proclamados en esta Declaración, sin distinción alguna de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o de cualquier otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición». Detrás de la mención a la no discriminación por razón de sexo en el texto final estuvo la activista francesa Marie-Hélène Lefaucheux, que en 1948 ocupaba el cargo de Presidenta de la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer.
Evdokia Uralova
Si uno de los artículos de la declaración universal, el número 23, menciona el derecho a igual salario por trabajo igual se debe, en gran medida, a la decidida defensa de Evdokia Uralova, de la República Socialista Soviética de Bielorrusia, que en 1947 fue relatora de la Comisión de la Condición Jurídica y Social de la Mujer.