El partido que lidera Santi Abascal deja un piso de 150 metros para instalarse en un local a pie de calle de 450 metros en pleno barrio de Chamberí por el que pagará un alquiler de 3.500 euros/mes
La formación más a la derecha del panorama político empezará pagando por sus nuevas oficinas una renta mensual de 3.500 euros más IVA. El precio subirá en 500 euros cada ejercicio hasta llegar a los 6.500 euros más IVA mensuales del quinto año de arrendamiento. “Hemos pactado con el propietario pagar menos al principio porque vamos a tener que hacer una reforma en profundidad muy costosa para poner en marcha el local”, explica Enrique Cabanas, vicesecretario de Presidencia del partido. Confía en que los trabajos de acondicionamiento hayan concluido en un plazo de dos meses.
El dinero del alquiler y las obras saldrá de las cuotas de sus afiliados. En agosto de 2017, Vox tenía 3.000 militantes. Solo un año después, ya está en 11.000 seguidores, que contribuyen a su financiación con una aportación media mensual de 9,02 euros. Es decir, que en su caja entran 1,2 millones de euros al año solo en donaciones individuales. Para hacerse una idea, la cifra es casi la mitad de lo que recaudó el PP con las cuotas de sus afiliados en 2016, último dato conocido. Génova ingresó entonces 2,9 millones de euros por esa vía, a pesar de que oficialmente tiene 869.000 militantes, 79 veces más que Vox. La comparativa da una idea del nivel de compromiso que empuja a esta opción política.
“Cambiamos de sede porque en la actual no cabemos. Hace un año, estábamos cinco personas a sueldo del partido. Ahora somos uno más y queremos seguir incorporando gente. Pero lo que de verdad ha aumentado es el número de voluntarios que tenemos. Nos ayudan con las redes sociales, a coger el teléfono, las campañas en la calle… y en la oficina actual ya no caben. Así no podemos prestar a nuestros afiliados la atención que se merecen. Recibimos más de 500 llamadas al día y hasta 1.000 correos”, explica Cabanas. “Era una necesidad meternos en un sitio más grande. En la nueva sede habrá oficinas individuales, espacio para los voluntarios y hasta un lugar para impartir cursos”.
La pujanza de Vox se debe en gran medida al protagonismo que ha asumido en las causas judiciales contra los líderes del ‘procés’ independentista. El partido está personado como acusación popular en los procedimientos del Juzgado número 13 de Barcelona, el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña y el Tribunal Supremo. Incluso se ha querellado contra el juez belga que admitió la demanda de los abogados de Puigdemont contra el magistrado Pablo Llarena. Y este martes amplió una querella previa contra la Mesa del Parlament.
A ese frente jurídico se suman una estrategia de comunicación agresiva y un discurso político de confrontación directa con el secesionismo y otras inquietudes tradicionales del votante de derechas, como la inmigración y el multiculturalismo, claves para entender el auge en Europa de la derecha radical. “Pensábamos que nos iba a afectar la llegada al PP de Pablo Casadoporque parecía que iba a ocupar nuestro espacio político. De hecho, una de las primeras cosas que prometió fue que trabajaría para recuperar los votos que se habían ido a Vox. Pero nos hemos dado cuenta de que, en realidad, no ha hecho nada para defender el proyecto que representamos. Lo único que hizo fue legitimar nuestro discurso y eso nos ha favorecido de forma clara”, explica un portavoz oficial del partido. El propio Abascal ha sostenido en público recientemente esa misma tesis.
Este domingo afronta una nueva prueba. Pretende llenar el Palacio de Vistalegre de Madrid en un acto con aroma de precampaña. Es el mismo espacio en el que Podemos ha celebrado sus dos congresos (2014 y 2017). La formación morada metió a 8.000 personas. Vox asegura que ya ha vendido las 9.000 entradas de aforo máximo y que tiene a otros 3.000 militantes en lista de espera. La cita va camino de convertirse en el evento político más importante que se celebra desde la Transición en el borde derecho del espectro ideológico.
Por lo pronto, las encuestas ya predicen la entrada de Vox en el Congreso de los Diputados. La tercera oleada del PanelConfidencial elaborado por IMOP Insights para este periódico señala que la formación ha pasado del 0,2% de los votos que obtuvo en las generales de 2016 a cosechar un destacable 3%. En gran parte, por los 500.000 votos que ha arrebatado al PP. Los microdatos del sondeo muestran que el perfil prototipo del simpatizante de Vox es un hombre de mediana edad, trabajador, con estudios universitarios y urbano, además de haber votado mayoritariamente a los populares en los anteriores comicios y, en menor medida, a Ciudadanos.