La sobrina de Marine Le Pen aspira a dar la batalla cultural a la izquierda, con un ojo en volver a dar el salto a la política y unificar la derecha francesa
GUILLERMO FERNÁNDEZ. EL CONFIDENCIAL.- La última figura política de la saga de los Le Pen, Marion Maréchal, ha sorprendido a propios y extraños inaugurando un centro de educación superior en Lyon para contrarrestar el “dominio cultural de la izquierda en las universidades”. Su nombre oficial es Instituto de Ciencias Sociales, Económicas y Políticas (ISSEP), pero ya es conocido como el “SciencesPo de derechas”. Un proyecto personalísimo de la sobrina de Marine Le Pen, con el que quiere dar una «batalla cultural» y aspira a sembrar las bases de una«unión de derechas» en Francia, con raíces en los valores del cristianismo más conservador.
El ISSEP está situado situada a escasos minutos de la estación de Perrache en un barrio de clase media-alta ubicado conocido como ‘Confluence’ por situarse entre los ríos Ródano y Saona. Un simbolo, quizás involuntario, de la aspiración de Maréchal de unir a los conservadores galos, quién sabe si bajo su batuta. El ambiente que se respira a su alrededor es de tranquilidad, sólo interrumpida por algunas cámaras de televisión que esperan poder tropezarse en algún momento con la directora de la escuela. En los alrededores, un par de vecinos se preguntan si “Marion” estará dentro. Confiesan que les gustaría verla en persona, mientras se divierten tratando de reconocer a una periodista famosa apostada en la entrada de la escuela.
El acceso es sobrio y en el interior lo primero que llama la atención es lo modesto de las instalaciones. “La escuela está en proceso de gestación”, parece disculparse Maréchal que, al acercarse, toma mucho interés en no ser descubierta por las cámaras del exterior. El ISSEP, instalado en el bajo de un edificio de viviendas, consta de un pequeño recibidor, un par de salas de mediano tamaño en las que se reparten una treintena de alumnos, y una salita que hace las veces de espacio multiusos. Ningún elemento en el interior indica que estamos en lo que aspira a ser el principal centro de la “derecha sin complejos” bendecida por Stephen Bannon. Tanto en sus dimensiones como en el carácter aséptico del espacio, hoy se asemeja más a una academia de inglés que a un centro de élite universitario.
La última figura política de la saga de los Le Pen, Marion Maréchal, ha sorprendido a propios y extraños inaugurando un centro de educación superior en Lyon para contrarrestar el “dominio cultural de la izquierda en las universidades”. Su nombre oficial es Instituto de Ciencias Sociales, Económicas y Políticas (ISSEP), pero ya es conocido como el “SciencesPo de derechas”. Un proyecto personalísimo de la sobrina de Marine Le Pen, con el que quiere dar una «batalla cultural» y aspira a sembrar las bases de una«unión de derechas» en Francia, con raíces en los valores del cristianismo más conservador.
El ISSEP está situado situada a escasos minutos de la estación de Perrache en un barrio de clase media-alta ubicado conocido como ‘Confluence’ por situarse entre los ríos Ródano y Saona. Un simbolo, quizás involuntario, de la aspiración de Maréchal de unir a los conservadores galos, quién sabe si bajo su batuta. El ambiente que se respira a su alrededor es de tranquilidad, sólo interrumpida por algunas cámaras de televisión que esperan poder tropezarse en algún momento con la directora de la escuela. En los alrededores, un par de vecinos se preguntan si “Marion” estará dentro. Confiesan que les gustaría verla en persona, mientras se divierten tratando de reconocer a una periodista famosa apostada en la entrada de la escuela.
El acceso es sobrio y en el interior lo primero que llama la atención es lo modesto de las instalaciones. “La escuela está en proceso de gestación”, parece disculparse Maréchal que, al acercarse, toma mucho interés en no ser descubierta por las cámaras del exterior. El ISSEP, instalado en el bajo de un edificio de viviendas, consta de un pequeño recibidor, un par de salas de mediano tamaño en las que se reparten una treintena de alumnos, y una salita que hace las veces de espacio multiusos. Ningún elemento en el interior indica que estamos en lo que aspira a ser el principal centro de la “derecha sin complejos” bendecida por Stephen Bannon. Tanto en sus dimensiones como en el carácter aséptico del espacio, hoy se asemeja más a una academia de inglés que a un centro de élite universitario.
Sin embargo, la temática de las próximas conferencias que se anuncian en sus carteles desmiente esa primera impresión y ofrece una primera pista acerca de la orientación ideológica de la escuela. El primer cartel informa de una conferencia del periodista Laurent Obertone bajo el título “La Francia prohibida. La verdad de la inmigración”. A su lado aparece otro cartel que anuncia la presencia en la escuela del ensayista Ivan Rioufol para hablar de los ataques a la libertad de expresión en el país galo. Un tercer cartel anima a no perderse la última de las sesiones a cargo de Gil Mihaely, director del periódico “Causseur”, y cuya ponencia lleva como título “Historia de las Alianzas israelíes”. Hace tiempo que la derecha identitaria francesa dejó de ser (en su inmensa mayoría) antisemita.
La entrada a las conferencias, advierten los carteles, es abierta al público, previo pago de diez euros. “Yo no sé si podré venir a todas, pero parecen muy interesantes y sobre todo… ¡muy necesarias!”, afirma uno de los alumnos de la escuela, de mediana edad, que sale apresurado a responder una llamada telefónica. Desde el otro lado del cristal, una persona joven vigila lo que ocurre afuera y, aunque visiblemente molesto por nuestra presencia, nos deja entrar al cabo de un rato.
El proyecto de la más joven del clan Le Pen ya ha arrancado, pero está aún a medio hacer. Aunque las clases ya hayan comenzado y aunque Marion Maréchal pueda presumir de haber conseguido lo que muchos pronosticaban como imposible (entre ellos buena parte del equipo de su tía, Marine Le Pen), el ISSEP es hoy más un embrión que una realidad. Un escaparate en el que la nieta de Jean-Marie Le Pen puede hacer gala de sus contactos políticos y de su capacidad de networking. Un lugar, en suma, en el que acaparar capital político y estatus intelectual.
El principal atractivo académico del ISSEP consiste en una enseñanza de dos años de duración equivalente a un título de máster. La formación incluye clases de historia de las ideas políticas, derecho constitucional, geopolítica, historia de Francia, análisis electoral o filosofía, pero también cursos de “formación en valores” o de ética de la empresa. “Queremos enseñar materias, pero sobre todo queremos enseñar a ser”, insiste Marion Maréchal cada vez que se le pregunta por los objetivos de la escuela. “En nuestra sociedad nos hemos olvidado de enseñar a ser personas enraizadas en un mundo, en una cultura, en unos valores y en una civilización. Esta escuela viene a colmar ese déficit que es especialmente agudo en el sistema educativo francés”.
A nivel de estudios el escollo principal al que se enfrenta el Instituto de Ciencias Sociales, Políticas y Económicas es la carencia de acreditación del centro como escuela oficial de estudios superiores. De este modo, el diploma de los estudiantes una vez acabado el curso no tendrá ningún valor a efectos del Ministerio de Educación, lo que obviamente desincentiva la inscripción.
La cosa se complica más aún si tenemos en cuenta los gastos de matrícula: “¿Quién querría pagar 5.000 euros por un título que no sólo no está reglado,sino que además lleva el apellido de la familia Le Pen?”, se pregunta un antiguo colaborador del Frente Nacional que hoy trabaja para otra formación de la derecha soberanista. Los precios de la matrícula van desde los 4.500 euros a los 7.500. Marion Maréchal se esfuerza por minimizar la importancia de estos problemas subrayando la existencia de ayudas y becas que la escuela está en disposición de ofrecer, e insistiendo en que recibirán las acreditaciones oficiales en un tiempo no muy lejano.
Entre el elenco de profesores de la escuela sorprende no encontrar a ninguna mujer. “Lo importante es que sean buenos, ¿no?”, comenta Renaud, estudiante, durante una breve pausa. Tampoco entre los alumnos abunda la presencia femenina, apenas un 15% del total de matriculados. En cuanto al equipo docente destaca la incorporación de Raheem Kassam, director del medio digital de extrema derecha Breitbart London y mano derecha de Stephen Bannon. También el filósofo estadounidense Paul Gottfried, creador del “paleo-conservadurismo”, y el historiador ruso Oleg Sokolov.
¿Se puede hablar con ellos? “Aún es demasiado pronto”, se disculpa la nieta de Jean-Marie Le Pen, “se irán incorporando en las próximas semanas”. La presencia de Kassam es, en cualquier caso, fundamental, en la medida en que manifiesta el apoyo del ex director de campaña de Donald Trump a este proyecto educativo: “contar con Raheem Kassam es sin duda importante para nosotros”, reconoce Marion Maréchal.
Además de estos fichajes de renombre, la escuela cuenta también con una nutrida representación de las principales corrientes de la extrema derecha francesa: soberanistas, liberal-conservadores, católicos integristas y monárquicos. A la plantilla tradicional de las corrientes históricas de la extrema derecha francesa se unen esta vez figuras ligadas al sarkozysmo e incluso una persona como Roger Chudeau, colaborador del ex primer ministro François Fillon.
La intención de Marion Maréchal es reunir en la escuela a todo el ámbito de la derecha inconformista que orbita entre Los Republicanos y el Frente Nacional. “En Francia hay mucha gente que se siente ligada a la preocupación por la identidad pero que no se encuentra del todo cómoda ni con la actual derecha ni con algunas cosas del Frente Nacional”, reconoce otro estudiante, Julien, una vez fuera de la escuela y con un cigarrillo. “Por eso proyectos como el de Marion son importantes: porque tienden puentes”, concluye.
Marion Maréchal no esconde que su sueño es la “unión de las derechas”. Siempre ha expresado que su proyecto pasa por consolidar una derecha “nacional, social y popular”, firme con los valores del catolicismo más conservador y capaz de integrar a los sectores descontentos de la derecha clásica. Cree que esta coyuntura política en la que Emmanuel Macrondesconcierta a Los Republicanos y deja a la derecha clásica con un agudo un sentimiento de orfandad, es la adecuada para lanzar una OPA intelectual a los conservadores y convertirse en el futuro en el polo hegemónico de la derecha francesa.
Quizás esté ahí el atractivo de la escuela, más allá de los precios, las instalaciones y de la ausencia de títulos oficiales. Quien entra en el ISSEP lo hace pensando que está contribuyendo a un proyecto de reconstrucción de la derecha. Ese es su valor añadido: ejercer como puente entre la derecha clásica y la extrema derecha.
Antes de salir, Marion Maréchal se cerciora de que no hay cámaras fuera y se despide diciendo: “espero que esta escuela me sobreviva” porque “yo no siempre estaré aquí”, dejando la puerta abierta a un retorno a los puestos dirigentes del Frente Nacional [hoy rebautizado como Reagrupamiento Nacional].
Tras su exitoso paso por la política y de las tensiones con su tía Marine, Maréchal ha renunciado al apellido Le Pen y a París, para venirse a instalar en Lyon. La elección de la ciudad viene motivada, según explica la nieta de Jean-Marie Le Pen, por “la necesidad de huir del ámbito parisino con sus micro-mundos cerrados” y “porque en Lyon los precios son más asequibles”. Además, sonríe, “aquí hay mucha mejor comida y una mejor representación de las excelencias que tiene nuestro país”. Pero la retirada de la joven es temporal. Parece actuar bajo la máxima de dar un paso atrás, para poder coger impulso.