CARLOS FRESNEDA. EL MUNDO.- Bajo la batuta del veterano europarlamentario Gerard Batten, elegido en abril como cuarto líder en menos de dos años, el Partido de la Independencia del Reino Unido (Ukip) ha dado un definitivo giro a la ultraderecha y ha resucitado aparentemente de sus cenizas: de 18.000 a 24.000 militantes, de nuevo por encima del 5% en las encuestas.
En la conferencia del partido en Birmingham, Batten ha librado un personalísimo pulso con el ex líder, el carismático Nigel Farage, que no ha ocultado su preocupación por el viraje «radical y populista» de su partido, en sintonía con la ola ultraconversadora que sacude Europa.
Batten ha definido el Islam como «un culto de la muerte» y ha vinculado el extremismo islámico con los delitos de explotación sexual: «Su profeta tenía esclavas sexuales». El manifiesto del Ukip propone la creación de prisiones especiales y la adopción de reglas de inmigración «solo para musulmanes», además de la supresión de los «delitos de odio» y de la Comisión de Igualdad y Derechos Humanos. El «multiculturalismo», asegura, es el mayor enemigo interior del Reino Unido.
Frente a las divisiones internas en los grandes partidos, el Ukip presume de ser la única fuerza política que reclama unánimemente y sin rodeos «la retirada completa y total de la Unión Europea» y la proclamación del Reino Unido como «un estado independiente y soberano».
Batten prometió defender «las libertades individuales y la libertad de expresión», con mención muy directa al caso de Tommy Robinson, el fundador de la ultraderechista Liga de Defensa Inglesa (EDF), encarcelado durante meses por desacato judicial. Robinson, convertido de la noche a la mañana en héroe «nacional», podría ser acogido como miembro honorario del Ukip y contribuir al tirón de su partido en las facciones de ultraderecha hasta ahora marginales en el mapa electoral.
Gerard Batten, 64 años, miembro en su día de la Liga Anti-federalista (el embrión del Ukip), es también amigo personal del líder ultraderechista holandés Geer Wilders, al que considera como «un hombre valiente que está intentando defender la civilización occidental». De su mano, el moribundo Ukip se quita finalmente la máscara y se atrinchera en la línea radical de la alt.right, en versión europea y auspiciada por el ex estratega de Donald Trump, Steve Bannon.