Valentín González alerta de la permisividad del racismo en el deporte, ya que algunos cánticos defienden ideas nazis y despojan de dignidad al ser humano
06/08/2018 La Opinión de Málaga.- El anonimato y el poder que otorgan las redes sociales junto a la proliferación de discursos populistas xenófobos son cuestiones clave que influyen en el incremento de los delitos de odio. Para acabar con esta situación, según este experto, es fundamental la normativa, la educación, la prevención y el compromiso de la sociedad y las instituciones
El Día de las Víctimas de los Delitos de Odio, que se conmemoró el pasado domingo, arrojó unas cifras cuanto menos preocupantes. Más de 600 casos en toda España en 2017 y Andalucía alzándose como la tercera región donde más se producen. Unas cifras que estarían multiplicadas por las pocas denuncias que se realizan. El presidente de Movimiento contra la Intolerancia de Málaga, Valentín González, analiza la situación actual para La Opinión de Málaga.
¿Cuál es el colectivo que menos denuncia y a qué se debe?
El colectivo de inmigrantes tiene un nivel de denuncia bajísimo. Y el colectivo gay y el de discapacitados tienden más a denunciar porque tienen más confianza en las instituciones y se sienten más protegidos. Sin embargo, los inmigrantes desconocen sus derechos, y está el problema de acudir a la policía si estás en una situación irregular. Hay que romper la espiral del silencio.
¿Qué grupos son más vulnerables a sufrir estos delitos?
El colectivo de inmigrantes, que sufren delitos de odio por racismo y xenofobia, las minorías religiosas, el colectivo LGBTI, particularmente el colectivo de transexuales, y el de discapacitados.
¿La llegada masiva de inmigrantes puede hacer que se incrementen los delitos de odio hacia ellos?
Yo creo que no hay una relación directa entre una mayor venida de inmigrantes y un incremento de los delitos de odio. Podemos poner un ejemplo histórico: el caso de Lucrecia Pérez, una inmigrante dominicana asesinada en Madrid en 1992. En aquel momento había en España 300.000 inmigrantes y dos millones de españoles emigrantes. Un porcentaje bajísimo y, sin embargo, ya había campañas racistas… y se produjo aquel hecho.
¿Qué factores pueden intervenir entonces en el aumento de los casos?
El populismo xenófobo, el discurso de odio en las redes sociales y la propaganda xenófoba que algunos grupos de extrema derecha mueve con mucha habilidad en las redes con la intención de criminalizar al colectivo de inmigrantes. Ese es el problema, cuanto más crezca eso habrá una situación más vulnerable y en la que es más probable que haya ataques contra personas.
¿Ha dado alas internet a que estos delitos proliferen?
Sí. Se puede demostrar científicamente que a mayor discurso de odio en las redes sociales, mayores delitos de odio. Un ejemplo es el brexit, a raíz de la campaña, que se basó en el discurso populista xenófobo, los delitos de odio se incrementaron en ese periodo. Lo mismo ha pasado con Trump, su campaña xenófoba ha hecho que se incrementen los delitos de odio contra inmigrantes, latinos…
¿Cuál sería la solución?
Hay una combinación de muchas soluciones. El tema restrictivo, que en nuestro caso el código penal está muy actualizado; la educación, que debe promover valores de tolerancia, solidaridad y apoyo a la diversidad; el compromiso de la sociedad civil; programas preventivos contra la intolerancia y los delitos de odio; y el apoyo a las víctimas. Si en todo el proceso que siguen no reciben el trato debido, se les somete a situaciones humillantes o no se cuidan las formas, se da la segunda victimización, que influye en que no se denuncie.
¿Qué colectivos diría que son los más preocupantes?
La islamofobia y el antisemitismo me preocupan bastante. El antisemitismo porque en Europa hemos vivido un holocausto hace muy poco tiempo y el discurso antisemita en las redes sociales es bastante fuerte y se da con bastante saña. Es como que el odio al pueblo judío no se erradica, está enquistado. Y con la islamofobia el problema es que opera a favor de la radicalización de musulmanes, y tenemos ahí un tema muy delicado que hay que cuidar especialmente por toda la complejidad que supone el terrorismo.
¿Hay un perfil agresor?
Hay un perfil muy claro que es el de los militantes ultraderechistas, racistas y neonazis. Hay jóvenes y no tan jóvenes, mayoritariamente hombres, aunque también hay mujeres, que militan en la causa de la intolerancia, el antisemitismo, el racismo, la xenofobia y la islamofobia. Es gente que cree fervientemente que hay razas superiores, que reciben propaganda a través de internet y que están relativamente bien organizados. No son muy numerosos pero sí son un riesgo para la seguridad.
¿Son personas que no valoran la vida de los demás?
Es gente que cree que las personas afrodescendientes son animales, y no solo se lo creen sino que militan en la causa. Es curioso cuando en un partido de fútbol hay cánticos que imitan el sonido de un mono cuando toca el balón un afrodescendiente. Hay gente que le quita importancia a eso, pero lo que están diciendo es que esa persona no es un ser humano, sino un ser inferior, y lo que defienden gritando como bestias son ideas nazis, supremacismo. Que eso ocurra en masa en los estadios delante de tanta gente es preocupante.