Los bancos ‘anti-indigentes’ dividen a los vecinos del Pumarejo de Sevilla

| 18 julio, 2018

18/07/2018 El Mundo.- La Asociación Pro Derechos Humanos de Andalucía (APDH-A) ha manifestado su disconformidad con el Ayuntamiento de Sevilla por su decisión de sustituir parte de los bancos públicos de la Plaza del Pumarejo de Sevilla por otros nuevos diseñados para impedir que nadie pueda tumbarse en ellos y evitar así que sirvan de cama al aire libre a los indigentes.

El Grupo Socialista, el Grupo Popular y Ciudadanos han apoyado una iniciativa que incluye «acondicionar el mobiliario actual a uno más acorde con las necesidades y estética que la misma Plaza demanda». El principal motivo que exponen es la suciedad, difícil de limpiar, en los cuatro bancos más cercanos al Palacio del Pumarejo ya que son de granito, sin respaldo y, además porosos. Se trata de bancos con la superficie lisa, lo cual permite a una persona tumbarse en ellos. La misma plaza ya tiene otros bancos divididos en asientos individuales separados por resposabrazos de forja.

La respuesta de los colectivos más sensibles con la población indigente no se ha hecho esperar. Pablo Fernández, delegado provincial de la Asociación Pro Derechos Humanos en Sevilla, considera que «una medida que sólo busca dar una buena imagen de Sevilla para favorecer el turismo, cuando lo real en la ciudad también es esto, la pobreza». Según este activista, el Ayuntamiento pretendelimpiar la calle de personas sin hogar y apartarlos de los núcleos urbanos más concurridos.

Algunos vecinos han catalogado de molestos, violentos y peligrosos a estas personas sin recursos que hacen de la Plaza su lugar de convivencia cada día. Los comerciantes también se han hecho eco y protestan de la suciedad que dejan a las puertas de sus negocios. «Venimos a trabajar y no a servirles», expone una camarera de uno de los bares que, en varias ocasiones, dice haberse visto envuelta en situaciones indeseables. «Me han acorralado en el coche y han golpeado los cristales por no dejarles entrar en el local», apunta. Además, ha tenido que poner llave en los baños del bar porque, en más de una ocasión, «han entrado sin preocuparse de si había gente dentro o no, se han cambiado de ropa y lo han dejado todo tirado y sucio».

También Noelia, una camarera que trabaja en la zona considera que «los miembros de APDH-A han denunciado la propuesta porque no viven por la zona». Sostiene que el día a día con el grupo de ‘sintecho’ es insoportable. «Si vivieran por aquí seguro que entendían que los vecinos estemos ya cansados de la situación». Asegura que, en numerosas ocasiones, tiene que recoger las heces que se encuentra en la puerta del bar en el que trabaja.

Por contra, Patricia Pérez, recepcionista de una clínica dental del entorno, entiende que ellos también sus derechos, aunque comprende a los vecinos se quejan de las molestias.

En ese sentido, APDH-A lamenta que, ante las quejas de residentes por los problemas de convivencia, el Ayuntamiento haya optado por «reunirse con parte de ese vecindario, obviando una vez más la participación de colectivos sociales que trabajan en el ámbito del sinhogarismo, los derechos humanos y la exclusión social o con las asociaciones vecinales del barrio». De este modo, defiende que solo se está atendiendo a una parte de la sociedad y se está evitando a esta otra.

«El mensaje es demoledor, porque para el Ayuntamiento de Sevilla el problema son las personas pobres, no la pobreza», expone Pablo Fernández, que reclama la retirada del dispositivo policial «permanente» de la plaza del Pumarejo y desista de la sustitución de los bancos, una iniciativa que consideran «poco ética e inhumana».

Pablo Fernández invoca incluso el discurso de Nelson Mandela para defender que «se sabe cómo es un país por cómo se comporta con la gente más pobre».

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