Alternativa por Alemania se reúne en Augsburgo y califica el acuerdo de «puro humo»; al mismo tiempo 5.000 personas se movilizan en su contra
30/06/2018 El Mundo.- Para el partido populista de ultraderecha Alternativa para Alemania (AfD), no hay peor enemigo que Angela Merkel. En estos cinco años de vida, la formación ha basado su éxito en sacar petróleo de la debilidad de la canciller, en sus orígenes con la crisis del euro y, desde 2015, con la crisis migratoria. Ahora, en medio de una crisis que amenaza con romper el gobierno federal, el partido se frota las manos a sabiendas que desde ayer cuenta además con el acuerdo migratorioalcanzado en Bruselas como arma incendiaria para reforzar su discurso xenófobo.
Un acuerdo que el líder de la formación Alexander Gauland calificó de «puro humo» ante el medio millar de delegados reunidos hoy en la ciudad de Augsburgo. En un gesto ya habitual, Gauland evocó al ocaso de la Alemania comunista en 1989 y lo comparó con la situación actual. «Merkel se cae, aún cuando siga tratando de remar con los brazos», sostuvo ante el júbilo de su público.
Al mismo tiempo, en las calles de Augsburgo protestaban cerca de 5.000 personas en contra de la presencia de los populistas de derechas: «No hay derecho a propaganda nazi», gritaban los manifestantes.
Para Gauland, el eslogan de ‘fuera Merkel’ no basta, también se tiene que ir «todo un aparato, todo un sistema». Finalmente mandó un mensaje cristalino al ministro del Interior y socio bávaro de los conservadores de Merkel, Horst Seehofer: aún tiene tiempo de hacer méritos en favor de Alemania y derrocar a la canciller.
La continuidad de Angela Merkel al frente del gobierno federal está en peligro desde que Seehofer le lanzara un ultimátum por el que amenazaba con actuar en solitario en materia migratoria. Seehofer propuso expulsar de forma unilateral en la frontera alemana a migrantes que ya hubieran solicitado asilo en otro paísmiembro de la Unión Europea, una propuesta que enseguida recabó tanto el rechazo de Merkel como el apoyo de los gobiernos de Austria e Italia.
Ahora la pelota está sobre el tejado de la bávara Unión Socialcristiana (CSU), que mañana decidirá si los acuerdos migratorios alcanzados en Bruselas de los que hace gala Merkel se ajustan a sus expectativas. De no aceptarlos, la formación bávara podría actuar en solitario y romper la coalición de gobierno, tal y como amenazó en su día, lo que supondría una nueva convocatoria de elecciones y el fin del cuarto mandato de Merkel y probablemente también de la carrera política de la canciller.
O por el contrario, podría aceptar los acuerdos puntuales alcanzados por Alemania con varios estados europeos en Bruselas. En tal caso, los bávaros darían un balón de oxígeno a Merkel, que salvaría una de las peores crisis en sus 12 años al frente del Gobierno alemán; pero darían alas a la ultraderecha, que reforzaría su discurso antiinmigración con la vista puesta en las elecciones regionales de Baviera en octubre. La necesidad de la CSU es de no perder apoyos, pues corren el peligro de perder su mayoría absoluta en su región. Varios medios alemanes han barajado incluso la posibilidad de que Seehofer presente su dimisión, después de que trascendiese que ha cancelado los principales actos que tenía la próxima semana.