05/06/2018 El Independiente de Granada.- Una mujer negra, nacida en Brasil pero de nacionalidad española, ha presentado una denuncia por racismo ante la Policía Nacional tras soportar cómo una empleada de la Alhambra le insultó con expresiones vejatorias del tipo ‘Vete a tu país’, por dos veces, o ‘Vuelve al lugar de donde viniste’, después de que se solventara un malentendido en los accesos a los Palacios Nazaríes.
La denuncia, a la que ha tenido acceso El Independiente de Granada, fue formulada el pasado 29 de mayo, un día después de que ocurrieran los tristes hechos. M.V.C.N,, que reivindica su condición de mujer negra, como así hizo figurar en el escrito presentado ante la Policía, también dejó constancia del trato vejatorio recibido en una reclamación oficial presentada ante la Alhambra. La denunciante se sintió tan humillada que aunque accedió al monumento, finalmente se marchó sin visitarlo.
Según el relato que consta en la denuncia, la mujer y un amigo habían obtenido con antelación las entradas de la Alhambra por internet -adquirieron sendas tarjetas del bono turístico Granada card- y se presentaron en los tornos de acceso a los Palacios Nazaríes antes de la hora fijada para la vista, las 14.00 horas.
Un ‘problema’ con las entradas
Mientras que su acompañante accedió a la Alhambra tras pasar por el lector su entrada, la mujer no pudo acceder en un primer momento, al indicarle la empleada que su entrada “ya había sido utilizada”.
El malentendido se subsanó al comprobar la empleada que el acompañante había accedido por error con la entrada de la mujer –pese a ser nominativas y sin que ningún empleado lo advirtiera- y ella, sin saberlo, pasó a continuación su ticket por los tornos, lo que lógicamente fue rechazado por el sistema. Al comprobar el error casual, la mujer finalmente pudo acceder validando la entrada de su amigo.
Vejaciones
Después de que subsanara el error, la mujer entró al recinto junto a su acompañante, “si bien en ese preciso momento, la empleada con la que tuvo el problema de validación de la entrada, le manifestó de viva voz y en presencia de las personas allí concurridas: ‘Eres una mentirosa’”, y acto seguido, según la denuncia, le dice: “Vete a tu país”.
La denunciante se dio la vuelta y le indicó a la empleada que “su país era España”, ya que tiene la nacionalidad española, aunque nacida en Brasil, a lo que de nuevo le contestó la trabajadora del monumento: “Pues vete al lugar de donde viniste”.
La mujer se sintió “indignada e insultada” por esas frases, por lo que optó por marcharse del lugar, sin visitar el conjunto monumental.
La denunciante, ante la imposibilidad de conseguir la identidad de la empleada, aporta las características física de quien la insultó, que vestía el uniforme, con la placa de la Junta de Andalucía. Junto a ella, había otro empleado testigo de los hechos, quien la amenazó con llamar a refuerzos para echarla de allí.
Debido al “estado de nervios” y la “ansiedad” que padeció por lo sufrido no llamó en ese momento a la Policía, ni rellenó una hoja de reclamaciones, que pudo presentar al día siguiente. En la denuncia, a preguntas de la Policía Nacional, dijo ignorar si los hechos quedaron grabados por las cámaras de seguridad del recinto.
“No sabía qué decir para frenar a aquella mujer; me quedé paralizada, fría, avergonzada por toda la gente que me miraba. Me sentí humillada, odiada, horrorizada, discriminada por una persona que no me conoce y que estaba haciendo su trabajo y yo como una visitante más”.
Así describe la denunciante el shock que le produjo el grave incidente, que califica como acción “xenófoba y racista” en la hoja de reclamaciones que presentó en el monumento, a la que también ha tenido acceso El Independiente de Granada.
En la reclamación explica con más detalle lo sucedido y su reacción: “Impedida de hacer o decir algo me di la vuelta e intenté seguir pero me fue imposible porque sufrí una crisis nerviosa, seguida de llanto, temblor por todo el cuerpo. Busqué sentarme para no caerme. Entre lágrimas tuve que traducir a mi amigo lo que me acaba de ocurrir. Él, que es de fuera, se quedó horrorizado y debo decir que mi paseo por la Alhambra se acabó antes de empezar. Gastamos 80 euros para nada (en los dos Granada card, que incluyen la visita a la Alhambra) porque nadie puede disfrutar después de una acción xenófoba y racista como esta”.
Del ‘mentirosa’ al ‘vete a tu país’, por dos veces
En el detallado relato que ofrece en la reclamación, la denunciante cuenta el incidente previo en los accesos, cuando al pasar su entrada el sistema la rechazó porque ya había sido utilizada. La mujer explicó a la empleada la compra. “En ese momento, ella ya me puso en evidencia porque decía lo mismo pasando el lector óptica por el código QR del billete de entrada que llevaba en el móvil”.
“Llamó a su compañero diciendo que yo le estaba echando la bronca por el tema de una entrada, lo que por supuesto no era verdad”. “En ese mismo tiempo mi amigo encuentra las entradas en su móvil y se da cuenta de que había pasado con la mía, así que le presenta la que estaba su nombre y problema resuelto”. Eso pensó, pero a continuación la empleada, “en tono despectivo”, le dijo: “¿Ves? Mentirosa”.
“Sin creerme lo que pasaba le dije que no era mentirosa, que no me dijera eso, que mentirosa ella, que yo tenía mi entrada válida como le dije antes”. “En ese momento se metió su compañero diciéndome que no insulte a la gente y me amenazó con lamar a refuerzos para echarme de allí”.
“Muerta y fría de la vergüenza, porque me miraban todos los de la cola y lo que ya se encontraban dentro del monumento y sin ganas de discutir, sino de hacer mi paseo que era lo que al final a lo que vine, decidí entrar”.
Pero, “al segundo paso escucho un sonoro ‘Vete a tu país’”, tras lo cual se dio la vuelta y la mujer dijo: “¿Perdona?”, a lo que la empleada repitió “Vete a tu país”, en voz alta ya que la denunciante se encontraba a unos 40 ó 50 metros y lo escuchó con total claridad.
“Le dije desde donde estaba que mi país es España, al que respondió, ya atendiendo a otro visitante, ‘Pues vuelve al lugar de donde viniste’”.
La denunciante añade en su hoja de reclamaciones varias reflexiones, entre las que figura: “Por qué yo que soy de raza negra, y vengo a visitar un sitio público y me manda esta señora (la empleada), que en ese momento controla el acceso, que me vaya a mi país, pero mi amigo, que por equivocación presentó una entrada que no estaba a su nombre y que es blanco, no le mando a que se fuera al suyo (su país)?
Además, incide la mujer que en el proceso de compra por internet se indica, claramente, al ser nominales las entradas, que se solicitará documento acreditativo de identidad, pero nadie se lo pidió, lo que en su opinión refleja una grieta de seguridad, puesto que su amigo, antes de advertir el error, entró, como ejemplo, con la entrada a su nombre.
“Quiero expresar mi decepción con relación a lo ocurrido. Estoy psicológicamente afectada, tengo crisis de nervios desde ayer (se refiere a la fecha del incidente, el 28 de mayo pasado), razón por la cual solo hoy (por el 29 de mayo) tuve el valor de redactar esta reclamación. Podría haber dicho mil palabras a esta señora, podría haberla humillado con clase (…). Pero soy persona y persona de paz. Las personas de raza negra ante todo son seres humanos”, concluye la reclamación.
Defensor de la Ciudadanía de Granada: ‘Por desgracia, es más habitual de lo que parece’
Dedicado a la defensa y protección de las personas ante los posibles abusos de la Administración local o empresas y a combatir cualquier discriminación, el Defensor de la Ciudadanía de Granada, Manuel Martín, requerido por El Independiente de Granada, señaló que este tipo de acciones supuestamente racistas son “por desgracia, más habituales de lo que parece”.
En su reflexión, llamó a acabar con esta “lacra”, que es también “un delito, radicalmente inaceptable. Es de vergüenza que en el siglo XXI los humanos no podamos mirarnos a la cara, a los ojos, y reconocernos como hermanos, que es lo que somos·, cuando ya está más que comprobado que “solo hay una raza, que es la humana” y lo demás, añadió, “son invenciones”, que alimentan la xenofobia.
Manuel Martín significó la necesidad de “empoderar a las víctimas”, y si bien puntualizó que tras una denuncia, es un juez quien dictamina, abundó en su argumento al subrayar que hay que “informarlas, asesorarlas, acompañarlas para que se sientan personas”, puesto que en su larga experiencia como Defensor de la Ciudadanía de Granada, “las víctimas llegan aquí hundidas, con miedo”.
Para Manuel Martín, reiteró, son casos frecuentes, pero las víctimas no se atreven a denunciarlo, “se sienten solas”, de ahí “la importancia de empoderar a las víctimas” en un complejo proceso puesto que generalmente es la palabra de la víctima contra el agresor, no abundan los testigos, se cruzan el miedo y el pánico porque “le han pisoteado la dignidad como persona, lo más fuerte que hay”.
Y con las reservas lógicas, hasta que concluya la investigación policial y judicial, declaró que el racismo “no se puede permitir en ningún lugar y menos, -de ser así-, en un espacio como la Alhambra, que tanto representa para la interculturalidad, y para el respeto a las culturas”.
El Defensor de la Ciudadanía de Granada propuso la necesidad de articular una ley integral para apoyar a las personas víctimas del racismo y la discriminación al considerar que si bien existen los mecanismos legales establecidos, es fundamental abordar estos casos de forma integral y rápida, para resarcir con presteza a quien denuncia y se demuestra que ha sido vejado por el color de su piel o su opción sexual.
Pero también subrayó que “hay salida” y recordó el caso resuelto con la detención del agresor, gracias a la acción policial, de un vecino de Granada que recibió una carta en su buzón en la que le decían que no era digno de vivir en esta tierra por ser homsexual, un asunto que tramitó su Oficina.
«La lucha contra la discriminación, el racismo, y los delitos de odio tienen que ser una prioridad en la agenda de todas las administraciones, también en la de todos los partidos políticos, ya que es una cuestión de derechos humanos», remarcó.