Tras la advertencia de los 50 encapuchados que asaltaron el vestuario del Sporting antes de la final de Copa, dimite en bloque la mesa de la Asamblea General del club lisboeta
18/05/2018 ABC.- El Sporting de Lisboa se ha convertido en una olla a presión.Los acontecimientos se suceden de manera vertiginosa desde que 50 encapuchados irrumpieron en la ciudad deportiva del histórico club portugués hace unos días y hasta los propios directivos sospechan que el presidente, Bruno de Carvalho, podría ser el «autor moral» de semejante ataque, varios años después de haber liderado él mismo a los peligrosos ultras de Alvalade.
«Os vamos a matar. Si no ganáis el domingo, vais a ver». Estas fueron las amenazantes palabras que gritaron los agresivos seguidores a los jugadores, antes de golpear a varios de ellos y provocar la estampida de la gran estrella del equipo, Bruno Fernandes: «Fue un placer estar con vosotros”.
Los integrantes de la banda Juventud Leonina se referían a la final de la Copa de Portugal, que el Sporting ha de disputar este domingo 20 de mayo frente al modesto Desportivo das Aves en el Estadio Nacional de Jamor, en Oeiras (a 20 kilómetros de Lisboa).
La salvaje irrupción al estilo mafioso ha desatado el pánico entre los familiares de jugadores y entrenador. De hecho, los allegados de este último, Jorge Jesus, ya buscan cambiar de domicilio, en vista de que tienen el miedo en el cuerpo.
Así las cosas, la mesa de la Asamblea General del Sporting dimitió en bloque y su máximo representante, Jaime Marta Soares, anuncia un proceso disciplinar contra Bruno de Carvalho con la intención de desalojarlo del sillón presidencial. Él y varios pesos pesados del ‘staff’ directivo insisten en que BdC (como se le conoce en las redes sociales) ha de dimitir inmediatamente por el bien de una sociedad deportiva con tanta solera. Las gravísimas circunstancias se desencadenaron después de quedar fuera de los puestos de Champions, la semilla del caos.
Bas Dost, el peor parado
El peor parado fue el delantero internacional holandés Bas Dost, quien acabó con unas heridas en la cabeza. «Nos quedamos todos aterrorizados. Fue un drama, una amenaza real», declaró el goleador. Varios miembros de la Junta no dudaron en hablar de «terrorismo» y el excéntrico presidente del club se descolgó con las siguientes declaraciones: «Fue un acto delictivo, pero el delito forma parte del día a día». Unas palabras inquietantes viniendo de alguien que, precisamente, ejerció en su día como líder de los salvajes ultras del Sporting, un equipo con pedigrí del que salieron Luis Figo y Cristiano Ronaldo. Hoy, sin embargo, languidece en las aguas del declive.
Más aún, unos cuantos integrantes del once titular llamaron inmediatamente a sus asesores para recabar información y rescindir tal vez sus contratos por «causa justificada».
Asimismo, convocaron a la Guardia Nacional Republicana, que se personó en la Academia de Alcochete y les tomó declaración mientras sus agentes detenían a 21 de los atacantes, que destrozaron el vestuario. El pánico no se hizo esperar, de una forma propia de una peligrosa banda callejera.
La Fiscalía del Estado no tardó en ponerse manos a la obra. Investiga los terribles hechos, después de practicar búsquedas de material en las oficinas a propósito de posibles sobornos para comprar partidos ante el Vitoria Guimaraes y el Feirense.
Las pesquisas desembocaron en la detención del director de fútbol del club, André Geraldes, y de su brazo derecho, Gonçalo Gonçalves, así como de dos empresarios que al parecer actuaron como intermediarios.
¿Qué sucederá el domingo en la final de Copa? El presidente de la República portuguesa, el conservador Marcelo Rebelo de Sousa, y el primer ministro, el socialista Antonio Costa, han confirmado su presencia en el palco de Jamor. Así que, al parecer, el despliegue de seguridad está asegurado.