03/05/2018 El Plural.- Muchos dicen que el nacionalismo se cura viajando. Pero cómo curar a aquellos que padecen los síntomas más graves de esa patología. Cómo enfrentarse a los supremacistas. En Estados Unidos ha decidido enfrentarlos a análisis de ADN. Y los resultados no les han gustado nada de nada.
Test genético de antepasados
Estamos hablando de un movimiento neonazi que no solo habla de política. Para sus integrantes la pureza racial es algo muy importante, la base de su ideología. Así que dos investigadores de la Universidad de California se pusieran manos a la obra. Diseñaron un Test de Genética de los Antepasados (GAT, por su siglas en inglés) por el que pretendían zanjar el debate. O los supremacistas tenían razón y eran una raza pura y superior, o tenían ancestros de todas las razas y su argumentarlo era, como parecía, absurdo. Además, muchas de estas formaciones exigen a sus integrantes ser “cien por cien de procedencia europea, sin gota de sangre judía”.
Los estudiosos sabían donde encontrar nazis. Se nutrieron del foro Stormfront. Aaron Panofsky y Joan Donovan analizaron el perfil genético de 600 miembros de este grupo. Y los resultados solo sorprendieron a los propios sujetos de estudio.
Según la prueba GAT que sirve para conocer el área geográfica de donde provienen los antepasados, menos del 60% de esos ancestros eran de origen europeo. Podemos imaginar la cara de los nazis pensando en de dónde prevendría ese 40% restante.
Porque ahí empiezan los problemas para las mentes cerradas. Como la de ese pobre supremacista que argumentó que desconocía que en Senegal hubiera población blanca cuando le explicaron que sangre africana corría por sus venas. Algo similar a lo que que le sucedió al líder nazi Craig Cobb cuando en un análisis similar dio un 14% de ADN subsahariano.
Las explicaciones de los supremacistas son, evidentemente, peregrinas. Que si el análisis es una conspiración judía internacional, que si da igual si se tiene sangre africana si se es una auténtico racista o que los análisis estaban mal hechos. Tampoco es que se esperara nada mejor por su parte.
