Hace apenas unas semanas nos hacíamos eco de que Marvia Malik se convertía en la primera presentadora abiertamente trans en un canal de noticias en Pakistán. Sin duda, una buena noticia procedente de un país en el que la comunidad LGTB no lo tiene fácil. Prueba de ello es el asesinato de Sheena, una mujer trans de origen afgano, que no pudo recuperarse tras ser víctima de cinco disparos. Shena se ha convertido en la quincuagésimo sexta persona trans muerta como consecuencia del odio tránsfobo desde 2015. Entre ese año y 2017, además, se han contabilizado un mínimo de 1.131 casos de violencia contra este colectivo (208 de los cuales corresponden al año pasado). Así pues, los ligeros avances de la comunidad trans en Pakistán chocan con los abusos físicos y verbales, la actitud humillante de los policías, médicos en hospitales, funcionarios públicos y los informes de palizas.
DOS MANZANAS.- Ha ocurrido en Swabi, una ciudad con más de 123.000 habitantes de la provincia de Khyber Pakhtunkhwa (al noroeste de Pakistán). Sheena, una mujer trans de procedencia afgana, era asesinada a tiros por pura transfobia. Con ella ya son 56 las personas trans que han fallecido por muerte violenta desde 2015. La asociación Trans Action Pakistan ha expresado a través de su cuenta de Facebook que están «desolados». Además, en el muro de esta red social también han publicado fotos del estado del cadáver de la víctima tras los disparos (unas imágenes que hemos optado por no reproducir en esta noticia). Al parecer, la policía busca a dos sospechosos, de los que todavía no ha trascendido su identidad.
Como ya hemos referido en dosmanzanas, la igualdad real de las personas trans sigue estando muy lejana en Pakistán, ya que todavía son vulnerables a los abusos físicos y verbales, tienen que soportar la actitud humillante de los policías, médicos en los hospitales y funcionarios públicos y los informes de palizas y otras formas de violencia dirigidas contra estas personas son comunes. En enero de este mismo año, por ejemplo, recogíamos la noticia de la espantosa agresión a dos activistas de TransAction Pakistan, organización que ofrece refugio y apoyo a quienes son víctimas de discriminación por su identidad de género. Cualquier ley que favorezca a las personas trans, en este sentido, es más que necesaria.
La semana pasada, el activismo trans realizaba algunas relevantes demandas para el colectivo. La presidenta de Pakistan Shemale Foundation, Almas Boby, denunciaba que no hay pabellones separados para las personas trans en los hospitales de este país del sur asiático, por lo que reclaman la habilitación de salas específicas o al menos una habitación en cada hospital para evitar problemas de discriminación.
La muerte de la activista trans Ayesha (tenía 23 años) en un hospital de Peshawar el año pasado es un recordatorio de los peligros a los que se enfrenta la comunidad. La activista, que recibió siete disparos y necesitaba inmediatamente asistencia médica, ni siquiera fue atendida por una enfermera hasta que los miembros del personal decidieran si admitirla en la sala masculina o femenina. Ella murió en medio de esta confusión de los empleados.
Ligeros avances en visibilidad y derechos de la comunidad trans pakistaní
Hace apenas unas semanas nos hacíamos eco de que Marvia Malik se convertía en la primera presentadora abiertamente trans en un canal de noticias en Pakistán. Sin duda, una buena noticia que visibiliza de forma positiva a la comunidad trans de este país. Algo muy necesario teniendo en cuenta que las condiciones de vida de la comunidad LGTB son muy duras, aunque al menos las personas trans gozan de una cierta aceptación social (que convive también, como explicábamos en párrafos anteriores, con la violencia tránsfoba de algunos sectores). Incluso se han desarrollado algunas medidas políticas. En julio de 2009 la Corte Suprema, por ejemplo, daba un paso hacia un cierto reconocimiento oficial de las personas trans y a finales de ese mismo año ordenaba que se reconociera oficialmente la existencia de un «tercer sexo».
En marzo de 2017 una histórica sentencia condenaba a cadena perpetua a los dos asesinos de una mujer trans, y en agosto del año pasado comenzó a tramitarse un proyecto de ley que reconoce el derecho de las personas trans a decidir sobre su propia identidad de género, a modificar sus documentos para que se ajusten a la misma y prohíbe la discriminación en una serie de ámbitos, como la educación, el empleo, la salud, la prestación de servicios, el transporte, la vivienda o el acceso a cargos públicos. El proyecto, tras una serie de modificaciones, fue aprobado de forma unánime por el Senado de Pakistán a principios de marzo.