El centro La Pureza, próximo a San Mamés, cierra sus instalaciones para garantizar la seguridad de alumnos y profesores
MIKEL ORMAZABAL. EL PAÍS.- El Colegio Pureza de María de Bilbao, con un millar de alumnos de 2 a 18 años, es vecino del campo de fútbol de San Mamés. La dirección de este centro educativo religioso ha decidido cerrar este jueves por la tarde sus instalaciones y dar fiesta a los estudiantes ante el riesgo de que se produzcan graves altercados entre aficionados del Athletic Club y el Marsella en los prolegómenos del partido de la Europa League que disputarán a partir de las 19.00. No quieren que los menores se vean afectados por escenas violentas como las que se vivieron el pasado 22 de febrero en los aledaños de la escuela y del estadio entre ultras del club vasco y del Spartak de Moscú.
La Pureza cerrará el colegio a las 15.00, cuatro horas antes del partido, para el que la Ertzaintza, la Policía local y el Athletic han preparado conjuntamente un dispositivo especial para evitar incidentes. El colegio ha comunicado el cierre completo de sus instalaciones en una circular que ha enviado a todos los padres del alumnado y en una notificación oficial remitida al Departamento vasco de Educación. Los responsables del centro piden disculpas por las molestias que va a generar esta decisión, pero la justifican así: «Lo más importante para todos es la seguridad tanto de los menores como de todos los miembros de la comunidad educativa». La dirección del centro ha rehusado dar más explicaciones («No vamos a hablar con ningún medio», asegura un portavoz del colegio) y se remite a la circular. Ante la proximidad de un partido de fútbol declarado de alto riesgo, ¿debe prevalecer la seguridad de los alumnos sobre el derecho a la educación de estos?
La consejería de Educación no pone objeción alguna a la medida tomada por el colegio porque «no se van a perder horas de clase». Los escolares van a recuperar el día 11 de junio las dos horas lectivas que no recibirán el jueves, según indica la dirección en su nota. «No entramos en el debate de si la seguridad justifica el cierre del colegio. Solo exigimos que se nos haga constar cuándo van a recuperar esas clases», explica un representante de Educación.
El colegio ya tomó una decisión similar ante la celebración del Athletic-Spartak en febrero pasado. En aquella ocasión no cerró, pero recomendó a los padres que no enviaran a sus hijos a clase por la tarde porque había peligro de que se produjeran incidentes, como así sucedió a la postre. Una batalla campal entre aficionados violentos de ambos equipos acabó con varios heridos y la muerte por causas naturales de un ertzaina que estaba participando en el dispositivo policial.
Eva Martínez es madre de un niño de 10 años escolarizado en este centro. «Entiendo en parte la decisión de cerrar el colegio, porque está muy cerca del campo y el partido se juega solo dos horas antes de la salida del colegio. Esta vez no nos han dado opción, como hicieron el día del partido contra los rusos. Ese día le llevé y solo aparecieron dos en su clase, y son 26 en total», afirma.
A Idoia Ruiz le viene a la memoria la visita de los aficionados franceses del Marsella en febrero de 2016 y «el follón que se armó aquella tarde». Las peleas empezaron tres horas antes del choque cerca del estadio y la Policía vasca se vio obligada a intervenir en la zona. Detuvo a cinco varones, cuatro de nacionalidad francesa y otro italiano; otro hombre sufrió lesiones en el cuello provocadas con una botella, y dos agentes resultaron heridos por golpes. «Nos tuvimos que encerrar en el colegio porque empezaron a lanzar bengalas en [las calles] Doctor Areilza y Rodríguez Arias», donde precisamente está ubicado La Pureza. A Idoia, con dos hijos de 14 y 10 años que estudian en el colegio, no le parece mal el cierre «porque el jueves puede haber lío». «Es por seguridad, para evitar males mayores y para que los chavales no pasen el mismo trance que hace dos años», apostilla.
El Ayuntamiento de Bilbao ha declinado valorar la medida adoptada por el colegio privado concertado. «Es una cuestión que atañe a ellos», zanjan en el Consistorio, que se remite al operativo que las fuerzas policiales y los servicios de seguridad que contrata el Athletic para estos partidos han montado de cara al choque europeo Athletic-Marsella. «Lo triste es que lleguemos a esta situación por culpa de unos hinchas agresivos. Me parece fatal que el deporte nos lleve hasta este extremo», afirma Maribel Herrero, madre de dos escolares de 10 y 13 años, para quien el cierre del centro es «comprensible y razonable».