JAVIR G. GALLEGO. EL MUNDO.- A la vicepresidenta de la Comisión Europea y responsable de Justicia, Viviane Reding, no le tiembla la mano cuando tiene que lanzar una reprimenda pública a un alto líder europeo.
Lo hizo con el presidente francés, Nicolas Sarkozy, a cuenta de la deportación de gitanos en 2010 y lo ha vuelto a hacer ahora con su sucesor, el socialista François Hollande, por un asunto similar.
La bronca llega después de unas polémicas declaraciones del ministro francés de Interior, Manuel Valls, en una cadena de televisión, donde aseguró que «la mayoría de los gitanos deben ser llevados a la frontera» porque el papel del Estado «no es acoger a estas poblaciones».
Inmediatamente la comisaria Reding ha acusado a Francia de no aplicar su estrategia nacional de integración de los gitanos puesto que se están retirando las ayudas económicas a esta comunidad.
«Hay un aire de elecciones en Francia. Cada vez que no se quiere hablar de cosas importantes como el presupuesto o las deudas, se desquitan con los gitanos», ha dicho esta mañana la política luxemburguesa.
El portavoz comunitario, Olivier Bailly, también ha expresado su preocupación por la política de inmigración que está llevando a cabo Francia.
Después de que Valls reiterara que hay los campamentos de gitanos y para los que los ocupan desde el punto de vista sanitario y de seguridad», la Comisión ha advertido de que si Francia no respeta el derecho de los gitanos a circular libremente por toda la UE podría aplicar sanciones.
«La libre circulación como la libertad de residir en otro país son derechos fundamentales. Si esos principios inscritos en los tratados no son respetados, la Comisión utilizará todos los medios a su disposición» para sancionar esas violaciones, ha advertido Bailly.