Interpol tiene un registro de violentos que ha recabado de los distintos servicios de seguridad nacionales, pero los ultras sin condena se aprovechan de la libre circulación en la UE
Ponerle freno a los ultras es casi como ponerle puertas al campo. Al menos con las actuales leyes europeas. Los violentos aprovechan la libre circulación en la zona UE pese a que la Interpol sabe de su peligrosidad. Las distintas policías conocen a los cabecillas, a los más violentos y peligrosos de cada grupo ultra. Pero no pueden actuar contra ellos fuera de su país. «Por eso se está dando el fenómeno de que los altercados más graves se producen en los partidos de competición europea. Los ultras saben que en sus propios países están vigilados y controlados, pero que fuera de ese espacio están a su libre albedrío. Hay muchos ejemplos, por ejemplo en la última Eurocopa de Francia. Pero también con lo sucedido con los rusos en Bilbao, con los ingleses en Italia o con los italianos en Alemania», dijeron a este periódico fuentes de la Fuerzas y Cuerpos de Seguridad.
«Las normas europeas son muy estrictas con la Ley de protección de datos, y completamente abiertas en la libre circulación de ciudadanos europeos por todo el territorio comunitario. De esto se aprovechan los ultras. Saben que las policías no pueden intercambiar datos de personas que no están en busca y captura, condenadas o con asuntos pendientes con la Ley. Muchos de estos violentos están fichados en sus países, pero si no tienen nada que resolver con los jueces pueden circular libremente sin que oficialmente se pueda poner su nombre en una lista. La lista existe, pero no se puede usar», confirmaron las mismas fuentes.
Por otra parte, tanto la UEFA como la FIFA no aceptan como responsabilidad suya los altercados que se produzcan fuera de los estadios, aunque la bronca salpique sus paredes. Esto jugará a favor del Athletic, que evitó problemas dentro de San Mamés. La UEFA, y también la FIFA, consideran un asunto de orden público que debe localizar y atacar la Policía de cada país si el problema es fuera del estadio. «Pero esto no es exactamente así, porque los organizadores de las competiciones y partidos no pueden descargar toda la responsabilidad. La FIFA y la UEFA también deben ayudar a resolver el problema, y para eso sería muy conveniente que echaran una mano en el Parlamento Europeo para hacer más efectivas las leyes contra la violencia ultra».