El país celebrará elecciones este domingo. Las encuestas dan como ganador al conservador Sebastian Kurz que podría formar coalición con el ultraderechista Heinz-Christian Strache.
LEYRE HERRANZ. EL ESPAÑOL.- Austria respira un ambiente preelectoral complicado a falta de pocos días para la celebración de los comicios legislativos de este domingo. Unas elecciones que presentan al joven candidato del Partido Popular Austríaco (ÖVP), Sebastian Kurz, como posible ganador con el 33% de intención de voto. Si las previsiones se cumplen el conservador no podría gobernar en solitario, por lo que una coalición con el ultraderechista del Partido Liberal de Austria (FPÖ), Heinz-Christian Strache, sería factible. A ello se suma la promesa del jefe del partido socialdemócrata (SPÖ) y presidente, Christian Kern, de que pasará a la oposición si no logra ganar las elecciones, lo que promovería esta apertura de las puertas del poder a la extrema derecha.
El candidato de tan sólo 31 años ha arrebatado al partido de Strache parte de sus votantes y su tema estrella: la inmigración. «El éxito de Kurz es el de una estrategia basada en la creación de una versión descafeinada del FPÖ», explicó a Efe Anton Pelinka, decano de los analistas políticos en Austria. El líder conservador ha sabido utilizar una «expectativa de cambio» y el descontento con la llegada de más de 120.000 refugiados desde 2015 para hacer un «populismo de tono más suave», explica Pelinka. Entre otras medidas, Kurz propone reducir las ayudas sociales a los demandantes de asilo, frenar «hasta cero» la llegada de refugiados y controlar de forma más estricta las asociaciones musulmanas.
Auge y caída del derechista Strache
Hace unos meses que el lider de extrema derecha Heinz-Christian Strache, que se hace llamar «HC» por sus seguidores, encabeza las encuestas de intención de voto con claridad, con hasta un 33%. La consecuencia de este auge fue el malestar social en el país ante la llegada de unos 150.000 refugiados e inmigrantes de Oriente Próximo y África. Strache mantiene que existe una «irresponsable cultura de puertas abiertas a los refugiados» que, en su opinión, ha traído al país más problemas que beneficios.
En el centro del discurso de Strache y su programa están siempre la «patria austríaca», los «valores nacionales y cristianos», pero sobre todo la lucha contra la inmigración, en especial la musulmana.
Algunos hablan de una «obsesión enfermiza» del FPÖ de relacionar cualquier tema político y social contínuamente con la inmigración.
Frente al aumento de la popularidad del líder ultraderechista y sus ideas xenófobas, los dos partidos dominantes del país, el socialdemócrata SPÖ y el conservador ÖVP, empezaron también a usar un discurso duro contra la inmigración. Entonces Strache y el FPÖ vieron cómo su popularidad iba bajando, hasta encontrarse ahora en la tercera posición con algo más del 20%.
Strache trata de distanciarse de su pasado neonazi dentro de la extrema derecha, siendo durante años novio de la hija de Norbert Burger, el principal líder neonazi austríaco tras la II Guerra Mundial. Para ello, ha viajado varias veces a Israel, donde se ha reunido con políticos derechistas, mientras que trata de ganarse la confianza de la comunidad judía local, sobre todo con un discurso duro frente al islamismo antisemita y antiisraelí.
El socialdemócrata Christian Kern puede impedir la coalición
Frente esta posible coalición, el socialdemócrata Christian Kern (SPÖ)lucha por mantener la posición en el Gobierno en la que lleva tan sólo un año y medio, después de que la revuelta de los barones del partido forzara al entonces canciller Werner Faymann a abandonar su puesto. Aunque su popularidad aumentó en sus primeros meses en el mandato, el desgaste del poder se dejó sentir debido al hartazgo de la gran coalición entre socialdemócratas y conservadores, que ha dominado la vida política en las últimas décadas.
Algunos observadores no descartan que Kern, con tal de impedir que suba al poder una alianza xenófoba, euroescéptica y filonazi, termine por acceder a reeditar la llamada «gran coalición» con el conservador Kurz.
El resto de partidos, -Los Verdes, Neos y Lista Peter Pilz- obtendrían porcentajes demasiado bajos, entre el 5%-7% cada uno, como para ser relevantes a la hora de formar una coalición de gobierno.