Los partidos de extrema derecha aumentan su consenso gracias a su lucha contra la inmigración y defensa de la seguridad, con un lema: «Primero, los italianos»
El partido fascista Forza Nuova hace propaganda para una «Marcha de los Patriotas» en Roma, el 28 octubre, 95º aniversario de la marcha sobre Roma que llevó al gobierno a Mussolini.
ÁNGEL GÓMEZ FUENTES. ABC.- El viento fascista es cada día más fuerte en Italia. Sopla sobre el fuego de la inmigración y la crisis económica. Es una extrema derecha agresiva y xenófoba, llena de nostalgia y retórica populista, que aparece en muchas ciudades italianas, sobre todo en Roma, donde se han registrado actos de violencia y enfrentamientos con las fuerzas del orden. Se echan también a la calle escuadrones fascistas que organizan rondas por la «seguridad ciudadana» o contra los vendedores ambulantes extranjeros. Su apoyo crece y pretenden entrar como concejales en algunos ayuntamientos, con lemas que giran fundamentalmente en torno a la inmigración: Soberanía, fronteras y muros, primero los italianos, familia, clase política corrupta y rechazo del ius soli, es decir, la ley que concede la nacionalidad a los inmigrantes nacidos en Italia, ley que aún no ha podido ser aprobada, aunque se presentaba como una de las grandes reformas de esta legislatura, por el miedo creciente que tiene la opinión pública a la inmigración. El politólogo Marco Tarchi, profesor de Ciencias políticas, advierte que «la extrema derecha cada vez más fuerte; el neofascismo es un fruto envenenado de la globalización y es siempre más fuerte no solo en Italia, sino también en Europa».
CasaPound, el fascismo del tercer milenio
La extrema derecha neofascista es todo un universo con numerosas siglas. Destaca, sobre todo, CasaPound, organización fascista que tiene su sede en el Esquilino, barrio étnico alrededor de la estación de ferrocarril Termini, en un edificio de via Napoleone III, con la mayoría de los peatones extranjeros y numerosas tiendas regentadas por chinos. Los militantes de CasaPound ocuparon en el 2003 las siete plantas del edificio público y se apropiaron de él, con la excusa de la emergencia de viviendas y desde entonces residen una veintena de familias. El líder de Casa Pound, Gianluca Iannone, 43 años, productor musical y cantante, justifica así la ocupación del edificio, cuya fachada está presidida por una bandera con el logotipo de la organización: «Era un espacio abandonado y conquistado por un núcleo de familias que lo transformaron en lugar de cultura y agregación». CasaPound, que nació precisamente en el 2003, es el movimiento político fascista que más ha crecido en los últimos años en el norte y sur de Italia. Tiene un centenar de sedes, con miles de inscritos con carnet. Además cuenta con 15 librerías, 20 pubs, 8 asociaciones deportivas y diversos medios de comunicación, con 25 redacciones en Italia y 10 en el extranjero. El nombre CasaPound que se adopta en honor al poeta estadounidense Ezra Pound. Aparte de este edificio central, CasaPound tiene diseminadas sedes prácticamente en toda Roma.
Ideas de Mussolini
En el 2009, el movimiento se transformó en un pequeño partido, abogando por las ideas e Mussolini y con un programa basado en el derecho a la vivienda, trabajo para todos y rechazo a la inmigración, recogiendo sus primeros éxitos electorales. Es un modelo parecido a Amanecer Dorado, el partido neonazi griego admirador de la dictadura de los coroneles, que llegó a desembarcar en el parlamento griego, siendo la tercera fuerza parlamentaria, con un programa xenófobo basado en el empleo, rechazo de la austeridad y fuerte rechazo de la inmigración. Según Simone Di Stefano, 40 años, vicepresidente y responsable de comunicación y propaganda de CasaPound, «la mayoría de sus miembros son jóvenes, que todavía tienen ganas de luchar por Italia». Él los llama «fascistas del tercer milenio», aunque el presidente Gianluca Iannone prefiere hacer más sencilla la denominación: «Fascistas, y basta». En las últimas elecciones generales del 2013, ni siquiera llegaron al 1 % de votos. El sueño de CasaPound es llegar al parlamento, para lo que necesitaría al menos un 3 %. De momento, se conforma con entrar en las instituciones locales. Así, en Ostia, barrio balneario de Roma, con 85.000 habitantes, habrá elecciones locales el 5 de noviembre y CasaPound está en campaña desde hace un año. Su campaña es agresiva y permanente. Sus militantes se organizaron este verano para realizar rondas contra los vendedores extranjeros ambulantes en las playas y contra la prostitución.
Forza Nuova, contra Papa Francesco
Más a la extrema derecha de CasaPound se encuentra Forza Nuova, partido nacionalista y neofascista fundado por Roberto Fiore, en 1997, que considera «superadas las definiciones de derechas e izquierda». Roberto Fiore, que fue condenado en 1985 por asociación subversiva y banda armada, mantiene relaciones con la extrema derecha europea. Forza Nuova intenta reclutar jóvenes de las curvas de los estadios de fútbol. En los últimos tiempos ha aumentado su consenso gracias a una agresiva campaña contra los inmigrantes y a la defensa de algunos ciudadanos desalojados de las casas que habían ocupado en barrios romanos. Al contrario que CasaPound, que es laica, Forza Nuova es un partido católico tradicionalista, próximo a los lefebvrianos, contrarios al Concilio Vaticano II y al Papa Francisco.
«Primero, los italianos», «Roma para los romanos»
En esta lucha del neofascismo romano, al grito de «primero, los italianos», ha surgido otro grupo de ultras, un movimiento que se denomina «Roma para los romanos», liderado por Giuliano Castellino, un grupo próximo a Forza Nuova. «El derecho a la casa para las familias italianas» es el lema que une en su actuación a los tres grupos: CasaPound, Forza Nuova y Roma para los romanos. Así, por ejemplo, el grupo se movilizó en enero pasado para defender del desalojo a una pareja de romanos que habían ocupado una casa en el popular barrio del Trullo: Ella, 17 años, embarazada; él, 20 años, con trabajo precario. Su casa había sido asignada por el ayuntamiento romano a una familia egipcia con cinco hijos.
«Roma para los romanos» organiza rondas en los barrios cada vez que se ofrece la posibilidad de soplar el viento contra la presencia de inmigrantes. La última la realizaron el 18 de septiembre, a las 10 de la noche, «a favor de la seguridad contra las violencias y las violaciones de los inmigrantes», en el céntrico parque de Villa Borghese, donde una mujer alemana de 57 años había sido violada unos días antes. Su líder, Giuliano Castellini, lo llama «resistencia étnica», y la línea la deja muy clara en Facebook: «La patria se defiende a patadas y puñetazos».
«Marcha de los patriotas»
El miércoles mismo, Castellini escribía en su página de Facebook: «La lucha en las periferias no se frena. Crece el consenso hacia ‘Roma para los romanos’ y a Forza Nuova: Los romanos no tienen miedo, a nuestro lado nos han acompañado y nos acompañarán cada vez que sus barrios sean amenazados». Tras afirmar que «las familias, jóvenes y mujeres del pueblo están listos para hacer de escudo contra la invasión», Giuliano Castellino, 40 años, convoca a sus seguidores en este jueves y viernes, «para calentar motores y los ánimos con vistas a la gran Marcha de los Patriotas del próximo 28 de octubre, continuando en el camino de la resistencia étnica y de los derechos sociales». Esta iniciativa está promovida por Forza Nuova, con la justificación de manifestarse contra la ley de «ius soli» y «para frenar las violencias y las violaciones de los inmigrantes». Significativamente se hace coincidir con el aniversario de la auténtica marcha organizada por Benito Mussolini, entonces dirigente del Partido Nacional Fascista, el 28 octubre 1922, que llevó al gobierno al Duce. Ese día desfilaron por las calles de la capital italiana 25.000 camisas negras del Partido Fascista. Sobre la «Marcha de los patriotas», que en este año cae en el 95º aniversario de la marcha fascista, diversos partidos habían pedido oficialmente al ministro del Interior, Marco Minniti, su intervención para evitarla porque es «contraria a la Constitución». El ministro dejó claro este miércoles que esa «Marcha de los Patriotas» no podrá ser autorizada porque «es evidente que tal manifestación está en contraste con la legislación italiana».
Ley contra la apología fascista
Se haría interminable el viaje en la galaxia de la extrema derecha italiana, con infinidad de partidos y asociaciones, que se diferencian por aspectos mínimos. No es casual que ante este viento fascista que sopla cada vez con más fuerza, el parlamento italiano haya decidido ponerle freno. La Cámara de diputados aprobó el pasado 12 de septiembre una propuesta de ley que introduce en el código penal el delito de la propaganda fascista. Se especifica que será castigada entre seis meses y dos años de cárcel «la propaganda y contenidos propios del partido fascista o del partido nacionalsocialista alemán». Se trata de una victoria del diputado Emanuele Fiano, del Partido Democrático, centro izquierda, primer firmante del proyecto de ley, que ahora pasa al Senado para su aprobación definitiva, cosa que en principio parece muy complicada, porque la ley ha creado notable polémica. Votaron en contra Forza Italia de Berlusconi, la Liga Norte, el Movimiento 5 Estrellas de Grillo y Hermanos de Italia. Estos partidos cuentan con votos suficientes en el Senado para rechazarla. Fiano siempre ha sostenido que «no es una ley que va contra la libertad de expresión, sino que servirá a poner freno al renacimiento de los neofascistas y al regreso de la ideología de extrema derecha».
«Italia soberana», éxito de Salvini
Algunos de estos grupos de extrema derecha se ven favorecidos por la linea «lepenista» emprendida por la Liga Norte, cuyo líder, Matteo Salvini, en su afán por cazar votos de cualquier parte y hacerse con el control de la derecha, ha establecido buenas relaciones con CasaPound, cuyos militantes asisten a los mítines de Salvini y han desfilado juntos en Roma. En tiempos de Umberto Bossi, fundador de la Liga Norte, su pretensión era el independentismo. Hoy la prioridad de Salvini es la batalla contra los inmigrantes y la globalización, y la defensa del Estado nacional. La Liga ha pasado de «Padania libre», el lema de Umberto Bossi, a la «Italia soberana sin las ataduras de Bruselas», lema de Matteo Salvini. Con eslogan parecido entró Trump en la Casa Blanca. Matteo Salvini se propone ser primer ministro en Italia liderando una coalición de centro derecha. Silvio Berlusconi, que cumplirá 81 años el próximo día 29 considera que ese liderazgo le corresponde a él. La pretensión de Berlusconi es la de hacer, mediante su partido Forza Italia, un muro de contención contra la extrema derecha. En cualquier caso, Matteo Salvini ha logrado ya un éxito extraordinario: En las elecciones políticas del 2013, la Liga Norte obtuvo el 4,08 por 100 de los votos. Después Salvini fue elegido secretario general y hoy tiene un consenso electoral extraordinario: Los sondeos le dan un 15 % y en algunas regiones del norte llega al 30 %. Este éxito, fruto del cambio profundo que Salvini ha introducido en la Liga Norte, confirma que el viento fascista y de la derecha en general sopla fuerte en Italia.