Una sentencia acaba con la prohibición de que los psicólogos traten a homosexuales para intentar cambiar su orientación
FELIPE BETIM. EL PAÍS.- Una ola de indignación, que se extendió sobre todo a través de las redes sociales, se ha desatado en Brasil después de que un juez anulase la prohibición de que los psicólogos traten a homosexuales para cambiar su orientación. Brasil era hasta ahora uno de los tres países del mundo que declaraban expresamente como ilegales las terapias psicológicas para intentar modificar las inclinaciones sexuales. El asunto de la conocida en Brasil como cura gay es especialmente sensible en un país en el que conviven grupos muy activos en favor de los derechos de la comunidad LGTB e importantes colectivos ultrarreligiosos que defienden públicamente que las relaciones entre personas del mismo sexo constituyen una enfermedad.
Un juez de Brasilia, Waldemar Cláudio de Carvalho, atendió el pasado lunes el recurso de una psicóloga vinculada a grupos evangélicos extremistas y dictó un auto en el que acepta como legales las pseudoterapias de reversión sexual. El incendio se desató de inmediato en las redes sociales, donde el magistrado fue acusado de homófobo y de defender que la homosexualidad es una enfermedad. En realidad, Carvalho no llegó a justificar explícitamente esas pseudoterapias y ni siquiera anuló una resolución del Consejo Federal de Psicología (CFP) que, desde marzo de 1999, prohíbe su práctica. En la resolución, el juez incluso deja claro que asume la doctrina científica de la Organización Mundial de la Salud de que «la homosexualidad constituye una variación natural de la sexualidad humana, no pudiendo ser, por lo tanto, considerada como condición patológica».
Pero, al mismo tiempo, el juez determina que el CFP debe alterar la interpretación de sus normas para no impedir a los profesionales «promover estudios o atención profesional, de forma reservada, pertinente a la (re)orientación sexual, garantizándoles así la plena libertad científica acerca de la materia, sin cualquier censura o necesidad de licencia previa». La regla a la que se refiere el magistrado es una resolución del organismo de los psicólogos brasileños que determina que los profesionales de esa área «no ejercerán cualquier acción que favorezca la patologización de comportamientos o prácticas homoeróticas, ni adoptarán acción coercitiva tendente a orientar a homosexuales para tratamientos no solicitados». El juez apela a la «libertad científica» para concluir que debe permitirse que los psicólogos puedan «estudiar o atender a aquellos que voluntariamente acudan en búsqueda de orientación acerca de su sexualidad, sin cualquier forma de censura, prejuicio o discriminación».
La acción ante la justicia fue promovida por Rozangela Alves Justino, psicóloga y autocalificada como «misionera» que fue suspendida del registro profesional en 2009 por ofrecer pseudoterapias para curar la homosexualidad masculina y femenina. Alves Justino defendía que la atracción por el mismo sexo es una simple consecuencia de «abusos sufridos en la infancia y en la adolescencia por personas que sintieron placer en eso». «El movimiento en favor de los homosexuales se ha aliado con los consejos de psicología y quiere implantar la dictadura gay en el país». proclamó. «Yo tengo mi experiencia religiosa que no niego. Todo lo que hago fuera del consultorio está impregnado por lo religioso. Me siento dirigida por Dios para ayudar las personas que están homosexuales».
Reacciones de las redes
Mientras el Consejo de Psicólogos anunciaba que recurrirá la sentencia, la indignación no cesa desde el lunes en las redes hasta convertir en tendencias mundiales los hashtags #TrateSeuPreconceito (trate su prejuicio) y #HomofobiaNãoÉDoença (homofobia no es enfermedad). Artistas muy populares en el país como las cantantes Anitta y Preta Gil o la actriz Taís Araújo, publicaron vídeos para expresar su protesta. A través de las redes se convocó una manifestación para este viernes en São Paulo. En el Facebook, más de 3.000 personas confirmaron su presencia y otras 15.000 demostraron interés.
Además de Brasil, solo Ecuador y Malta prohíben expresamente que psicólogos ofrezcan pseudoterapias que asociaciones científicas de todo el mundo consideran ineficaces y perjudiciales. Pero ciertos grupos, sobre todo conectados a algunas de las poderosas iglesias evangélicas que en los últimos años han ido ganando terreno en el país, predican soluciones milagrosas o terapéuticas para acabar con la homosexualidad. Esos colectivos actúan como un lobby y tienen aliados dentro del Congreso Nacional, donde el diputado Ezequiel Teixeira, de un pequeño partido llamado Podemos, ha promovido un proyecto de ley que defiende las prácticas psicológicas para acabar con el «trastorno de orientación sexual» y garantizar el «derecho a la modificación de la orientación sexual en atención la dignidad humana».