El Ministerio de Interior de Túnez ha informado del asesinato de un varón, tras sufrir 37 cuchilladas, por un joven con quien había pactado mantener relaciones sexuales. Tras el mortal ataque, lleno de brutalidad, el asesino se puso en contacto con un cómplice para robar los bienes de la víctima. Ambos han sido detenidos y están a la espera de juicio. Según denuncian las asociaciones LGTB, la violencia contra los hombres homosexuales y bisexuales se ha incrementado en los últimos años, ante la aveniencia social y la impasividad de las autoridades.
DOS MANZANAS.- En países como Túnez, donde la homosexualidad no es solo sancionada por las leyes, sino que sufre un fuerte rechazo social, los varones gais y bisexuales se enfrentan tanto al castigo legal, como a la más completa indefensión ante el odio de algunos de sus conciudadanos. A la persecución policial de quienes mantienen relaciones con personas de su mismo sexo y los que defienden sus derechos desde el más valiente activismo, se une la vulnerabilidad de quien debe permanecer en amenazadora clandestinidad.
Eso explica el infortunado destino de un joven tunecino en la región de El Omrane, que fue mendazmente engañado por un congénere, bajo la promesa de mantener relaciones sexuales, algo que debería ser totalmente lícito y no representar ningún peligro. Sin embargo, tras llegar al domicilio de la víctima, el joven le agredió con una botella de cerveza rota, para posteriormente asestarle nada menos que 37 cuchilladas, un ensañamiento que solo se puede explicar desde el odio más feroz. Según su confesión, tras salir de la vivienda fue en busca de otro cómplice, con quien horas después regresó para robar un televisor y otros objetos de valor. Ambos se encuentran detenidos y a la espera de ser juzgados.
Según Badr Baabou, presidente de la asociación de derechos LGTB tunecina Damj, las agresiones de carácter homófobo son habituales en Túnez, con una sociedad que no solo las ignora, sino que incluso las justifica. Muestra de ello son los abominables mensajes en las redes sociales sobre el asesinato del joven de El Omrane, que no solo es disculpado, sino que incluso es aplaudido.
El temor al rechazo social e incluso a inculparse si se formula una denuncia, ya que la homosexualidad está castigada penalmente en Túnez, hace muy difícil contabilizar los hechos violentos. Sin embargo, Baabou constata que el pasado año se conocieron 180 ataques homófobos que entrañaron heridas graves para las víctimas. Una violencia que parece acrecentarse en los últimos años, debido a la fuerte LGTBfobia social y la inoperancia policial ante las denuncias.
La hostilidad contra los ciudadanos LGTB tunecinos
Y es que la persecución social y de Estado hacia los hombres homosexuales y bisexuales tunecinos es incesante. Las detenciones por mantener relaciones sexuales con personas del mismo sexo, como bien saben los lectores de dosmanzanas, son constantes y las condenas a prisión habituales, lo que ha sido calificado por la asociación Shams como una auténtica “cacería”.
Además, los defensores de los derechos LGTB —que luchan por la derogación del artículo 230 del Código Penal, que castiga las relaciones homosexuales con penas de hasta 3 años de prisión— sufren constantes agresiones, hasta el punto de que algunos de ellos han tenido que exiliarse ante las repetidas amenazas de muerte.